En otras oportunidades me he referido de manera superficial a la gestión de las subjetividades (desde una teoría del sujeto) del Reformismo Conservador, como sustento o fundamento de orientación; como ruta de navegación o de una versión del “cambio educativo”, que generalmente se ha gestionado “desde arriba” y en forma “vertical”. Justamente, en un texto de reciente publicación, Diez Gutiérrez (1) se sumerge en las profundidades analíticas, conceptuales y fenomenológicas de dicha gestión.

En un ensayo reciente, dicho esto en síntesis, Diez Gutiérrez hace una disección acerca de “... cómo se está educando una nueva subjetividad neoliberal adaptada a la sociedad del capitalismo avanzado en que vivimos y el papel que juega la educación en dicha reconfiguración”. ¿Cómo se dan esos procesos y cómo se instalan esas subjetividades? ¿Cuáles son los contenidos y mecanismos de operación y gestión de tales matices subjetivos? ¿Cuál es la argumentación que desenmascara y desmenuza la dinámica “natural” de apropiación de la nueva subjetividad neoliberal?

Según Diez Gutiérrez... “Pasado el tiempo de la conquista por la fuerza, llega la hora del control a través de la persuasión. La dominación es más profunda y duradera en la medida en que el dominado es inconsciente de serlo. Razón por la cual, a largo plazo, para todo imperio que quiera perdurar, el gran desafío consiste en domesticar las almas.” La sutileza del vehículo persuasor está dada por y en los discursos y prácticas implícitos “gerencialistas” de la vida cotidiana que, impulsados durante las últimas décadas, introducen elementos legitimadores del catálogo neoliberal como “individualismo”, “emprendimiento” o “mérito”, como si éstos fueran valores humanos universales.

“Pasado el tiempo de la conquista por la fuerza, llega la hora del control a través de la persuasión. La dominación es más profunda y duradera en la medida en que el dominado es inconsciente de serlo. Razón por la cual, a largo plazo, para todo imperio que quiera perdurar, el gran desafío consiste en domesticar las almas.”

Diez Gutiérrez

“La eficiencia del sistema neoliberal, -dice Diez Gutiérrez-, reposa fundamentalmente en el proceso de interiorización colectiva que asume ampliamente la lógica del sistema, que se adhiere “libremente” a lo que se le induce a creer. La ideología neoliberal se instala en el sistema educativo mediante la lógica del emprendimiento que convierte el egoísmo en impulso vital y trascendental. Las reformas educativas que se están implantando en buena parte del mundo, siguiendo las directrices de organismos económicos internacionales de clara orientación neoliberal, introducen esta lógica en los actuales sistemas educativos”.

 

En el caso de México, la Reforma Educativa implantada en 2013 (dentro el marco político y legislativo del “Pacto por México”), reúne estas características y adhiere otros elementos locales (es lo que suele traducirse como la tropicalización del Reformismo Conservador en la educación), que le dan su propio toque o sazón. Dos de esos elementos son, en nuestro país, las nociones de “mérito profesional” y “mejora continua” llevadas ambas del ámbito gerencial de la producción de bienes y servicios, al campo de la educación en general, y de la educación pública, en particular.

Así lo escribí en un texto reciente: El Modelo Educativo 2017 insiste en el tema y en la actitud institucional por preservar la “Meritocracia”. Al respecto, la SEP se pronuncia de esta manera: (se dará pie a la) “Consolidación del Servicio Profesional Docente (SPD) como un sistema en el cual el ingreso, la promoción y los estímulos se asignan exclusivamente con base en el mérito profesional”.

El discurso de la alta burocracia mexicana en los círculos educativos, en torno a los docentes y su modelo de evaluación, con la inherente noción de “mérito profesional”, se sostuvo durante el sexenio 2013-2018 pese a que los especialistas de la “Calidad Total” se pronunciaron, en su momento, en contra de esa idea: E. Deming afirmó en uno de sus libros, que una de las 7 enfermedades principales de la gerencia, es llevar a cabo la “Evaluación por rendimiento, clasificación de méritos o revisión anual de resultados… (porque) la evaluación del comportamiento, a través de la calificación por méritos, está centrada en el producto final y no sobre el liderazgo para ayudar a la gente. Se destruye el trabajo en equipo y aumenta la rivalidad”.

Por otra parte, y paradójicamente, E. Deming, crítico de los sistemas administrativos y gerenciales tradicionales, fue uno de los autores de la noción de “Mejora Continua” en las fábricas y empresas japonesas de los años 50´s (sugiero revisar la literatura registrada sobre el famoso “Círculo de Deming”). En nuestro contexto, la idea de la “Mejora Continua” en la educación pública, se introdujo y no sólo fue utilizada estratégicamente en los procedimientos normativos de los Consejos Técnicos Escolares (CTE), a través de lineamientos emitidos por la SEP desde 2013-2014, sino que la actual administración federal (el “régimen de la 4T”), ha elevado dicha noción a rango constitucional y ha establecido esta idea (de la “Mejora Continua”, junto con el concepto ambiguo de la “Excelencia”, que desplazó al de “Calidad”) en la letra o el contenido de las leyes educativas mexicanas (aprobadas apenas los días 19-20 de septiembre, 2019). Este es uno de las evidencias y argumentos por los cuales considero que la actual Reforma Educativa de la “4T” tiene elementos de “continuismo” con respecto a la anterior.

