En qué momento, bajo qué condicionantes, sobre qué bases o amenazas lograron convencer a los líderes de obreros, trabajadores del campo y centrales sindicales de aceptar perder el 3% del fondo individual de vivienda de cada trabajador a cambio de un seguro de desempleo y una pensión universal, lo que es lo mismo, obtuvieron un pequeño beneficio pero perdieron más.

Para ser más claro, el trabajador ya no recibirá en su cuenta de vivienda la aportación patronal del 5% que por ley se le debe otorgar a cada trabajador para que éste cuente con un hogar digno, o sea, sólo podrá contar con el 2% de la aportación para comprar una casa, lo que se puede traducir en que si ya estaban chicas y limitadas las viviendas que se otorgan a través del crédito de INFONAVIT a cada trabajador, pues ahora se les reducirá aún más.

Fondo de vivienda que si en el tiempo el trabajador no hace uso de él, al momento de su retiro puede acudir a la institución y solicitar su devolución en efectivo, cantidad que a partir de este año se reducirá del 5% a solo el 2%.

Con el otro 3%, se establecerá un fondo mixto general con el que se pagará la jubilación universal y el seguro de desempleo con montos ridículos, de hambre, que no ayudarán mucho ya que $580.00 para iniciar y en 15 años $1,100.00 es ridículo, y el seguro de desempleo, también de miseria, bajo condicionantes y reglas de difícil acceso o funcionales para su aplicación para quien no tenga empleo.

El buen trabajador no tiene por qué preocuparse por el desempleo y su jubilación ya que hasta el día de hoy la tiene garantizada.

Lo que sucederá es que además de matar de hambre y de ilusión a un trabajador, se descapitalizará al INFONAVIT al tener que soportar la carga de trabajadores que nunca contribuyeron, así como dejará de meter en el circulante monetario, vía construcción de vivienda, que es la que más contribuye a dispersar los recursos económicos, miles de millones de pesos, frenando aún más a un sector de la construcción sumamente disminuido.

En buena medida, el problema en el que está inserto España y varios otros países europeos es precisamente por la falta de proyección y visión financiera de sus autoridades cuando aprobaron la pensión universal, el seguro del desempleo y el derecho a la salud para todos.

No existe un país, empresa o familia que pueda sostener un ritmo de gastos mayor a sus ingresos, el tiempo más pronto que tarde se encarga de frenar los excesos, de los cuales ya sabemos y tenemos suficiente experiencia y recuerdos de devaluaciones sexenales de los años en los que el PRI gobernó y se excedió en los gastos, así como permitió, como hasta hoy, una corrupción incontrolable y a los empresarios les coartó su libertad de emprender como sucede el día de hoy con la excesiva carga fiscal.

El PRI y todos los partidos políticos en México gobiernan para ellos mismos, para una pequeña élite, para sus cuates; se reparten el poder y el presupuesto entre sí a su entender y esto no cambiará en tanto no despertemos los mexicanos, en tanto no se nos quite la apatía, en tanto seamos agachones.

Los diputados, senadores y en general a nuestros gobernantes no les interesa el bien común, no les importa subir los impuestos hasta el punto de acabar con empresas y empresarios, acuden al populismo y a la mentira para mantenerse en el poder, no les importa empobrecer sistemáticamente al pueblo a cambio de que la sociedad estire las manos para recibir migajas, como la pensión universal, a cambio de votar por el partido en turno.

México no cambiará en tanto los ciudadanos honestos, que somos  más, que trabajamos con ahincó todos los días no despertemos, nos decidamos a vivir en un mejor país y no toleremos más autoritarismo e inconsciencia de nuestros gobernantes, no mejorará hasta que nos decidamos a exigirles resultados, les demandemos transparencia, así como participemos y nos comprometamos en la toma de decisiones.

México solo cambiará hasta que usted y la suma de millones se decida a cambiar.