El presidente Peña Nieto niega que haya “crisis”, pero ¿cuáles son los programas de la SEP que han sufrido recortes desde 2016, como parte de los “problemas” macroeconómicos que afectan a México? 

¿Cuál es el criterio que adoptan las autoridades federales para reducir los recursos a la Educación Pública? ¿Para qué recortar ahí donde más se necesita?

Adicionalmente a las preguntas anteriores, hay otras relacionadas: ¿Cuáles serán los programas de más largo alcance que se quedarán durante la siguiente administración de la SEP?  La pregunta es pertinente, al margen del candidato, partido o coalición de partidos que gane la elección del año próximo, porque, como es sabido, ya se inician los trabajos para llevar a cabo el proceso de entrega-recepción del próximo Gobierno Federal (2018-2024), y debido a que sólo quedan trece meses para la celebración de elecciones constitucionales y sólo 17 meses para la entrega de la banda presidencial.

De igual manera cabe preguntar: ¿Cuáles serán los proyectos educativos, de alcance nacional, de corto plazo o de bajo impacto que sobrevivirán  y que apenas se iniciaron durante esta administración?

A través de los Convenios Marco que celebra la SEP con cada una de las Entidades Federativas, la institución establece los términos y montos para desarrollar los diferentes programas educativos prioritarios, tales como: “Escuelas de Tiempo Completo” (horario ampliado); el “Programa Nacional de Inglés para la Educación Básica” (docentes y libros de apoyo); el Programa de “Fortalecimiento de la Calidad Educativa” (aplicación de planes y programas); el Programa Nacional de “Convivencia Escolar” (fomento de ambientes sociales para la sana  convivencia); el Programa Nacional de Becas (compensatorio), y el Programa para la Inclusión y la Equidad Educativa (cobertura, inclusión, equidad). Todos ellos normados mediante reglas de operación y a cargo de las diversas Subsecretarías y Direcciones Generales responsables de cada programa.

A todos estos programas se les aplicaron porcentajes de reducción o a la baja en sus presupuestos para el ejercicio 2017 (salvo honrosas excepciones y comparado con el año anterior), lo que repercute de manera directa e indirecta en el radio de beneficiarios del sector: estudiantes, familias de los estudiantes, directivos, asesores y docentes.

También operan programas o proyectos de especial relevancia, con tendencia a su extinción o a su no crecimiento, como: la “Escuela al Centro” (descarga administrativa y autonomía de gestión), “Escuelas al Cien” (cofinanciamiento para infraestructura); “Escuelas de Excelencia” (o de la Reforma Educativa, para apoyos e insumos materiales), y lo que queda del tristemente “recortado” (y no recordado por las autoridades) Programa Nacional de Lectura (dotación de libros y capacitación a docentes). Por su parte, también se aplica, con fuertes recortes, el Programa para el Desarrollo Profesional Docente (antes Programa de Formación Continua para Maestros de Educación Básica en Servicio), entre otros. (No menciono, por el momento, los recortes al presupuesto de algunas dependencias federales del sector educativo como el INEA y el CONAFE, ni a los apoyos extraordinarios a las Universidades Públicas).

Sería simplista afirmar que los “recortes” a todos estos programas, afectarán la imagen que la sociedad tiene en el radar político nacional, del Mtro. Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública, sin embargo, dichas reducciones de recursos financieros constituyen una variable a considerar, si es que el secretario Nuño tiene interés y aspiraciones para contender como candidato a la Presidencia de la República.

Si a nadie le convienen los recortes, entonces ¿por qué aplicarlos? ¿Con esas medidas se sanará la economía nacional?  ¡¡¡ Los tecnócratas hacendarios fundamentalistas, sólo así se curan en salud !!!

Por otra parte, la defensa vehemente e institucional que ha hecho Nuño de la llamada “Reforma Educativa”, lo han mostrado como un funcionario duro e intransigente; incluso con “negativos” o costos políticos altos, por ejemplo, debido al choque que tuvo con los trabajadores de la Educación, afiliados a la CNTE, en 2016.

Recientemente (marzo), con el relanzamiento del Modelo Educativo 2017 y la ruta para su implementación, (brazos pedagógicos de la reforma educativa), su discurso se ha moderado un poco, aunque no se sabe si le alcanzará para crear la plataforma que se requiere para convertirlo en candidato presidencial en el 2018. 

Los analistas políticos más informados y experimentados dicen que esa decisión se toma en Los Pinos.

Mientras tanto, sigo con la pregunta antes mencionada: ¿Para qué recortar programas prioritarios en Educación Pública? ¿Cuáles serán los costos “a cargo” para la sociedad después de estos “ajustes” al presupuesto federal? ¿La “cirugía” de las finanzas públicas hará de verdad lucir, en breve, a un Estado “esbelto”?  No opino lo mismo que los funcionarios de Hacienda… Veremos.

*Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Querétaro.

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