La apuesta

El subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio pareciera adelantar la debacle económica y se anticipa a justificarla. Al comparecer ante la Cámara de Diputados aseguró que el mayor riesgo para la estabilidad económica de México a futuro es la no ratificación del T-MEC, y que considera que muchos de los inversionistas interesados en Norteamérica están en una posición de esperar.

Hay mucho en juego con la ratificación del T-MEC. La apuesta económica, al menos mediáticamente, está puesta en la aprobación de este sobrevalorado acuerdo puesto que, de no aprobarse, tampoco se detendrían los flujos de comercio. 

SRE haciendo su chamba

La administración del compañero presidente y camarada López Obrador, ha puesto mucho esfuerzo en el cabildeo con Estados Unidos. La embajadora en Washington, Martha Bárcena; el subsecretario para América del Norte, Jesús Seade; la subsecretaria de Asuntos Multilaterales, Martha Delgado, y el canciller Marcelo Ebrard han estado cabildeando para lograr la ratificación del T-MEC.

T-MEC sobrevalorado

Sin embargo, es importante valorizar en su justa dimensión qué representa la ratificación para México, sus pros y sus contras y su impacto en la economía.

Representa poder modernizar el comercio entre los tres países, incorporar esquemas adecuados a las nuevas modalidades de comercio, actualizar y regular el comercio electrónico, así como modernizar y adecuar la estructura comercial.

¿Qué significa que no se ratifique el T-MEC?

Que se mantengan las actuales condiciones de operación del comercio, que los aspectos de la tecnología se integren de manera empírica y se adapten a las reglas tal y como se encuentran actualmente con el TLCAN.

La no ratificación genera obstáculos, lentitud y poca claridad entre los sectores que se incorporen a la relación comercial, como el cibernético, el electrónico y energético en tanto que, el comercio negociado en el TLCAN, se mantendrán funcionando igual.

El T-MEC no es determinante para detener el flujo comercial entre los tres países. La relación comercial se mantendrá como hasta ahora, bajo las reglas del TLCAN y la OMC.

La no ratificación del T-MEC no es factor para generar una crisis económica ni para que el crecimiento del país se detenga. La desconfianza para invertir en México viene por otro lado, por las políticas de la actual administración, la cancelación del NAIM, la reversión de la reforma energética y la discrecionalidad en el fomento a la inversión.

¿Qué representa para México la ratificación del T-MEC?

Es importante considerar que con la ratificación del T-MEC se promueven sectores como el de servicios, cibernético, energético y la biotecnología que servirán para dar un buen empujón al crecimiento de la economía nacional.

El T-MEC forzará a México a la diversificación de la economía nacional y a evitar la discrecionalidad en los estímulos y fomento al crecimiento. Obligará al país a sujetarse a las reglas de comercio establecidas y no a criterios caprichosos. Limitará la intervención del Estado en el comercio exterior.

¿Para quién es más importante la ratificación del T-MEC?

El país más interesado en la ratificación del T-MEC es Estados Unidos. No solo es un interés político y comercial de los republicanos y de Trump, también los es de los demócratas.

Fenómenos geopolíticos y comerciales, como el empoderamiento de China en el comercio internacional; la posición de Rusia no sólo como una potencia militar, sino energética y los conflictos en el medio oriente, así como la presión sobre Latinoamérica, hacen del T-MEC una de las palancas más importantes de Estados Unidos para enfrentar al mundo y proteger su zona de influencia.

No hay duda de esto, el pasado miércoles la mayor rival de Trump, la congresista Nancy Pelosi, quien es la más influyente en la Cámara de Representantes para que pase o no el T-MEC, acalló los rumores de que pudiera no ratificarse el Acuerdo, expresó ante los reporteros: “Se está avanzando y eso nos complace, porque, una vez más, estamos intentando encontrar un terreno común con el presidente. Él siempre quiso esto, nosotros también”.

La ratificación del T-MEC parece ir por buen camino. A la labor de Cancillería, se suma la Secretaría de Economía, como pasó en las épocas de Miguel de la Madrid, cuando, para salir de la crisis económica en la que dejó al país López Portillo, México finalmente se abrió a la competencia nacional e internacional y por un lado negoció el ingreso al GATT a través de Industria y Comercio y por otro realizó un programa de Reconversión Industrial implementado por la Secretaria de Energía e Industria Paraestatal.

Para generar condiciones favorables ante la entrada en vigor del T-MEC, la secretaria de Economía anunció el Programa de Fomento Industrial y Comercio Exterior (Pronafice), el cual se sintetiza en un decálogo orientado a promover mayor competencia, fortalecer los encadenamientos productivos, reducir el costo regulatorio, generar un entorno de negocios amigable, utilizar las compras de gobierno para promover a las Pymes, fomentar la digitalización del sector manufacturero, modernizar los procesos de normalización, propiciar la economía de la salud, aumentar el financiamiento de la banca de desarrollo e incentivar proyectos industriales en las zonas más rezagadas

Con la ratificación del T-MEC, México elevará sus expectativas de crecimiento económico y desarrollo nacional y caerá como un balde de agua fría para los agoreros del desastre o para quienes insisten en mantener la economía al estilo de Echeverría y López Portillo de protección a los empresarios de la mafia del poder, de cerrar las fronteras, de proteccionismo arancelario, de crear un mercado interno para ciertas empresas que al final terminen siendo monopolios que fijen precios, calidad, poca inversión en capacitación y nula inversión en tecnología. O para quienes tratan de convertir este asunto en la mayor justificación, en el “equivoco” de políticas económicas fallidas.

¿Es ese el mercado interno del que todas las mañanas nos hablan? Esperemos que no.