¿Francotiradores en la azotea de Palacio Nacional?
Durante la marcha por la conmemoración del Día Internacional de la Mujer ocurrieron dos hechos que (como digno ejemplar de la “momiza”) jamás sospeché:
1. La proyección de enormes letreros luminosos sobre la fachada, que decían: “México feminicida”, “Aborto legal ya”, “Un violador no será gobernador”, etc.
2. El uso de inhibidores de drones para evitar vuelos sobre Palacio, área de alta seguridad.
Los letreros luminosos me parecieron una evolución de las luces láser que alguna vez se proyectaran sobre los ojos de Felipe Calderón, un bonito 15 de septiembre del 2012, pero a lo bestia, con letras grandototas. Yo aconsejaría a los colectivos feministas que aprovechen otras fechas conmemorativas para realizar sus intervenciones luminosas (por ejemplo, el 10 de mayo podrían iluminar el Monumento a la Madre). Son artísticas, memorables, efectivas, pacíficas y no parecen actos vandálicos. Aprobadas desde Sabina Berman hasta Paty Chapoy.
La cuestión de los drones es más complicada, pues los inhibidores parecen armas, por lo que la banda se fue con la finta de que había francotiradores en la azotea del Palacio.
Si Estefanía Veloz hubiera burlado la seguridad de Palacio de Gobierno (aprovechándose que pocos saben que ya no pertenece a Morena), para subir a la azotea, exigirle a los “francotiradores” que tiraran sus armas y estos les hubieran mostrado la factura de Hikvision Defender Series UAV Jammer, probablemente habría muerto de miedo y se habría escapado a otro país (tipo Lydia Cacho), pues suena a armamento israelí de alto poder.
Es la primera manifestación que escucho sobre el uso e inhibición de drones. ¿Desde cuándo existe eso? Uno se encierra en su casa por la pandemia y cuando asoma la nariz al mundo exterior, resulta que sobrevuelan drones peligrosos y existe personal calificado para inhibirlos. ¿Dónde empezó esto? ¿En Estados Unidos, Europa, Medio Oriente? ¿Cómo y cuando llegaron los terroristas de drones a México? ¿Dónde se entrenaron? ¿Cómo se capacitaron los inhibidores de drones? Honestamente, todo me suena muy pendejo.
En primer lugar, ¿cómo afecta un dron a una manifestación? Los drones están en un espacio público, lo que van a fotografiar no es secreto ni prohibido (malo que el dron ingresara a Palacio de Gobierno para grabar al Presidente confabulando con Nicolás Maduro; o tomando una ducha, para exhibirlo y ridiculizarlo). ¿O será que los drones puedan echar substancias? Quizás napalm, o ántrax, para generar un ambiente de caos, terror y violencia. ¿O tal vez los drones echarían estimulantes y anabólicos para que las feministas tumbaran las puertas del Palacio?
Los derribadores de drones deben ser militares o cazadores de patos, pues tiene que estar vigilando el amplio cielo para detectar la mini nave intrusa, y antes de que realice un acto inapropiado, inhibirlo.
De hecho, algunos pocos periodistas se quejaron de que inhibieron los drones que usaron para hacer su nota (lo cual, tampoco es bueno, particularmente cuando la prensa “chayotera” quiere crearle una confrontación al presidente con todos los periodistas).
Seguro hay drones autorizados que sobrevuelen la ciudad (me imagino que, entre otros, Google Maps), cuya legalidad no pueda comprobarse en el instante, ya que primero se inhibe y después se averigua (aunque la inhibición descompone el sistema de comunicación del dron, y este puede chocar contra cualquier cosa, generando accidentes).
No sé cuánto habrá gastado el gobierno en esos inhibidores, pero siento que no fue una buena inversión (otra cosa sería si se hubiera tratado de robots golpeadores, algo más agresivo y que tal vez ocurra en unos años). Mejor se hubiera invertido esa “lana” en la Cultura, la Educación, comprar más vacunas (o más marihuana, ahora que es legal).