Hace un par de días, Gibrán Ramírez destapó sus aspiraciones a participar en el proceso de encuesta nacional para la renovación de la dirigencia de MORENA, partido del que es fundador e ideólogo con todo y su juventud.
Si acaso, desde la generación de Paz y Revueltas no se veía en México una juventud tan lúcida -con todo y los errores como las comparaciones fuera de lugar sobre violación y mujeres- en el país.
Presentó licencia sin goce de sueldo en el CISS y si tal vez, no se le conoce en todo el país de la misma manera que sus posibles competidores, Bertha Luján (BL) y el diputado federal Mario Delgado (MD), al menos sí se le reconoce dentro de las cúpulas intelectuales, mediáticas, televisivas y partidistas. Ha encarado igual a Denise Dresser que a Krauze. Algo es innegable: Ha dedicado su vida al estudio, al culto de la izquierda estalinista, admira y recita a Gramsci e inclusive, sin temor a exagerar, es una de las mentes más lúcidas de la generación “millenial” (aunque ese adjetivo le sobre y le de igual). Sus ligas no son las de la política “juvenil” sino la de las batallas reales por el poder. Ha sido crítico al nivel de recordarle a MORENA, como partido, la gran falta que ha hecho por mantener la parálisis de las guerras de poder. Ha insistido en su papel de constructor y fortalecedor ideológico, de reafirmador y desarrollador de las políticas presidenciales, de la misión explicativa y constructiva de ciudadanía crítica, consciente y territorial.
Pero no todo es miel sobre hojuelas. Blanca Montoya escribe en una poética columna “Décimas de la transformación” tres cuestionamientos prejuicios que, aunque no definen ni describen a Gibrán Ramírez, abren la reflexión sobre quien le impulsa y en tanto, quien se postra en su contra. Aunque a la política le urge refrescarse con personas limpias y pensantes, Montoya cuestiona que Gibrán sea “De asesores del PRI, hijo, de S. Loaeza ahijado”, aunque dice no tenerlo comprobado.
Montoya ha colaborado con El Chamuco y es maestra en letras, ha escrito libros y tiene una forma peculiar de abordar los temas. Publica también un cuestionamiento:
“Colabora en El País, Nexos,<br>Milenio, El Sur, Horizontal,<br>y televisión tradicional,<br>de la derecha anexos,<br>más no de izquierda conexos.<br>Es muy lógico preguntarse, <br>cómo puede contratarse,<br>en cuatro medios televisivos,<br>cuando quienes son activos,<br>ni en uno logran colarse.<br>¿Que la derecha le pague<br>cerca de trescientos mil pesos?”<br>
Al igual que Attolini, que suena en rumores como aspirante a la Secretaría General de Morena, parece que el calificativo favorito de los desérticos de fe es el de llamar priista, sin mérito y arribista a cualquiera que aspire a lo que altamente se aspira, como si atreverse soñar tuviera algo de malo. A él le reprochan haber aspirado a consejero nacional del tricolor, despotricar contra el presidente desde el 132 y sentarse con Televisa a lanzar el programa universitario “Sin filtro”.
POR CIERTO. Se dice que de la reunión presidencial entre Mario Delgado y el máximo del país, de lo que menos se habló fue del nuevo periodo de sesiones en la Cámara de Diputados. La encerrona de poco más de dos horas le dio el visto bueno que necesitaba y con todo y la sana distancia entre el presidente y su partido, mira con buenos ojos sus aspiraciones. Como sea, Blanca Montoya tiene relación con el Instituto Nacional de Formación Política de Morena, encabezado por “el Fisgón” Rafael Barajas, quien asigna candidatos con formación “pura” y que este sábado tuvo un encuentro de amigos con López Obrador, según el propio presidente y el periodista.
Entre las curiosidades de la autora que asegura haber mirado a Gibrán cobrando con la derecha, tiene un contrato de prestación de servicios para la producción del spot “Mexicanismo morena” (link para hipervinculo https://www.morena.com/wp-content/uploads/2019/12/4-Contrato-F-A-112_Censurado.pdf
), por 23 mil pesos -nada exorbitante-. Lo que revela es que el fuego amigo e interno fue el primero en quemar las aspiraciones de jóvenes políticos que ahora mismo desempeñan actividades importantes en el sector de la salud, que paradójicamente, es el más necesitado de buenos equipos en plena pandemia.