El pueblo mexicano está de plácemes, nuevamente llegó el PRI a salvarnos, después de la incruenta docena trágica panista, retomaron los increíbles priistas el poder y nos han traído todas las reformas que desde hace décadas no nos permitían crecer como país.

Los poderes de la Unión se han cubierto de gloria, sobre todo el legislativo quien ha sabido conducirse con el patriotismo necesario para llevar a cabo tan titánica labor; de no haber sido por congresistas del tamaño de David Penchyna, Javier Lozano, Emilio Gamboa o Silvano Aureoles, aun estaríamos lamentándonos por aferrarnos a vivir en el pasado y no subirnos al tren de la modernidad, porque de acuerdo con las sabias declaraciones del señor Penchyna, no podíamos dejar pasar esta oportunidad de oro para que ahora sí México deje de ser una economía emergente y entremos de lleno a las grandes ligas del capitalismo mundial. Tal y como lo afirmaba el gran poeta Octavio Paz, las fuerzas del mercado por sí mismas nos librarán de cualquier carga populista, para dar a paso al gran país de la abundancia y la riqueza desmedida.

Ahora sí los campesinos podrán disfrutar cómodamente las enormes utilidades que se generarán por la escrupulosa explotación que los empresarios hagan de sus tierras, porque con la modificación constitucional que tan oportunamente los expertos priistas  lograron que fuera aprobada, las tierras susceptibles de contener riquezas en los subsuelos, podrán ser utilizadas y las ganancias deberán ser compartidas con sus miserables propietarios campesinos, que debido a su ignorancia ancestral no han sabido aprovechar y si se ha desperdiciado su potencial .

Pero no todo para ahí, la felicidad es inmensa, ahora los mexicanos iniciamos una nueva era de paz y armonía, por decreto se han terminado los secuestros, y en general los delitos, por ejemplo en el siniestro Estado de México gobernado por el priista Eruviel Ávila, dejó de reinar la delincuencia para dar paso a un verdadero estado de derecho, la magia presidencial lo consiguió, con la simple intervención mediática se ha conseguido lo que nunca se pudo obtener, la tranquilidad ciudadana; una vez más vemos con agradecimiento cómo nuestros impuestos se aplican en verdaderos programas sociales, con auténtica trascendencia para las clases más desprotegidas.

Qué bueno que el regreso del PRI al poder no se limitó a las grandes loas emitidas por los mismos locutores que siempre nos han ofrecido un falso panorama, ahora podemos afirmar que gracias a la iniciativa presidencial, las reformas nos cayeron del cielo y estamos viviendo un estadio de bienestar que nunca antes se había conseguido; será cuestión de días para que la iglesia católica proponga la canonización a estos congresistas que han devuelto la alegría a un pueblo siempre maltratado y explotado.

Pues bien de ese tamaño se ven las cosas desde este lado, donde lo único que conocemos es la información que casi todos los medios se afanan por difundir, ahí esta el caso vergonzoso del cuñado de Calderón, quien en un lastimoso programa de opinión transmitido por TV Azteca, elogia hasta el delirio a quienes sin ningún escrúpulo impusieron su voluntad a un pueblo sometido por las grandes fuerzas vivas que todavía gobiernan al país, estamos muy lejos de que las “reformas” por sí mismas puedan generar los increíbles beneficios que sus rabiosos apologistas vienen anunciando sin ningún recato. Estamos viviendo los prolegómenos de un autentico descontento social, para el cual ni los más obtusos priistas poseen fórmulas para atenderlo.

Primero lo primero, con una economía hecha un desastre y un  país que se debate entre la vida y la muerte, no hay aspirina que pueda curar lo que por años jamás fue atendido.