La semana pasada anuncié la publicación próxima de mi libro “La Crisis del Reformismo Educativo en México. Observaciones críticas del período 2013-2020” (1). A raíz de la socialización de algunos fragmentos del mismo, se han planteado algunas interrogantes. Colegas, amigos y amigas, me han preguntado, por ejemplo: ¿Por qué crisis del "reformismo educativo" y no de las "reformas educativas"? En lo que sigue expondré algunas ideas y argumentos al respecto, y compartiré algunos comentarios recibidos de maestras y maestros.

Hay, al menos, tres razones para hablar de crisis del “reformismo educativo”: 

  • 1) Porque hay un uso excesivo del concepto de "reforma", que terminó por desgastarse, por agotarse. Quienes usan el lenguaje del “reformismo” (como tendencia reiterada de llevar a cabo un modo de gestionar políticas públicas educativas orientadas hacia “el cambio”), son los políticos, las y los legisladores, las y los especialistas y académicos; los líderes de los partidos políticos, las dirigencias sindicales, las cúpulas empresariales y sus organizaciones afiliadas; los líderes de las organizaciones eclesiásticas; los organismos financieros internacionales y algunas organizaciones multinacionales, así como los funcionarios de las administraciones públicas federales y estatales. Pero el lenguaje de la “reforma” educativa no forma parte del discurso de la vida cotidiana en las escuelas, puesto que ese tipo de iniciativas no se encuentra en la agenda o de las demandas sociales de las maestras y los maestros, ni de los directivos escolares, asesores técnicos o trabajadores de apoyo a la educación; y mucho menos de las y los estudiantes y sus familias.
  • Las élites dirigentes se llenan la boca con el lenguaje "reformador", pero éste termina sólo en retórica
  • 2) Porque las "reformas" no han producido cambios en la base del sistema educativo. Como toda iniciativa de “cambio”, las reformas educativas ensayadas han tenido la finalidad de modificar la estructura, el lenguaje, la normatividad y las prácticas en la base del sistema educativo, es decir, en la escuela; esto a partir de las demandas de la sociedad, sin embargo, la experiencia en la vida cotidiana de las escuelas (sobre todo en la escuela pública) indica que los “cambios” contravienen a las demandas sociales o que el dichoso “cambio” no se ha producido. Por ejemplo, una de las demandas sociales reactivas del magisterio durante la aplicación de la reforma al texto constitucional de 2013, acerca de la evaluación docente con fines de continuidad en el servicio (evaluación del desempeño) fue “Evaluación sí, pero no así”.
  • 3) Porque hay una obsesión de las élites dirigentes por sembrar cambios, desde "arriba", en la Constitución política y en las leyes, que terminan por no cumplirse y no aterrizar en las escuelas. Hay más retórica que cambio; más continuismo que ruptura. Al respecto, podríamos por ejemplo discutir el concepto de “gratuidad” de la educación, establecido en la Constitución Política Mexicana (Artículo 3.), cuya ejecución o aplicación ha sido tan contradictoria y controvertida.

Pienso que el cambio educativo, basado en las demandas sociales, se da en las escuelas. Las y los docentes, así como directivos escolares y asesores técnicos, además de las familias, juegan un papel esencial en la educación de niñas, niños y jóvenes. Pero es un cambio lento.

Porque coincido, reitero la idea de Tiana (2) al respecto: “De forma implícita muchos proyectos de reforma tienden a concebir a la escuela y sus actores como entes fácilmente maleables y susceptibles de ser modificados por medio de estrategias basadas en el uso del conocimiento experto y de la actividad normativa, esto es, recurriendo a los técnicos y expertos y a la producción de leyes y reglamentos. Y sin embargo… (los diferentes autores) nos recuerdan e insisten, no es así. Las escuelas siguen un modelo de actuación que responde a unas pautas arraigadas y considerablemente estables, que se modifican, sí, pero lentamente y de acuerdo con sus propias reglas”.

Comentarios recibidos

“Me parece que este tercer punto es clave. Pasan reformas y no hay gran diferencia en lo que sucede en las escuelas, en las aulas”. @proferoger85

“No entiendo por qué se habla de crisis. Para los poderes no hay tal, su proyecto educativo avanza, la pandemia les cayó como anillo al dedo. Y no es obsesión cambiar las leyes, es parte de la estrategia política de las élites.”… “Las reformas sí han provocado cambios, especialmente de tipo subjetivo con consecuencias prácticas concretas. Maestras y maestros son empresarios de sí, gestionan su propia actualización, sus lazos gremiales se han debilitado. Que no sean los cambios que quisiéramos, es otra cosa.” @LRiveraF

“(…) Me parece muy atinada la palabra CRISIS, porque precisamente, es eso, no más, no menos.” @Hectorg_yescas

“Para hacer una reforma de verdad, se necesita cambiar muchísimas cosas, y no es sencillo, se van a incomodar a muchas personas, en sus privilegios, se necesita fortalecer el normalismo, tener un SNTE, de verdad, no este remedo, y un gobierno transformador y sólo sería el inicio…” @baca_dos

“En el fondo, nosotros, la base, percibimos estás reformas como ocurrencias, porque cuando llegan a nosotros, los argumentos son huecos, no hay ningún tipo de convicción que las justifique. Solo obediencia a la autoridad.” @cocovalero57111

En uno y otro caso (tanto para el Reformismo Conservador como para el Reformismo Progresista, moderado), existen conceptos comunes o compartidos (aunque con intenciones diferentes), que ponen en evidencia contradicciones o inconsistencias discursivas; esto es, aparece aquí una suerte de agotamiento de los contenidos y de los argumentos mismos, que se esgrimen para defender dichos contenidos (y prácticas) a favor de una u otra posición “reformista”. En: "La Crisis del Reformismo Educativo en México." (En prensa, 2020).

Fuentes:

(1) “La Crisis del Reformismo Educativo en México. Observaciones críticas del período 2013-2020”. Fragmentos de la sección de ´presentación´ del libro., (En prensa, 2020), del autor de esta columna, y de próxima publicación.

(2) Alejandro Tiana (2016) “El papel de la cultura escolar en los procesos de reforma educativa”. https://politikon.es/2016/07/06/

jcmqro3@yahoo.com