Ese día el presidente amaneció con mucho dolor de cabeza y fiebre, su esposa, la primera dama de la nación se preocupó y le pidió ir al seguro para que se atendiera de ese dolor. El presidente no quería, pero era tanta insistencia de su esposa que accedió y entonces se dirigieron al seguro. Ya en camino no sabían qué clínica les tocaba, pero el chofer les dijo cuál era y los llevó; una vez que arribaron, el presidente cada vez tenía más dolor, entrando a la clínica se dirigieron al consultorio, la asistente los atendió solo después que regresó de desayunar, solicitándoles su carnet; el ife; la credencial de asegurado o el pasaporte vigente, el presidente sorprendido le dijo que no traía ningún documento, la asistente del consultorio lo envío a control de prestaciones para que se diera de alta y le asignaran consultorio. Una vez que localizó el lugar se enfrentó a una descomunal fila de treinta y tres solicitantes, su esposa lo tranquilizó y juntos se formaron esperando su turno. El presidente no cabía de asombro, tenía un dolorzazo de cabeza y además con fiebre y malestar general, eso no fue importante para nadie, cuando llegaron a la ventanilla se encontraron con que habrían de esperar otra media hora porque era el descanso del señor que atendía, el presidente se quiso ir, pero su abnegada esposa lo convenció de esperar, total ya se había levantado y no se irían hasta que un doctor lo revisara.

El diligente empleado no regresó a la media hora, se tardó un poco mas, el presidente le quiso reclamar pero el burócrata le contestó:

“Con lo que paga no le alcanza ni para ir con el doctor Simi, así que si quiere aguántese”.

El presidente enfurecido preguntó dónde estaba la dirección y de dirigió hacia allá, lo recibió la secretaria preguntándole qué quería, el presidente pidió hablar con el director y la señorita le contestó que no lo podía atender porque estaba en una junta.

El presidente y su esposa se tuvieron que retirar porque no pudo conseguir que lo atendieran, simplemente desconocía la siniestra mecánica de la burocracia; la solución a sus dolencias la encontró en una farmacia del Dr. Simi, su fiel chofer lo llevó y por módicos 200 pesos recibió la atención médica y los medicamentos; de esta forma el presidente pudo continuar con sus labores y en el Seguro Social siguieron “trabajando” en pos de la justicia, el trato digno, la calidez y la calidad.

Por ahí afirman que tenemos al gobierno que nos merecemos, pero en casos como el anterior es imposible aplicar esta afirmación. Los derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social carecen de elementos suficientes para hacer valer sus derechos; por ejemplo la falta de medicamentos es endémica y cínica, el actual director es un eficiente burócrata que cumple satisfactoriamente con los requerimientos hechos por sus superiores, lejos se ubica de quienes con sus cuotas hacen posible el mantenimiento de este instituto. Es claro que la alta burocracia está dedicada a desbarrancar al país, obligar a la gente a buscar sus propias soluciones, el caso del IMSS es bastante ilustrativo de las políticas económicas de este sexenio de falsas reformas. Sería muy fácil trabajar por el bien de los mexicanos, pero ya está visto que esto es lo último que le interesa al gobierno priista.

El sacrificio de los trabajadores debe ser total y  permanente, el desmantelamiento de la seguridad social es tarea fundamental de los privatizadores hasta del aliento de los mexicanos.