Simplemente no se entiende porqué Marcelo Ebrard al anunciar en su cuenta de Twitter la llamada entre AMLO y Putin, dejó ver que la conversación obedece a temas de razones geopolíticas y de redefinición de aliados, más allá de la compra de la vacuna: “Se abordará el futuro de la relación bilateral, así como el suministro de vacunas rusas a México”.
¿Renunciamos a Biden?
Las versiones oficiales de la llamada que sostuvieron los presidentes López Obrador y Joe Biden señalan que ambos mandatarios fueron muy cautelosos, aunque Biden cuestionó duramente la política migratoria “draconiana” de su antecesor, la misma que AMLO aceptó sin chistar.
La conversación telefónica entre AMLO y Biden fue muy distinta a la que se dio entre Biden y el presidente de Canadá, Justin Trudeau, quienes pactaron estrecha colaboración para el combate al Covid-19, hablaron del fortalecimiento de la seguridad y acordaron reunirse el mes próximo para avanzar en el importante trabajo de “renovar la profunda y duradera amistad entre Canadá y Estados Unidos".
¿Y México, donde quedó?
Una serie de eventos “poco amistosos” precedieron la reunión entre AMLO y Biden. Por ejemplo, el presidente de México fue el último mandatario en reconocer al demócrata como presidente de Estados Unidos y, en algunas de sus declaraciones ha descalificado la política energética, el T-MEC, los asuntos de Seguridad y colaboración regional y de colaboración en la agenda bilateral, aparte de acusar un supuesto intervencionismo.
Por otra parte, resulta preocupante que AMLO haya considerado cambiar de aliados al decantarse a favor de los enemigos de sus socios comerciales para entablar pláticas que van más allá de asuntos meramente coyunturales, como el de las vacunas, con Rusia y China.
No habían transcurrido ni 48 horas de la plática con Biden, cuando el camarada López Obrador ya había solicitado una llamada telefónica con Vladimir Putin para supuestamente confirmar el envío de la vacuna Sputnik V, quehabría sido negociada por el Dr. Hugo López Gatell en su viaje a Argentina.
La alianza entre Trump y Putin resultó muy perversa y corrupta en negocios de desarrollo urbano, energía y hasta en cuestiones de sexo, todo, por supuesto, fuera de los canales institucionales. Fue Putin quien ayudo a Donald Trump a ganar la elección de 2016 con una estrategia cibernética desarrollada por hackers rusos. Una relación simbiótica, a la que posiblemente se sumó AMLO por su relación con Donald Trump.
La relación que se dio entre Barack Obama, cuyo vicepresidente fue Biden, y el mandatario ruso fue de mucha tensión. EE. UU. le quitó el control de Ucrania a Rusia y con ello permitió a los países de la Unión Europea quitarse el yugo ruso que les restringía la llegada de gas natural.
Putin reaccionó y arrebató a Ucrania la Península de Crimea donde, en Sebastopol, está asentada su marina de guerra y desde donde proyecta su poderío hasta el Mediterráneo.
La relación entre Biden y Putin ha sido muy accidentada. En 2011, el entonces vicepresidente Joe Biden visitó Rusia y desde entonces quedaron de manifiesto las fuertes diferencias y tensiones. Cuando apenas se saludaron Biden dijo a Putin: “señor primer ministro, le estoy mirando a los ojos y no creo que usted tenga alma”.
Con la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden, las tensiones entre Rusia y Estados Unidos volvieron a crecer. El arresto del opositor Alexéi Navalni y la durísima represión a sus partidarios son avisos de Moscú sobre cómo irán las cosas ahora que ya no está el aliado Donald Trump. La detención del político que más duramente está combatiendo la autocracia del Kremlin, se produjo el domingo previo a la asunción del demócrata a la presidencia de Estados Unidos, en lo que se interpretó como un duro mensaje para Biden.
Incluso el gobierno ruso responsabilizó a la administración de Joe Biden por las últimas movilizaciones en Moscú a favor de la liberación de Alexéi, acusó a Estados Unidos de “injerencia” y de promover las protestas.
Tensiones
Otro tema que empieza a subir la tensión entre ambas potencias es el acuerdo de desarme nuclear New START, que vence el próximo 5 de febrero. La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, había anunciado el jueves que Estados Unidos "pretende buscar una extensión por cinco años del New START, como el tratado permite", considerando que "esta extensión tiene incluso más sentido cuando la relación con Rusia es tan adversa como lo es en este momento".
¿Por qué dos días después de la llamada con Joe Biden? ¿De qué tamaño pudo ser el desencuentro con el nuevo presidente de Estados Unidos, que AMLO salió corriendo a buscar apoyo con los enemigos de su aliado y vecino?
¿Será que México vendió su alma al diablo?