Platicando con mi esposa sobre los semáforos del COVID en diferentes lugares nos dimos a la conclusión que los colores son ornamentales. Como un simple adorno, ya no nos atemoriza o espanta que los colores de los semáforos sean de un color u otro.

En Nuevo León, para que se tomen acciones se tienen que poner en rojo tres condiciones diferentes y para que esa combinación se dé no es tan fácil. Pongamos como ejemplo el toque de queda light de este fin de semana. Las estadísticas daban para que se tomara una decisión contundente desde hace tiempo. Aguantaron, pero no se pudo y tuvieron que tomar acciones donde, como castigo de adolescente, la población no puede salir en las noches ni los fines de semana. Dicen que hubo retenes en la Carretera Nacional donde se les pedía regresar a las personas que buscaban aprovechar el fin de semana en algún paraje natural para distraerse. Pues ni RZR (esos vehículos todoterreno en los que muchos regios se meten a la sierra en la zona de Santiago, Nuevo León), ni camionetas, ni jeeps, ni hieleras, todos a su casa. Los regios teníamos la libertad y no la supimos manejar.

Ahora en el Estado de México se tiene un semáforo rojo, pero con libertades. Sigue siendo rojo, pero se empiezan a abrir los comercios. En la Ciudad de México se empiezan a abrir los restaurantes y vemos a personas sin cubrebocas o no respetando las señalizaciones. Es complicado aprender en cabeza ajena y más complicado tratar de cumplir las salidas con todas las restricciones necesarias.

En el programa de hoy de Fernanda Familiar, ya hacia el final de programa, ella se quejaba de la gente que se empezaba a reunir en las taquerías sin los parámetros de sana distancia. Lo malo del bicho del coronavirus es que como es altamente contagioso, por una persona que no se cuide la pueden llevar todos.

¿Sabrán los mexiquenses y los chilangos manejar mejor la “libertad” que como la manejaron los regios? ¿Será que dentro de quince días cierren de nuevo los negocios que acaba de abrir por no saber manejar las restricciones y el cuidado que se debe de tener al salir después de más de 3 meses de encierro?

No puedo negar que a mí, como a muchos, salir a la calle nos llama como el canto de las sirenas llamaba a los pescadores para después morir ahogados en el mar o en mi caso ahogado en los problemas que puede dar el coronavirus. Hasta ahora he resistido y he manejado mis salidas a lugares donde es esencial y necesario salir.

En estos momentos el sentido común es el menos común de los sentidos. Ayer, Vinicius Margalhães “Draculino” profesor de Jiu Jitsu brasileño y una persona que creo que es muy claro de pensamientos público las tres actitudes que tienen las personas sobre el COVID-19. Los temerosos piensan que es el fin del mundo, son paranoicos, tienen miedo extremo y le echan la culpa a los demás de la situación actual. Los inconscientes niegan la existencia del virus, piensan que son maquinaciones, hablan de teorías de conspiración, son temerarios y peligrosos además de egoístas con la situación. La tercera actitud habla del sentido común, es que parece que no muchos tenemos en esta situación. El sentido común debería de trabajar en ofrecer opciones en una nueva realidad, ser conscientes que el virus existe y que hay que saber llevar la vida de nuevo con él. ¿Cómo encontrar el balance necesario para poder entrar a una vida más normal, pero con la protección necesaria para no se parte de las estadísticas de contagios? Complicado, el mundo se detiene con los paranoicos, pero se destruye con los inconscientes, ¿Cuántos de nosotros podremos encontrar el sentido común y el justo medio de lo que debemos de hacer para estar sanos física y mentalmente? Como dice el coach Draculino, el sentido común no parece ser la norma sino la excepción. Esperemos que cada día más personas tengan la inteligencia emocional suficiente para migrar de cualquiera de los dos extremos de comportamiento de la pandemia hacia hacer lo que el sentido común indica. Mientras pase eso, no importa el color del semáforo, el peligro de contagio por los inconscientes siempre estará presente y los colores de estos semáforos solo serán como un adorno y no como un indicativo de la situación de la comunidad donde vivimos.