La podredumbre de candidatos a nuestra Cámara Baja

La Cámara de Diputados es la asamblea popular del Estado mexicano. En otras palabras, es la representación de los mexicanos a través de cada diputado electo en cada distrito a lo largo y ancho del país. A diferencia del Senado (la Cámara Alta) la Cámara Diputados es la encarnación misma de la soberanía popular, y funge como colegislador de las normas jurídicas que nos rigen.

Ciertamente ninguna asamblea popular en el mundo es un centro cultural que se distinga por una civilizada conversación entre sus miembros. Basta echar un vistazo a personajes como el socialista francés Juan Luc-Melanchon en la Asamblea Nacional de su país, o a Alexandra Ocasio-Cortez en la Cámara de representantes de los Estados Unidos, o mismo, los acalorados debates que tienen lugar diariamente en la Cámara de los Comunes británica, donde el propio primer ministro es frecuentamente burlado y vapuleado por los miembros de la oposición.

Ex miembros de la farándula mexicana no aportarán nada a la democracia mexicana.

No obstante esta cuasi universal peculiaridad del parlamentarismo, lo que ocurre en México es bochornoso. En este contexto, los insultos y vulgaridades desplegados por Alfredo Adame, candidato a diputado federal por el remedo de partido llamado Redes Sociales Progresistas trasluce el estado de podredumbre de un buen número de los candidatos a nuestra Cámara Baja.

¿Cómo podemos los mexicanos dejar la responsabilidad de legislar en manos de individuos sin educación y sin la menor noción sobre cómo trabajar en favor del interés público? ¿Considerarán los habitantes de la delegación de Tlalpan optar por este individuo vulgar e intolerante que avergüenza a todos? Este puñado de ex actores, ex actrices y ex miembros de la farándula mexicana no aportarán nada a la democracia mexicana. Por el contrario, son representantes de partidos que no representan nada ni a nadie, y cuya única misión será servir de apoyo a los intereses de Morena.

Hacia los comicios del próximo 6 de junio, los mexicanos renovaremos la Cámara de Diputados. Por ello, debemos ser conscientes de lo que significa para el interés público la elección de un candidato que verdaderamente vele por el bienestar de sus representados.

El caso del candidato a la diputación de Tlalpan es escandoloso. Quizá algún día estos pseudo políticos caigan en la cuenta de que una diputación va más allá de insultos y una retahila de vulgaridades hacia los que no les apoyan, y que el cargo de diputado federal representa una dignidad que debe ser puesta en todo lo alto. Espero que los habitantes de Tlalpan -y todos los mexicanos- tomemos la decisión correcta. Nos vemos en las urnas.