Antes de comenzar escribir mi artículo quisiera emitir una felicitación a todos los de nuevo ingreso a la UNAM  que son parte ya de la comunidad puma y un fraternal abrazo para los que fueron rechazados, pero además a implorarles a ellos que jamás abandonen su sueño, que siempre luchen por alcanzarlo y que jamás se den por vencidos, porque al final, si realmente lo desean estarán ahí y no dejarán de aprovechar esa oportunidad y a ellos les dedico mi opinión del día de hoy.

A lo largo de los años, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha tenido múltiples huelgas en diferentes contextos y con diversos motivos, pero siempre resguardadas con el pretexto de la ?privatización de la educación? ningún rector de la máxima casa de estudios ha podido eliminar el pase automático del que gozan muchos alumnos que no merecen ese lugar, y de lo han tratado de hacer, lo han tratado.

Existen muchos mitos sobre el rechazo del examen de admisión, que si porque no se tiene suficiente talento o por el simple hecho de que deben salir sorteados, grandes mentiras que parecen aceptables. Tal vez, ustedes dirán que no entran porque no estudiaron lo suficiente y no pudieron entrar. En cierta manera es verdad, pero realmente no es la culpable.

Hace algunas décadas, era más fácil entrar a estudiar medicina que pertenecer a las Fuerzas Armadas de México, que ahora se encuentran en una batalla contra el crimen organizado o inclusive ser parte de una banda del narcotráfico era casi imposible. Ahora, te piden una calificación perfecta en los 120 reactivos del examen por arriba de los 100 aciertos, es más fácil tratar de entrar al CCH Oriente y obtener el puntaje del pase directo para estudiar la carrera.

Lo cierto es que la UNAM no tiene la culpa de ser la más demandada de todas las universidades del país, pero eso no quita que la extensión de su matrícula no pasa de los 15 mil alumnos aceptados desde la huelga del 2000. En aquel período, por su mala reputación, llegó a aceptar hasta el 19% de los aspirantes.

Hoy en día, apenas el 8.9% logró tener un lugar en las 112 carreras que ofrece la institución; cuenta la leyenda que en los tiempos de Alejandro Echeverría ?El Mosh? apenas se llegaron inscribir 64 mil 400 aspirantes, obviamente porque nadie quería estudiar ahí, esto se contrasta con los 117 mil 29 aspirantes de 2015 a las licenciaturas de la azul y oro, pero el número de lugares, siguen siendo los mismos del año 2000.

Esto aunado a que existen salones secuestrados por el Consejo Nacional de Huelga en cada piso de los inmuebles de las facultades y que son ocupados para guardar los expendios de los vendedores o para organizar fiestas, peor aún, para organizar asambleas de 15 personas que deciden el posicionamiento de los estudiantes en la participación de marchas o cierres de la escuela.

El rector de la Universidad, Narro Robles, ha estado derrochando recursos para la construcción de más edificios y se espera que para el siguiente ciclo escolar crezca la matrícula a 25 mil lugares para las diferentes licenciaturas. Lo cierto es, mientras siga existiendo un pase automático y salones secuestrados seguiremos teniendo lugares por personas que no merecen estar ahí y que ese más del 90% que se quedó fuera les garantizo que lo  hubiera aprovechado más que cualquier personaje que se la pasa en las islas de CU tomándose una caguama u organizando fiestas para el fin de semana que comienza desde el jueves.

¿Y usted cree que se merecen el pase automático los estudiantes de la media superior de la UNAM?