Desviar la atención del tema principal

El 11 de mayo del 1904, nació en Figueras, España: Salvador Jacinto Dalí i Domenech Marqués de Púbol. Un renacentista del siglo XX, tipo Leonardo Da Vinci: Virtuoso y polifacético artista plástico, ilustrador, escritor, cineasta, performancero, a quien se le adjudica la frase: 

“No volveré a México, pues no pienso estar en un lugar más surrealista que mis pinturas”.

Salvador Dalí.

Para celebrar su Natalicio, comentaré un par de notas destacadamente surrealistas. La primera: Tom Cruise devuelve sus premios Golden Globes en protesta contra la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood.

El primer aspecto surrealista es, por supuesto, la traducción de la nota: Un actor hollywoodense, que otrora fuera galán de la pantalla, súbitamente (como muchos artistas, tipo Gael García y Diego Luna) amaneció “profundo” y decidió protestar por algo: Por la Asociación de Prensa Extranjera en Hollywood; pues, según sus propias palabras, “no tienen miembros negros”.

Al maestro Dalí le admiraría cómo, en nuestros días, existe una amplia gama de temas por los cuáles protestar, sin atacar directamente al verdadero responsable: el capitalismo, en todas sus manifestaciones: gobiernos, empresas, crimen organizado (¡un saludo al PRIAN!)

¿Cómo se enteró Tom Cruise que no tienen miembros negros?

Se puede protestar por la falta de inclusión, perspectiva de género, impacto ambiental, respeto a los animales, los peatones, los ciclistas, etc., sin comprometerse, realmente, a hacerle el más mínimo rasguño a un explotador.

Otro aspecto surrealista es la devolución de premios como forma de protesta, en vez de cerrar una calle, particularmente porque son Golden Globes (ya parece que si fuera el Nobel, devolvería un centavo). Desde un punto de vista estético, me parece mil veces mejor y más propositivo, el performance que hace poco hiciera el rapero, diseñador de tenis y ex candidato presidencial, Kanye West, cuando orinó un Grammy, declarándole la guerra a las disqueras.

Los Globos de Oro, los Oscar, los Grammys, los Emmys, los Osos de Berlín, los Arieles, las Diosas de Plata, son premios que otorga un comité cuyo fallo no siempre coincide ni con la calidad, ni con la preferencia del público (en muchos casos, se premian películas por motivos comerciales). Tomarse en serio uno de esos premios es como tomarse en serio una partida de ajedrez: es solo un juego, aventar el tablero no representa más que un berrinche; lo mismo que devolver unos premios que no tienen significado más que en la página de espectáculos.

La Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood, como dijera Seinfeld: “¿Quién es esa gente?”; yo agregaría tres preguntas más: “¿Cómo se enteró Tom Cruise que no tienen miembros negros?”, “¿Cómo es que no tienen extranjeros negros?” y “¿Por qué tiene tanto poder esa asociación dentro de los Golden Globes?”

La protesta de Tom Cruise, provocó que NBC anunciara que no transmitirá los Golden Globes 2022. ¿Qué rayos tiene que ver la Asociación con la cadena de televisión? Tal vez, en un Hollywood desconocido y turbio, se oculte una revolución racial, sin armas de utilería, para regocijo del Divino Dalí, encabezada por Tom Cruise y Dustin Hofman (en plan “Rain Man”), luchando contra Arnold Swachrzenegger y Sylvester Stallone.

¿El surrealismo de Dalí en las mañaneras?

En la rueda de prensa “mañanera” de López Obrador, le preguntaron si tenía que ver con la investigación en las elecciones de Nuevo León, y el presidente contestó: “¡Pero cómo no voy a tener que ver! ¡claro que sí! ¡Si aquí lo di a conocer, que sea del dominio público!”.

El “Peje” ya había acusado, públicamente, que el candidato del PRI, Adrián de la Garza, ofrecía tarjetas monetarias a cambio del voto, lo cual, es requisito para hacer una denuncia. Si no hay parte acusadora, no hay delito que perseguir (situación que se presta a ciertos “chanchullos” policiacos, como pagar protección, pues cuando denuncias un robo sin que hayan detenido al ladrón, el propio Ministerio Público, al levantar el acta, pone que “el denunciante no puede reconocer al agresor”).

El “Peje” reconoce al delincuente y lo señala, pero al parecer, él no puede hacer eso por ser presidente, ya que muchos derechosos, “chayoteros” y “fifís”, le dan la vuelta a la denuncia, acentuando que “el presidente se entromete en las elecciones de Nuevo León”, en vez decir: “el presidente, como ciudadano, denuncia a un delincuente”.

Desviar la atención del tema principal, me recuerda el caso de Rosario Robles, cuando la “Mafia sin poder”, acusa al “Peje” de vengarse con una mujer guerrera, luchona y empoderada, pasando por alto que es una pinche ratera que se robó el dinero de los pobres.

Si el INE y el TRIFE se alían a la derecha y dictaminaran algún tipo de sanción al presidente, más que un acto surrealista, sería la confesión de su participación en la confabulación de la derecha, para recuperar el poder.

En el mundo que construyeron los fachos para regocijo del gran Salvador Dalí, el “Peje” no puede acusar a ningún malhechor pateando un perrito, a un francotirador que le haya dado un rozón de bala, ni a la Asociación de Prensa Extranjera en Hollywood (aunque le hayan otorgado un Globo de Oro a Donald Trump, por su cortometraje “Cazando negros en Alabama”).