El pasado 26 de septiembre publiqué una nota sobre el fenómeno en que se ha convertido la presencia de López Obrador en las terminales aéreas de México y la ratificación de los vuelos comerciales como su vehículo de transporte aéreo (“Aeropuerto, AMLO 2018”), lo cual le permite la interacción espontánea con los ciudadanos que hacen filas para saludarlo, tomar fotos y videos, dialogar un poco, plantear alguna problemática, etcétera. Señalé, además, que contrario a lo que han dicho sus críticos, sí es posible gobernar de esta manera pues le proporciona al presidente electo la cercanía con el interés social que siempre ha mostrado en sus recorridos por el país.
Cuando traté de paso el tema de la polémica construcción del nuevo aeropuerto, caí en la cuenta de que dudaba al escribir sus iniciales, pues en las notas recientes el nombre aparecía como Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), cuando por meses y aún años se le conoció como Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), que es más propio pues se supone que es el aeropuerto de la ciudad que suplantaría al actual Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México.
La extrañeza me llevó a encontrar un texto de José Luis Luege Tamargo, “NAIM vs NAICM” (El Universal; 09-04-18), donde escribe sobre el aparente sutil cambio de nombre sin que se haya dado una explicación al respecto, y el significado detrás del mismo. Sutil en apariencia, porque en realidad manifiesta la ambición de los grupos de interés detrás del proyecto. La transformación, dice Luege, fue realizada por el responsable de la construcción del aeropuerto, el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México. Luege es un conocedor a fondo del tema y opositor a la construcción de las nuevas instalaciones en Texcoco a causa del grave daño ecológico que va a ocasionar si no se detiene. Ha hablado profusamente al respecto y de hecho, a pesar de su personal historial político, se ha reunido con los responsables del gobierno recién electo.
Luege Tamargo afirma que el nuevo aeropuerto tiene que llamarse NAICM y no NAIM porque representa a toda el área conurbada. No obstante, la eliminación de la “C” es importante porque significa que los intereses detrás del mismo no quieren negociar nada con la Ciudad de México (ex D.F.) y que no les interesa en absoluto un desarrollo metropolitano armónico. Esos intereses son los del grupo de poder que ha gobernado el Estado de México durante los últimos decenios y el que llevó a Peña Nieto a la presidencia de la república.
Coincide perfectamente este texto de Luege de abril pasado con la información que, en el contexto de la consulta sobre la construcción del NAICM (preservemos la “C”), el presidente electo ha dado a conocer este 8 de octubre. Informa que estuvo a punto de lanzarse, presumiblemente desde la presidencia de la república, una campaña en favor de la construcción de Texcoco. Por otra parte, López Obrador señala que el fideicomiso de construcción acaba de solicitar una ampliación presupuestal de 88 mil millones de pesos para continuar la obra (“Esto no es posible. Nosotros no podríamos financiar esto” con dinero público, dice determinante). Obra que, contrario a lo que se ha sostenido, apenas tiene un 20% de avance y no un 30 o 35%. Y es que las aguas se revuelven conforme se acerca el momento de la consulta y cuando se ha estado aportando información de que acaso el actual aeropuerto y el de Santa Lucía sí son finalmente compatibles. Urge esta información completa.
Vale la pena leer la argumentación de Luege Tamargo sobre la eliminación de la “C” del NAICM. Transcribo un amplio fragmento (ya que El Universal no permite copiar y pegar; qué jodido):
“El asunto no es menor, por el contrario, creo que obedece a una serie de intereses detrás del proyecto más importante del país que están directamente vinculados al desarrollo futuro de la zona oriente del NAICM y que pertenecen a los municipios de Atenco y Texcoco y a la ocupación ilegal del resto de la Zona Federal del Lago de Texcoco (ZFLT).
“La presión que se ejerció desde tiempo atrás para construir el NAICM en la ZFLT, viene del grupo dominante que ha gobernado al Estado de México las últimas administraciones y hoy, la Presidencia de la República.
“Muchas veces me tocó como director de la Conagua discutir con las autoridades del Estado de México sobre el ámbito de jurisdicción de los terrenos de la ZFLT. Invariablemente, insistían en que los terrenos pertenecían al Estado y concretamente al municipio de Ecatepec. En efecto, hay algunos mapas que delimitan la frontera de Ecatepec incluyendo la ZFLT.
“Esto, evidentemente, no corresponde a la correcta delimitación constitucional porque los territorios de los estados colindantes con el Lago de Texcoco fueron establecidos cuando… mantenía una gran superficie de inundación incluso en época de estiaje. El Decreto para crear el Plan Lago de Texcoco en 1971, fijó la superficie de la ZFLT en 14 mil hectáreas (ha).
“Lamentablemente se indujeron invasiones desde los municipios de Ecatepec y Chimalhuacán, por lo que en 1982 se emitió un nuevo decreto que fijó la superficie en 11 mil 600 ha. En la administración de… Felipe Calderón se liberaron invasiones y se adquirieron terrenos ejidales para que finalmente el área de la ZFLT quedara en 13 mil 300 ha.
“Por lo tanto, este territorio no le pertenece al Estado de México, son y seguirán siendo zona federal, tal y como lo establece el Art. 27 de la Constitución, donde se considera a los lagos, lagunas y cuerpos de agua permanentes o intermitentes como ‘zona federal’ y pertenecientes a la Nación.
“Los grupos de interés detrás del NAICM le quitaron la ‘C’ de ‘Ciudad’ precisamente porque no quieren negociar nada con la Ciudad de México; porque tienen una idea equivocada de ‘pertenencia’ de estos terrenos, pero lo más grave, porque no tienen el más mínimo interés en un desarrollo armónico metropolitano.
“La ‘Ciudad’ no es sólo el territorio de lo que fue el D.F., hoy Ciudad de México; la Ciudad corresponde realmente a toda la Zona Metropolitana… y por lo tanto, de concretarse el proyecto de NAICM, tiene que ser de la Ciudad de México.”.
P.d. Es de suma importancia que en el asunto del nuevo aeropuerto no prevalezca el interés de un grupo sino el de la sociedad; el bien común. Urge la información definitiva sobre la compatibilidad entre los aeropuertos de Santa Lucía y Benito Juárez. Es tan grave el asunto -que oscila entre el ecocidio y el gran negocio del grupo del Edomex-, que ni siquiera tendría que haberse considerado la consulta sino haberse tomado una decisión para desarrollar el aeropuerto en Tizayuca o activar con intensidad los aeropuertos del Estado de México, Morelos, Puebla y aun Querétaro.