¿Puede un eficiente asesor de empresas hacer que su vida tenga también un sentido espiritual? Este es un caso que parece confirmar la excepción a la regla.

Madrid, España.- Tirso Esteve Morlán, nacido en Binéfar, un próspero pueblo ganadero de Aragón, pasó algunas temporadas de su niñez en este monumental sitio levantado en la sierra de Guadarrama, justo a las afueras de la capital de España.

Ahora, en los albores de la primavera de 2016, Tirso guía a un reportero mexicano y a su hijo adolescente por lúgubres vestíbulos interminables, bóvedas de más de veinte metros de altura y un templo custodiado por dos arcángeles hechos con el bronce de cañones de guerra. Estas son las vísceras del Valle de los Caídos, el sitio imposible que imaginó y ordenó construir un dictador como su tumba.

Aquí yacen los restos de cientos de víctimas de la guerra civil española y de Francisco Franco, el militar anticomunista que durante 39 años gobernó España y a quien se le responsabiliza de miles de muertes, encierros y destierros de sus opositores. Quizá por eso el lugar tiene escasos visitantes y hay mucha vigilancia para evitar ataques contra la cripta del dictador, cosa que ya ha sucedido en diversas ocasiones.

Cuando lo recorría de niño, Tirso no veía este sitio como algo sombrío. Pasaba los días con los monjes benedictinos que también viven aquí y que pese a la tumba faraónica, han buscado que este lugar sea un centro de oración y meditación sobre los problemas espirituales del ser humano. Así, el Valle de los Caídos es un espacio que al recorrerlo en la actualidad irradia lo sombrío y lo sagrado.

La historia de la vida de Tirso ha transcurrido justo entre ambos terrenos. Por un lado, estudió en Francia, negocios y diversas herramientas del crecimiento humano (hoy algunos lo llaman coaching), lo que le permitió ser hasta la fecha un respetado asesor de diversas compañías, algunas de ellas mexicanas con inversiones europeas; por el otro, es un terapeuta que ayuda en lo individual y familiar en un pequeño consultorio ubicado en el barrio madrileño de Chueca. Lleva treinta años con esta dualidad que parece difícil de lograr y que en ocasiones lo orilla a tener momentos de confrontación interior. Así lo relata:

“Durante mucho tiempo pensé que para hacerme valorar en la vida tenía que aportar a los demás experiencias exóticas, heroicas, sorprendentes, originales y genuinas. Pensaba que tenía que ser el más de lo que fuera aunque fuera ser el más triste y el más malo. Fui una especie de coleccionista de experiencias y un inventor de historias, también de mentiras, mentirijillas. Esto me llevó en diversas épocas a desarrollar trabajos que ni sabía hacer ni me interesaban, a no ser que fuera por esa ansiosa necesidad del reconocimiento. Lo importante era llenarme por la mirada de los otros. Aprendí el lenguaje de los mundos del crecimiento personal, el de algunos movimientos espirituales, experimenté caminos que proponen algunos chamanes, en el Amazonas  y otros lugares, encontré a muchos que como yo buscábamos un poco de sentido para esta vida, pero me costó entrar en las experiencias a las que yo antes les ponía palabras. Seguí a mucha gente para que me arreglaran la vida, incluso quise creerles sin creerles. Cada vez que encontré a otros coleccionistas de experiencias, me despertaron grandes crisis de rabia. Siempre había alguien con algo más sorprendente. Me di cuenta que perseguir lo exótico antes que la felicidad tiene un gasto de energía que enferma y deprime”.

– ¿Cómo adquiriste la consciencia sobre esto?

– A veces decidimos demasiado por lo que nos apetece más que lo que es bueno para nuestra vida a largo plazo… Nadie nos ha enseñado a leernos dentro. Algunos entienden eso como  hacer lo que nos da la gana, sin embargo, cuando conseguimos entrar en esa observación de nosotros, nos damos cuenta de que hay una riqueza inmensa, que va más allá de lo que nuestra mente puede comprender. En nosotros hay lugares tranquilos que están unidos con todo.

– ¿Cómo ocurrieron estas crisis en ti?

– Según mi experiencia, las peores crisis vienen de malas decisiones, de decisiones con poca consciencia, de decisiones que tienen como objetivo el ser vistos y valorados por otros más que el sentirme visto y valorado por mí: decidir a partir de mis imágenes de lo que es el éxito sin tener en cuenta mis cualidades intelectuales, físicas, espirituales, sin ni siquiera creer que es posible vivir tranquilamente feliz, sin querer ser otra cosa que la que soy…

– ¿Por ejemplo…?

– Escoger estudios u oficios a partir de criterios de éxito económico más que a partir de la búsqueda profunda de la felicidad de mi entorno y mía. Buscar el éxito más que la pasión por la vida; amar desde la imagen del amor del cine, persiguiendo momentos de éxtasis, imaginando más que sintiendo lo que tengo que hacer y decir, leyendo manuales de amor en lugar de amar, pensando que el amor es apropiación, fusionando por miedo a la pérdida. Qué bonito es poder amar a al otro para que sea feliz aunque sea sin ti.