 

En otro fragmento de su texto, Diez Gutiérrez afirma lo siguiente: “Lo que el capitalismo se dio cuenta en la era neoliberal, argumenta el filósofo Byung-Chul Han (2014), es que no necesitaba ser duro, sino seductor. El control y la vigilancia ya no se tienen que imponer, nos lo autoimponemos y lo difundimos. Se trata de “naturalizar” la ideología neoliberal. Convertirla en normalidad y disciplina cotidiana. Apple, Facebook o Instagram no nos lo impusieron, nos hicieron jugar ese papel nosotros mismos. “Por nuestra propia voluntad, ponemos toda la información concebible acerca de nosotros en Internet”, de forma “libre” y voluntaria. La eficiencia de este sistema reposa fundamentalmente en este proceso de interiorización colectiva que asume ampliamente la lógica del sistema, que se adhiere “libremente” a lo que se le induce a creer.”

“Esta ideología neoliberal se ha convertido así en una “racionalidad” productora de cierto tipo de manera de vivir y de relaciones sociales, de cierta forma de comprensión del mundo y de un imaginario social, de un tipo, en definitiva, de subjetividad determinada (Foucault, 2004; Ong, 2007) que hace de la competencia una forma general de comportamiento personal y social que guiará todas las relaciones humanas (Laval & Dardot, 2013). Esta remodelación de la subjetividad “obliga” a cada persona a vivir en un universo de competición generalizada, organizando las relaciones sociales según el modelo del mercado y transformando incluso a la propia persona, que en adelante es llamada a concebirse y a conducirse como una empresa, un emprendedor de sí mismo.” ... 

Continúa así el ensayo de Diez Gutiérrez: “La finalidad del ser humano se convierte en la voluntad de realizarse uno mismo frente a los demás. El efecto buscado en este nuevo sujeto es conseguir que cada persona considere que autorrealizarse es intensificar su esfuerzo por ser lo más eficaz posible, como si ese afán fuera ordenado desde el interior por el mandamiento imperioso de su propio deseo. Se desarrolla un habitus (Bourdieu), un esquema a partir de los cuales las personas aprenden a percibir el mundo y actuar en él. Son las nuevas técnicas de fabricación de “la empresa de sí”.” … “La empresa se convierte así, no sólo en un modelo general a imitar, sino que define una nueva ética, cierto ethos, que es preciso encarnar mediante un trabajo de vigilancia que se ejerce sobre uno mismo y que los procedimientos de evaluación se encargan de reforzar y verificar. De esta forma cada persona se ha visto compelida a concebirse a sí misma y a comportarse, en todas las dimensiones de su existencia, como portador de un talento-capital individual que debe saber revalorizar constantemente (Laval & Dardot 2013). El primer mandamiento de la ética del emprendedor es “ayúdate a ti mismo”.”

Esta subjetividad neoliberal está marcada por un discurso que alega que la búsqueda del interés propio es la mejor forma mediante la que un individuo puede servir a la sociedad, donde el egoísmo es visto casi como un “deber social” y las relaciones de competencia y mercado se naturalizan (Ginesta, 2013; Torres, 2017).”

“No se trata sólo de la conversión de los espíritus; se necesita también la transformación de las conductas. Esta es, en lo esencial, la función de los dispositivos de aprendizaje, sumisión y disciplina, tanto económicos, como culturales y sociales, que orientan a las personas a “gobernarse” bajo la presión de la competición, de acuerdo con los principios del cálculo del máximo interés individual.” … “Se conforma de esta manera una sociedad fragmentada en una infinidad de unidades aisladas y narcisistas, que se autoexplotan pero se creen libres, incapaces de unirse para la acción colectiva, para la política efectiva... Triunfa el management emocional, la psicología positiva y los coach para afrontar el estrés, la precariedad e inseguridad laboral, conteniendo y encauzando así las protestas y las luchas colectivas.”

El análisis de Diez Gutiérrez se extiende hacia la racionalidad del emprendimiento (fuertemente instalada en la legislación educativa española), como opción del “ayúdate a ti mismo”; así como sobre la “uberización de la economía”, entre otros elementos específicos de todos estos procesos. En ese texto, observo que hay más vetas de reflexión que nos permiten caracterizar e interpretar los elementos finos de la racionalidad neoliberal, y que se movilizan en los espacios de constitución singular, particular de la subjetividad. Un escenario “natural” para su operación y crítica, se da en los procesos educativos (en y más allá de las escuelas), que quedan convertidos en pequeñas “unidades productivas” dirigidas no por docentes y directivos (escolares o no), sino por “agentes de cambio” o “gerentes”.

Fuente consultada:

(1) Enrique Javier Díez Gutiérrez (2019) “Naturalizar” la ideología neoliberal: educar en el habitus capitalista. Estudios de Derecho, 76 (168), pp-pp 221-239. También es autor de: Neoliberalismo educativo (Octaedro, 2018).

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