Derecho educativo en México

Antes de externar cualquier comentario sobre el tema de los libros de texto de la Secretaría de Educación Pública (SEP), me parece importante reconocer el valor social, educativo y cultural que representa la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG), fundada en 1959, que constituye uno de los pilares institucionales del proyecto educativo del Estado mexicano.

Gracias a la CONALITEG millones de hogares mexicanos tienen la oportunidad, única o casi única, de contar con libros para sus niñas, niños y jóvenes. La responsabilidad de los gobiernos federales y estatales para asegurar y dar continuidad a este derecho educativo y sociocultural, durante más de 60 años, es uno de los aciertos más sobresalientes en materia de políticas públicas educativas (transexenales) en México.

Sin embargo, la misma SEP ha creado recientemente un conflicto innecesario en este terreno. En la más reciente convocatoria (2021) publicada por la propia SEP:

“Para rediseñar los Libros de Texto Gratuitos (LTG) de Primaria y convertirlos en una pieza clave para la solidaridad y la integración del país desde una visión humanista, la Secretaría de Educación Pública, a través de la Dirección General de Materiales Educativos y la Estrategia Nacional de Lectura” (1), las autoridades educativas federales invitaron a diferentes actores sociales, en forma masiva, para realizar tal “rediseño”.

Los libros de texto “gratuitos” son materiales de apoyo didáctico, tanto para las labores de enseñanza como las actividades de aprendizaje en el marco del sistema educativo nacional. 

Por ello, su elaboración, rediseño o reelaboración profesional requiere de dos criterios y condiciones básicos: 

1) Cambios sustantivos del plan y los programas de estudio respectivos. 2) Participación interdisciplinaria de especialistas.

En lo que sigue, argumentaré por qué estos dos criterios son importantes y cuáles son sus contradicciones.

1) Hasta donde se tiene registro, el plan y los programas de estudio de la Educación Primaria no han sido modificados desde 2017. Sabemos que las planificaciones didácticas que realizan las y los docentes de ciertos grados de Primaria, están basadas, con criterios técnico-pedagógicos, en el Acuerdo 592 de la SEP (de 2011); mientras que en otros grados lo hacen a partir de lo establecido en el plan y los programas publicados en 2017 (a partir del llamado “Nuevo Modelo Educativo”, promovido por el gobierno 2012-2018).

Proponer, como lo hace la SEP hoy, un rediseño de los libros de texto oficiales es, técnicamente, una labor incompleta e incongruente, porque hasta ahora no se cuenta con los criterios actualizados a nivel curricular que, por definición, se establecen en el plan y los programas de estudio, antes de emprender cualquier cambio o “rediseño” de los LTG.

2) En segunda instancia, pienso que la dependencia del gobierno federal responsable de la educación (SEP) parte de un planteamiento equivocado. Los libros de texto oficiales (que no son “gratuitos”, porque la ciudadanía contribuye para su elaboración a través del pago de impuestos), no se diseñan o rediseñan, al menos esa ha sido la experiencia institucional, por medio de una asamblea popular, sino con la participación de grupos interdisciplinarios de especialistas, dentro de los cuales se encuentran las y los docentes, así como las y los directivos escolares.

Esa aberración (esta especie de “asambleísmo”) parece cometerse, lamentablemente, en este proceso. Así lo señala la convocatoria, 2021, de la SEP al respecto de los participantes en el “rediseño” de LTG: “Podrán participar todos los normalistas, investigadores universitarios, becarios Conacyt, miembros de los Consejos Técnicos Educativos, Mesas Técnicas, maestros y directivos de educación pública o privada, bibliotecarios de todo el Sistema Nacional de Bibliotecas, maestros jubilados, cronistas y población en general residente en México, considerando su profesión o la naturaleza de sus estudios, de acuerdo con las categorías propuestas.”

Otras contradicciones

Adicionalmente a los problemas e incongruencias antes señalados, la iniciativa de la SEP para rediseñar 18 LTG de Primaria, trae consigo otras dos contradicciones:

1) Las modificaciones curriculares, que suponen cambios de fondo tanto en el modelo educativo-pedagógico como en la base del enfoque teórico-metodológico específico, en plan y programas y su aterrizaje en lo didáctico, en este caso de la Educación Primaria (aunque deben abarcar al conjunto de la educación básica, es decir, Preescolar, Primaria y Secundaria), están orgánicamente vinculados con los procesos de formación de docentes y directivos en dos planos:

a) En la formación inicial, y por lo mismo, en la modificación del plan y los programas de licenciatura de las escuelas normales (públicas y privadas), normal superior, centros de actualización del magisterio y unidades UPN. ¿Las autoridades educativas federales y estatales han considerado estos aspectos en la planificación educativa respectiva? ¿Esto está contemplado en la convocatoria en cuestión?

Todo parece indicar que no, puesto que la convocatoria no señala esos alcances ni parte de un enfoque de planificación educativa integral, que tendría que ubicar los plazos cortos, medianos y largos. ¿O cuál es la prisa?

b) También, los cambios curriculares generales, así como el rediseño de los LTG tienen un impacto importante en la formación continua de las y los docentes en servicio. Al mismo tiempo, cualquier modificación de los dispositivos curriculares y didácticos, tiene implicaciones en los modelos y los procedimientos que habrán de asumir, para efectos de gestión educativa y escolar, las y los directivos escolares. ¿Hay un plan integral al respecto? ¿Se cuenta con recursos financieros para llevar a cabo las acciones de formación continua requeridas?

2) Aparte de los problemas que ha acarreado este tipo de convocatorias nacionales, por parte de la SEP, se agregan otros problemas serios, que tienen que ver con la falta de recursos para pagar lo correspondiente a los profesionales del diseño o rediseño gráfico de estos materiales educativos. ¿Cuáles son los criterios para dejar sin efectos los presupuestos y demás recursos financieros para pagar a las y los profesionales del diseño gráfico e ilustradores en una tarea que tiene un alto valor educativo y cultural (a favor de las niñas, los niños y jóvenes de nuestro país)?

Al parecer, el pago a los especialistas y docentes que estén involucrados en estos procesos, se puede resolver mediante “comisiones”. Lo cual no es ningún consuelo.

Por último, con respecto al polémico tema de la “sobre ideologización”, así como la supuesta “manipulación” o la excesiva “propagandización”, por medio del manejo de los contenidos y formas de los LTG, me parece que es difícil que esos procesos se den de una manera simplista, porque de por sí dichos procesos, que son complejos, pasan por múltiples mediaciones o filtros educativos y socio culturales que determinan, en mayor o menor medida, los esquemas ideológicos políticos y culturales no solamente de las niñas, los niñas, y jóvenes, sino también de los adultos en general. Por lo tanto, no me convencen esas sobre simplificaciones.

Ojalá que las autoridades educativas reconsideren las decisiones precipitadas que han tomado con respecto a este proceso de “rediseño” de los LTG, y convoquen, en su lugar, a las y los especialistas, y a los actores educativos involucrados, para elaborar un diagnóstico amplio e integral sobre el modelo educativo vigente (2017), así como, en el plano curricular, sobre los contenidos y los métodos que están implícitos en el plan y los programas de la educación básica que actualmente están en operación.

Fuente consultada:

(1) https://libros.conaliteg.gob.mx/Convocatoria_2021.pdf

jcmqro3@yahoo.com