Morena...¿Una desgracia para México?

El PRI ha lanzado recientemente un spot en televisión y redes sociales por el cual acusa a Morena de ser una ”desgracia para México”. En el mensaje, el partido refiere a la escasa importancia que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha destinado a rubros como el deporte y la ciencia. Enseguida, muestra brevemente a personajes como Manuel Bartlett y Mario Delgado.

Ciertamente, la cuarta transformación fue autoproclamada. Ello, por sí mismo, le resta legitimidad histórica. No es ni lejanamente un fenómeno comparable con las tres anteriores transformaciones, a pesar del martilleo constante en este sentido por parte del presidente AMLO y de sus acérrimos defensores. No lo es. Ni remotamente. La 4T, como es comunmente conocida, nació del discurso de un personaje carismático que aseguraba que provocaría cambios que renovarían fundamentalmente la vida pública de México. Sí que renovaron el discurso. No más.

El mensaje de AMLO, sin lugar a dudas, fue exitoso y le condujo a ganar la presidencia en julio de 2018. Sin embargo, a la luz de la evidencia, la 4T, aun con poderosas bazas en Palacio Nacional y en el Congreso de la Unión, ha quedado limitada a un discurso populista que nada ha aportado al interés de la nación.

En tanto que autoerigido adalid del combate contra la pobreza, los programas sociales implementados por AMLO no han reducido el lamentable número de mexicanos que viven en estado en precariedad. Sin embargo, para mal de nuestra democracia, sí que han coadyuvado a reforzar un discurso que ha polarizado irremediablemente a nuestra nación.

Por otro lado, el presidente López Obrador no ha cejado en su empeño y voluntad de reducir la realidad del país a una óptica única y personalísima de México. En este sentido, la 4T ha optado por destruir lo destruible sin una responsable visión de Estado que conduzca a construir un nuevo tejido social. Por el contrario, nuestro país se encuentra peor que nunca, mientras el carisma del presidente y su extraordinaria capacidad comunicativa parecen resistir los embates de la oposición y sus propios fracasos.

En aras de la justicia con la verdad, López Obrador no debe ser culpado del azote de la pandemia, y tampoco es responsable de la precariedad de los servicios de salud ni de las lamentables condiciones estructurales que heredó su administración. De ello no son responsables; y tampoco de haber errado tras la irrupción del virus, pues actuaron de acuerdo a la evidencia científica disponible en el momento.

Sin embargo, sí que son responsables de haber destinado una ingente cantidad de recursos inncesarios a proyectos inviables y a reparar los daños económicos provocados por la cancelación del aeropuerto de Texcoco. De igual manera, son responsables de la profundización exacerbada de las diferencias ideológicas entre los mexicanos, y de haber recrudecido las diferencias entre ricos y pobres y “liberales y conservadores”.

A más de dos años de gobierno de López Obrador, y con miras a las elecciones del próximo 6 de junio, la 4T ha fracasado en prácticamente la totalidad de las aristas de política pública. Hemos de concederle, empero, que los mexicanos, a pesar de sus carencias y sufrimientos, reconocen en el presidente a un verdadero representante; fenómeno no visto antes, ni con el ascenso de Vicente Fox en 2000. Sin embargo, la realidad, tarde o temprano, superará a las creencias.

En suma, el spot del PRI, a pesar de su altísimo grado de parcialidad política y objetivos electorales, encierra una realidad que muchos no desearán reconocer. ¿Ha sido Morena una desgracia para México? Difícil de responder sin un análisis profuso. Sin embargo, sí que se puede aseverar que la 4T no es ni la sombra desterrada de lo que un día prometió ser para nuestro país.