Resiliencia
En el ámbito de la psicología se entiende como la capacidad que posee una persona para hacer frente a sus propios problemas, superar los obstáculos y no ceder a la presión, independientemente de la situación. Es, se dice, la capacidad de un individuo para sobreponerse a períodos de dolor emocional y traumas. Se corresponde, de manera aproximada, con el término "entereza".
Ahora bien, si tomamos como base que Donald Trump ha sobrevivido a seis bancarrotas, dos divorcios, 26 acusaciones de acoso sexual, más de 4 mil procesos judiciales y dos impeachments (procesos judiciales), entonces se tiene que reconocer que el hasta hace poco presidente de Estados Unidos de América, es un personaje resiliente, que ha mostrado capacidad para adaptarse a las situaciones adversas con resultados positivos para su propio beneficio.
La resiliencia también es la capacidad de tener éxito de modo aceptable para la sociedad a pesar de un estrés o de una adversidad que implica normalmente un grave riesgo de resultados negativos.
Bajo ese precepto de resiliencia, bien vale recapitular que Donald Trump se convirtió recientemente en el primer presidente del vecino país del norte en ser sometido a dos impeachments con apenas un año de diferencia y salir absuelto de ambos.
En septiembre de 2019, al hasta hace unos días inquilino de la Casa Blanca, se le acusó de abuso de poder y obstrucción al Congreso, luego de que hubiera ejercido presión sobre el Gobierno de Ucrania para que llevara a cabo una investigación en contra de su eventual contrincante presidencial Joe Biden, y su hijo Hunter. Dicha investigación habría ayudado a Donald Trump en su aspiración a la reelección. De manera que los demócratas lo acusaron de ponerse por encima de la ley y de ignorar las normas de conducta que debe tener un presidente y que están establecidas en la Constitución.
Tras los eventos de violencia perpetrados por una turba de sus partidarios durante el asalto al Capitolio, el 6 de enero de este año, La Cámara de Representantes, encabezada por la lider demócrata, Nancy Pelosi, aprobó un segundo proceso de destitución, esta vez por lo que calificó como una "incitación a la insurrección".
El asalto al Capitolio ocurrió el mismo día en que el Congreso debía refrendar los resultados electorales que le dieron la victoria a Joe Biden. En aquella jornada, Donald Trump llamó a sus seguidores a desconocer los resultados, convocó una manifestación en Washington, los llamó a marchar hacia el Congreso y a "luchar como el diablo". Para muchos, el detonante de los infortunados y violentos episodios ocurridos en Washington, en los cuales murieron cinco personas, cuatro civiles y un policía.
Pero el pasado sábado 13 de febrero, 57 senadores (50 demócratas y 7 republicanos) votaron a favor de condenar a Donald Trump frente a 43 votos que optaron por declararlo inocente. Faltaron 10 votos para que la Cámara Alta alcanzara los dos tercios necesarios para condenar al expresidente, que una vez más hizo valer su poder al interior del partido republicano que lo salvó nuevamente.
Los problemas sin embargo, han sido fieles acompañantes de este polémico personaje que toda su vida ha acaparado los reflectores, y prometen seguirlo en su sinuoso andar.
De acuerdo con medios de comunicación, Donald Trump deberá hacer frente en los próximos cuatro años al pago de deudas valoradas en cientos de millones de dólares. The New York Times calcula que vencerán créditos por valor de 300 millones de dólares que él mismo ha avalado. El Financial Times, por su parte, cifra en 900 millones de dólares la deuda de sus negocios inmobiliarios que vencerá en los próximos cuatro años. Hacienda, asimismo, le reclama una deuda de otros cien millones de dólares, procedente de una deducción fiscal que, al parecer, no le correspondía.
La fortuna de Donald Trump
Forbes valora su fortuna en 2.500 millones de dólares, suficiente en apariencia para hacer frente a sus deudas. Los negocios de la Corporación Trump, sin embargo, han sido muy vulnerables a la pandemia. Hoteles, campos de golf y edificios de oficinas no están rentando lo mismo que antes. Los bancos, además, hace años que no confían en él. El Deutsche Bank es el único que sigue prestándole dinero y puede que no por mucho tiempo si los problemas con la justicia se le amontonan.
De todos los casos judiciales abiertos, los que más le preocupan, según se señala, son los que lleva Cyrus Vance Jr. en Manhattan y Letitia Jones, la fiscal general del estado de Nueva York, porque pueden llevarlo a la ruina, además de a la cárcel.
La fiscalía sospecha que ha cometido fraude bancario al ocultar el verdadero estado de sus negocios a la hora de solicitar créditos y seguros. Tal como ha revelado The New York Times, Donald Trump ha utilizado prácticas contables muy abusivas para dejar de pagar impuestos o pagar los menos posibles. La Corporación Trump es sospechosa de llevar dos contabilidades paralelas. Una exagera las pérdidas para minimizar los impuestos y otra exagera las ganancias para obtener créditos y seguros a bajo coste.
De la Casa Blanca a la cárcel
Documentos oficiales de la Corporación Trump, por ejemplo, aseguran que los viñedos de su propiedad en Virgina ocupan 2.000 acres, cuando sólo ocupan 1.200, que la Torre Trump de la Quinta Avenida de Nueva York tiene 68 plantas cuando tiene 58, o que dispone de 55 parcelas edificables en un golf del sur de California cuando sólo tiene 31.
Michael Cohen, su antiguo abogado para todo, es la fuente de gran parte de la información que ha reunido la fiscalía de Manhattan. Cohen se declaró culpable en 2018 de varios delitos fiscales, así como de mentir al Congreso y fue condenado a tres años de prisión. Ahora está convencido de que “Donald Trump será el primer presidente que pasará directamente de la Casa Blanca a la cárcel”.
Son tal la cantidad de pendientes que tiene frente a la justicia, que a pesar de que ha dado claras muestras de su capacidad para salir fortalecido de la adversidad, no es ocioso preguntarse ¿cuánto más podrá prevalecer su resiliencia?. ¡Al tiempo!
Opinión.salcosga@hotmail.com