En un asunto tan complejo como lo ha sido durante más de diez años lo relativo a la edificación de la Villa Panamericana como parte de una necesidad ante lo que en su momento constituyó brindar hospedaje a los atletas que participarían en los Juegos Panamericanos que albergó Guadalajara en 2011, una vez concluido con éxito el certamen deportivo en nuestra entidad, se desencadenaron una serie de conflictos legales ante lo que representaba la defensa de El Bajío, -que es precisamente el sitio donde se ubica la mencionada construcción- y que hasta hace muy pocos días han quedado solventados con la firma de un convenio signado por las partes que habían estado en conflicto.

En la semana que recién concluyó, se logró finalmente llevar este asunto a buen puerto y eso nos debe dejar no solo tranquilos a los jaliscienses sino satisfechos.

No es tema menor lo que se alcanza con la firma del mencionado convenio, puesto que se logra el compromiso de los Desarrolladores a cumplir con exactitud las 56 condicionantes que impone la AUTORIZACION CONDICIONADA EN MATERIA DE IMPACTO AMBIENTAL dictada en su momento por la Secretaría de Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable (SEMADES) el 7 de diciembre de 2009; además del DICTAMEN TRAZO, USOS Y DESTINOS ESPECÍFICOS, emitido por el Ayuntamiento de Zapopan en junio de 2011 (Dict/2011/0775), así como las recomendaciones de LAS MESAS DE TRABAJO CUENCA BOCA DE LA ARENA, que obliga a la elaboración de estudios detallados del acuífero, incluyendo hidrología superficial y subterránea, así como estudios de riesgo a la biodiversidad; un mecanismo de evaluación ambiental estratégica.

Un acuerdo fundamental es el tema de la densidad de población en el área pasando de 15 hectáreas a 26, con lo que en lugar de 400 personas por cada hectárea se reduce a máximo de 100 por hectárea, un total sumo de dos mil 670 habitantes.

Otro tema sustancial es el respeto irrestricto al plan parcial vigente que data de 2008, dejando sin desarrollar cerca de 100 mil metros del predio, y utilizando solo para fines de equipamiento y no habitacional de cerca de 10 hectáreas, no edificando más para uso habitacional y respetando y dejando libres de construcción las áreas de infiltración y causes naturales de arroyos para protección del acuífero, además del sistema de estación meteorológica y el sistema de monitoreo permanente de la cantidad y calidad del agua.

El convenio también pondera la creación del Instituto de Monitoreo del Ciclo del Agua en la Cuenca de El Bajío Atemajac. Esta sociedad estará integrada por científicos y organizaciones civiles, misma que se encargará de vigilar que los acuerdos se cumplan y además los actos de incumplimiento serán sancionados por la Profepa y la Conagua, o un juez administrativo.

La pretensión de las organizaciones que en su momento interpusieron las demandas era la anulación de una serie de instrumentos legales mal otorgados por una autoridad, concedidos fuera de los parámetros legales, sin considerar el impacto ambiental, sin considerar los limitantes propios del dictamen de uso de suelo y obviamente el plan parcial, con un desfase en la densidad permitida y con cuestiones fuera de parámetro y eso es algo de lo que se consiguió con el acuerdo.

Es evidente que lo ideal habría sido no se hubiese construido ese complejo de Villa Panamericana y también lo preferible habría sido acordar su demolición. Pero se debe reconocer que no es algo usual que se apruebe una demolición y la autoridad difícilmente se va a atrever a dictar una sentencia en ese sentido, entonces al surgir la posibilidad de diálogo, del esquema que existe ahora de mediación, es una buena herramienta de conciliación y se debe subrayar que se logró una salida bastante buena.

Habrá que recordar que la mala planeación de los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011 provocó que la Villa Panamericana se construyera tarde y en un lugar inadecuado, lo que la convirtió en un elefante blanco muy caro para el erario. Terminado en octubre de 2011, este complejo de 650 apartamentos y 6.5 hectáreas de jardines que pretendía comercializarse como vivienda de lujo para recuperar la inversión, fue ubicado en una zona de recarga acuífera en El Bajío, a un costado del Bosque La Primavera, por lo que al terminar el evento deportivo el ayuntamiento de Zapopan decidió no entregar el permiso de habitabilidad.

Desde noviembre de 2011 el complejo ha estado vacío y su mantenimiento y seguridad, ha corrido a cargo del erario público estatal”.

“La construcción de la Villa Panamericana costó aproximadamente mil 400 millones de pesos, 340 de los cuales fueron aportados por el Instituto de Pensiones del Estado tomando un préstamo del ahorro de los trabajadores que no ha sido pagado; en tanto, el gobierno estatal aportó 587 millones de pesos a través de la entonces Inmobiliaria y Promotora de Vivienda de Interés Público del Estado (Iprovipe), hoy Instituto Jalisciense de la Vivienda.

Desde que se construyó este complejo han pasado varias administraciones municipales en Zapopan que no han podido autorizar su habitabilidad debido a los distintos litigios iniciados por organizaciones civiles y vecinos de la zona que se han visto afectados por este desarrollo, que atenta contra una importante zona de recarga acuífera y de mantos freáticos”. (El Universal 11-10-2015).

A fin de darle un uso que no impactase tanto la zona de amortiguamiento del bosque La Primavera se llegaron a hacer diversas propuestas; desde convertirla en un albergue para personas de la tercera edad o en un complejo de oficinas gubernamentales o para brindar servicios de salud, hasta utilizarlas para dar albergue a refugiados de la guerra en Siria, construir un centro de salud, o entregarla a la administración federal para que albergase el Conacyt.

Así pues, no hay duda de que se logró la mejor salida en torno al asunto de la Villa Panamericana, toda vez que existía un alto riesgo de perder los juicios existentes desde hace más de una década, los procesos legales eran ya insostenibles y se tuvo que optar por un mal menor para concluir de manera satisfactoria y benéfica para la zona de El Bajío.

El convenio de negociación alcanzado como mecanismo de Justicia Alternativa pone fin a los juicios y procedimientos en relación al conflicto jurídico.

No solo debemos estar tranquilos sino satisfechos de lo que se ha conseguido, aunque hace falta se dimensione más porque muy poca gente se ha preocupado por conocer el alcance real de este convenio que además sienta un precedente como modelo de conciliación; tiene una serie de bondades que van a ser útiles no solo para El Bajío o la Villa sino para el fondo de lo que puede ser la resolución.

Ahora sigue que cada autoridad haga su parte, y que haya continuidad y seguimiento al cumplimiento de los temas.