En el último debate presidencial entre Trump y Biden, no estuvo claro quién ganó. Lo que sí fue clarísimo es que el pueblo americano perdió. Los estadounidenses esperaban un debate donde saliera a relucir el liderazgo de alguno de los dos candidatos. Un liderazgo que se necesita urgentemente para superar el momento de crisis que se vive en EE.UU. Lejos de compartir ideas y soluciones para sus problemas, la audiencia escuchó un sinfín de acusaciones personales yendo de un lado a otro del panel. Por un lado, vio a un Trump buleador que interrumpía en cualquier oportunidad al contrincante y que, incluso, discutió contra el mismo moderador del debate. Por el otro lado, presenció a un Biden relajado, sumiso en algunos momentos ante la tempestad de comentarios incómodos del actual presidente. Por si fuera poco, el debate entre el actual vicepresidente Pence y la candidata demócrata Harris tuvo prácticamente la misma retórica, aunque con menos bullying. Después de un debate fallido, es posible visualizar algunas cosas que podrían salir mal durante las elecciones de la unión americana.
La primera es que EE.UU. vive actualmente un momento de tensión extraordinaria. Por un lado, es el país industrializado más afectado por la pandemia de coronavirus en términos de fallecidos y casos confirmados. Sin mencionar las afectaciones económicas y la pérdida de empleo. Sumado a eso, luego de los asesinatos de Floyd y Taylor a manos de la policía, se han desatado una serie de protestas sociales con una gravedad y aforo no visto desde la década de los 60. Protestas que toman como estandarte a las víctimas mencionadas, pero que son el reflejo de la violencia racial y estructural que se ha mantenido con vida en aquel país. Lo que menos necesita Estados Unidos en este momento, es una elección presidencial que polarice la sociedad aún más. Y es precisamente lo que está ocurriendo. Durante el debate, el moderador solicitó a Trump que rechazara públicamente a los grupos americanos de extrema derecha y que les pidiera que pararan todo plan y acción violenta. El presidente no lo hizo. Se limitó a decirles que se mantuvieran alertas y que esperaran. La pregunta es, ¿esperar a qué? ¿Al resultado de la elección? Trump ha venido pronunciándose en contra de los mecanismos de voto por correo ya que, según él, podría provocarse un fraude electoral. Esta crónica del fraude anunciado fue confirmada al final del debate, cuando el moderador le preguntó a ambos candidatos si respetarán los resultados de la elección, y Trump hizo entender que él no podría pedirle a la gente que respeten algo con lo que no están de acuerdo. Una afirmación que es peligrosísima. Ya que está otorgando legitimidad a aquellos grupos radicales que florecen en momentos de crisis y buscan posicionar su ideología de forma violenta. No es casualidad que hace un par de días el FBI arrestó a 13 personas que planeaban secuestrar al gobernador de Michigan (un estado que en 2016 se inclinó por los republicanos y hoy en día parece inclinarse por los demócratas). Todas estas situaciones crean un cóctel de caos en el país que puede llegar a un punto de ebullición al consumarse las elecciones.
Cabe destacar que en noviembre no solamente se elige presidente en Estados Unidos. También se renovarán 35 senadores. De las cuales, 23 posiciones son actualmente republicanas y 12 demócratas. Lo cual quiere decir que este año prácticamente también se elige la dirección que tomará el senado americano. Esto puede ser preocupante también. Ya que el senado puede aprobar y desaprobar iniciativas de ley del presidente. En otras palabras, si la presidencia la gana Biden, pero el senado se mantiene republicano, muchos de sus proyectos que ha destacado en su campaña no llegarán a hacerse realidad por los obstáculos que los republicanos pondrían. Lo mismo sucedería a la inversa, si gana Trump y si el senado cambia a ser demócrata. Si bien este mecanismo garantiza un balance en los poderes de la unión americana, hoy por hoy un gobierno trabado agregaría aún más descontento a la sociedad estadounidense. Ya que están en busca de un gobierno con un mayor liderazgo y con un alcance más poderoso para apoyar a su gente durante estos tiempos difíciles.
¿Qué podría salir mal entonces durante las elecciones? La sociedad americana se podría fragmentar todavía más. Lo cual incrementaría la violencia durante las protestas en el país. Además, los grupos radicales de extrema derecha podrían sentirse con mayor libertad para efectuar sus planes de desestabilización democrática. La carencia de un liderazgo fuerte y la polarización de la sociedad americana, podrían llegar a un punto crítico donde se cuestionen incluso su forma de gobierno. No obstante, mucho depende de lo que pase en estas semanas previas a las elecciones y de los mensajes que los candidatos comiencen a otorgar. Lo que es seguro, es que estas semanas serán decisivas para el futuro de la gobernanza en EE.UU. Y la siguiente administración presidencial de ese país será decisiva para el futuro de los mecanismos de diálogo internacional.