Televisa es una empresa socialmente comprometida, bueno eso es lo que  afirman  sus empleados, quienes no pierden la oportunidad de enaltecer la “gran labor social” que la empresa realiza para con el agraciado pueblo mexicano; llega a tan altos niveles su orgullo que el mismo lector de noticias Carlos Loret se queja en su habitual colaboración en el periódico El Universal, de que los patrones no lo hayan invitado a la celebración de la exitosa intervención empresarial que llevaron a cabo en el Senado de la República con la aprobación de la segunda parte de la Ley Televisa, el señor Loret tiene razón al señalar que en su lugar de trabajo no encontró ni champagne, canapés, o de perdis serpentinas que hayan servido para celebrar un triunfo tan anunciado, ni modo don Carlos, esta vez sus patrones lo ignoraron.

Ha sido tan contundente el éxito de la televisora que los locutores televisivos no han parado de anunciar los extremos “beneficios” que a la población le aportará el haber aprobado una ley que de por sí resulta altamente anticonstitucional y contraria a los intereses de la nación; para muestra ahí esta el grotesco botón que ofrece el senador Javier Lozano, quien sin menoscabo de sus intereses muy particulares, se ha encargado de subrayar que ahora sí los mexicanos podremos gozar de los increíbles beneficios que con la aquiescencia de esta ley nos reportará; el senador que lleva un buen tiempo ocupando diversos cargos públicos y por desgracia a la fecha desconocemos cuáles han sido en concreto las aportaciones que a través de su trabajo le haya tributado al pueblo mexicano, porque este señor es muy dado a emitir violentas diatribas en contra de quien no acuerde con lo que opina, pero en este caso prorrumpe en todos los medios oficiales para reafirmar su compromiso con la empresa olvidando que su obligación es con el despreciado pueblo mexicano y no con los intereses de una empresa que tiene años exprimiendo a la nación entera.

Ahora resulta que Televisa es una víctima de un señor que se afirma es el más rico del mundo, y que por lo tanto los mexicanos estamos obligados a apoyarla incondicionalmente porque si no seguiremos sufriendo el infierno en el que nos tiene Telmex y su  propietario, así de canallesco está el asunto, Televisa está urgida de mantener el monopolio de las telecomunicaciones, es la única forma que existe para salvar al país de la crisis en la que después de más de 30 años estamos metidos, según ellos.

Con argumentos tan inverosímiles como absurdos, los legisladores abren un acceso sin retorno a quienes de por sí han gozado de las increíbles prebendas otorgadas por el régimen priista desde hace décadas; la peor desfachatez es que ofrezcan promesas que jamás van a cumplir, una vez que entren en vigor las nuevas leyes tanto Telmex como Televisa presentarán nuevas formas para continuar depredando la economía de los mexicanos, sería una tontería suponer que el imperio telefónico rebajará sus tarifas simplemente porque las nuevas disposiciones así lo determinan, desde su privatización se argumentó que ahora sí los mexicanos íbamos a gozar de un servicio telefónico de primer mundo y con tarifas muy accesibles para la población en general, lo que resultó es que el señor Carlos Slim sencillamente se convirtió en el hombre más rico del mundo gracias a las enormes ventajas que el gobierno mexicano le otorgó.

Pues bien ahora Televisa es víctima de la ineptitud de sus propietarios y esto lo quieren remediar con la varita mágica que los congresistas les han regalado, ojalá y la casa del pueblo funcionara tan eficazmente pero en sentido contrario, es decir en la defensa de los desposeídos y no en la protección de la televisora, que por lo visto no ha medido la verdadera capacidad de su poder.