Salgado Macedonio y NYT

El presidente Andrés Manuel López Obrador parece no comprender el daño político que le ha causado – y sigue causando- el caso de Félix Salgado Macedonio. Bajo el aparente cobijo histórico de Francisco I. Madero, el gran Apóstol de la Democracia, nuestro jefe de Estado no ceja en su intención de vapulear y desacreditar a los medios de comunicación, sean nacionales o extranjeros, que expresan opiniones contrarias a su mensaje político.

El día de ayer el The New York Times -quizá el diario estadounidense liberal mejor reputado en los Estados Unidos- publicó un artículo, en su sección de opinión, por el cual expone las supuestas fechorías de Salgado Macedonio, así como su camino hacia la candidatura oficial a la gubernatura del estado de Guerrero.

El artículo, autoría de Maria Abi-Habib y Natalia Kitroeff, expone claramente el caso de Basilia Castañeda y de otras mujeres sobre los abusos cometidos por parte de Salgado Macedonio. Las autoras expresan en el texto las principales generalidades del gobierno de López Obrador en términos de violencia contra las mujeres, así como el empeño del presidente de defender a un presunto violador.

AMLO, por su parte, fiel a su instinto de descalificar a cualquier medio de comunicación que se presente contrario a su narrativa política, calificó al NYT como un diario sin ética y sin escrúpulos. Vamos a ver. Si bien suscribo la opinión de que los diarios extranjeros no son por sí mismos verosímiles y fidedignos, sí que el artículo merece toda la atención de los mexicanos, y particularmente, de los guerrerenses, pues el caso de Salgado representa una potencial afrenta a la dignidad de los votantes.

En este tenor, Morena y sus aliados han apoyado públicamente la candidatura de Salgado pues arguyen que las acusaciones en su contra no han sido propiamente procesadas, y el futuro candidato no ha sido condenado. Aquí sí que quisiera yo poner el acento. Si Salgado Macedonio hubiese sido sentenciado, el individuo estaría preso, y no en busca de una candidatura. Sin embargo, la mera sospecha sobre su culpabilidad debe – o debería- conllevar su exclusión de cualquier candidatura a un cargo de elección popular.

Comprendo que el senador no haya sido enviado a prisión, pues las autoridades judiciales correspondientes no se han pronunciado en este sentido. Sin embargo, el hecho de que el sujeto cuenta con el apoyo del presidente López Obrador y con la aprobación del Instituto Electoral de Guerrero, trasluce una podredumbre del sistema político mexicano y una profunda incoherencia en relación con los ideales morales que asegura abanderar Morena.

Si AMLO asevera reinvindicar el pasado de Francisco I. Madero y de otros próceres de nuestra patria, resulta inconcebible y reprobable que nuestro presidente no se oponga a la posibilidad que Salgado se alce con el cargo público más importante de uno de los estados más bellos y pobres de nuestro país.

En suma, el artículo del New York Times sería anecdótico si no se tratase de una nueva expresión que reprueba los actos de AMLO y de sus correligionarios en relación con uno de los personajes potencialmente más deleznables de nuestra clase política. Si Salgado resulta eventualmente candidato de Morena, los mexicanos tendremos mayores razones para expresar nuestro repudio el próximo 6 de junio y en las elecciones presidenciales de 2024.

La voz del presidente López Obrador resuena a lo largo y ancho del pais; sus índices de popularidad lo confirman. Sin embargo, esta aceptación cuasi general no debe interpretarse como un visto bueno para la designación de presuntos criminales para competir legítimamente por un cargo de elección popular. El estado de Guerrero merece un mejor destino. Nos vemos en las urnas.