– Lo que planteas parece ser un compendio de las frustraciones comunes…

– Hay personas que vienen a mí agotadas de tanta energía gastada, de tantas malas decisiones, personas que vienen descreídas. Es muy típica la frase esa: “Si hubiera vivido mi vida de otra manera hoy no estaría en esta situación”. Y yo pregunto: “Y si ahora tomamos las decisiones adecuadas, ¿puedes cambiar tu vida?, ¿crees que es posible?, ¿estás dispuesto a cambiarla?”. Algunos se sienten arrepentidos de actos que les llevaron a perder a su pareja, su trabajo, enfermedades que vinieron por no poner a tiempo remedios que ya sabían.

Otras personas vienen llenas de conocimientos sobre cómo crecer, cómo meditar, cómo encontrar a Dios, cómo amar, cómo tener sexo. Un buen chamán me decía: “Tenemos las instrucciones de cómo funcionamos pero nos conformamos con leerlas más que en ponerlas en marcha”. ¿Qué prefieres, tener todo lo que desees o ser plenamente feliz?, ¿serías capaz de renunciar a todo lo que deseas a cambio de ser plenamente feliz? Si fuera posible, ¿qué vida escogerías vivir?, ¿qué te gustaría hacer de tu vida de pareja?, ¿de tu empresa? Y ahora piensa: Cuando te levantas cada día, ¿cuántas de tus acciones van orientadas en construir lo que quieres parta tu vida?-

– ¿Y tú cómo te fortaleces?

– En algunas ocasiones me cruzo con seres evolucionados en lo que yo necesito para mejorar. Algunos de ellos me hicieron comprender que el amor también es firmeza, que la felicidad también está precedida de determinación y acción, que solo no puedo, que necesito a los otros y a la tierra y al universo y a los mundos. Que sin mí nada se produce en mí, que es necesaria mi presencia para avanzar, que mi esencia está en mí y viene de algo muy grande, que en eso que me transciende está la mayor evolución de todo.

Y me nutro mucho también riendo y haciendo fiesta. Me gusta salir y pasear. Me gustan las montañas de donde vivo y el silencio, y me gusta la gente a la que le gusta ser normal…

– ¿Cuáles son los libros que guían?

– Libros espirituales como El Tao Te King, El libro tibetano de la vida y la muerte, la Biblia… Y hay otros que son una referencia importante: El poder del ahora y Un mundo nuevo ahora, Eckhart Tolle; La libertad y el amor, de Consuelo Martín; Chamanismo, de Manuel Almendro; y Amar lo que es, de Byron Katie. Pero he de confesar apenas los leo. En ellos encontré pistas interesantes pero hoy no siento necesidad de nutrirme con libros de auto ayuda, otra cosa son los libros sagrados.

– Sé que estás escribiendo tu primer libro. ¿Cómo lo describirías, tanto en lo material como en su contenido?

– Mi libro tiene una portada con un paisaje cálido, con campos de cultivo y con caminos por los que pasan las gentes que los cuidan. Tiene tonos amarillos, es un atardecer soleado en épocas de verano. El título podría ser algo así como “Todo ocurre si tú estás”. La portada nos abre a un libro que recoge una experiencia de vida y que trae una propuesta de tranquilidad. El libro nos enseña que hay creencias que nos esclavizan para la vida. A veces para no asumir la responsabilidad de adultos con nuestro entorno nos hacemos como niños, otras veces buscamos experiencias de sufrimiento para que los demás nos valoren. El libro es una invitación a asumir mi responsabilidad en la vida conmigo y con todo como única vía para llegar a vivir pleno y realizado. Llega el que cree, el que se atreve, el que moviliza su voluntad, el que comprende, el que se vacía de expectativas y fluye de forma consciente con la vida.

Nada ocurre en mi vida sin mí. Sin mi nadie puede hacer nada por mi vida. La mujer tiene que ser plenamente mujer y el hombre plenamente hombre, la vida es también pasión, escucha, actitud de comprensión. La vida tranquila y feliz es perdón, es solidaria con los otros. Purifica el servicio a los otros, la compasión, la firmeza…

– ¿Tus experiencias como asesor empresarial están recogidas ahí?

– Es un libro para gente de empresa también, pero en el lado humano del directivo. El directivo que comprende que la primera misión de una persona, una institución, una empresa es facilitar el desarrollo y felicidad de las personas. Le hablo a personas con o sin responsabilidad empresarial y social que quieran hacer un camino de mirada hacia adentro, hacia afuera, que se perdonen, que perdonen, que creen sus propias vidas, que tomen decisiones, que sean pacíficos, que sean firmes, que se dejen sentir lo que nos transciende.

Alguien que acaba de leer este libro siente que la vida es más fácil, que una gran parte de lo que nos pasa (en una sociedad acomodada) tiene mucho que ver con las decisiones que tomamos. En este libro aprende a discernir un poco mejor y con una intención basada más en lo que hace feliz a la persona y el mundo más que en el éxito.

Me toca muchas veces acompañar directivos y empresarios en proyectos empresariales; selección de personas, definición de modelos de negocio, preparamos charlas, reuniones…

Y todo eso es muy importante y también lo es que tengamos claro el propósito que tenemos para la vida.