Masacre en Coatepec, Edoméx

El evento de Coatepec Harinas, Estado de México en donde se emboscaron a ocho policías estatales y cinco agentes de la Fiscalía del Estado en dos enfrentamientos consecutivos, es evidente primero que fue una tragedia, una masacre, pero también un operativo en donde se aprecian, con la información publicada, severos errores de diseño y operación, porque el grupo criminal se había paseado en la zona con sus armas, se les había dado un golpe con decomiso de autos y una libreta con información especial de halcones y otros datos, y a pesar de esas señales el operativo en que perecieron los agentes de seguridad y de investigación a todas luces fue débil y descuidado, sin la información de inteligencia indispensable antes del recorrido del grupo policial, para conocer las posiciones del grupo criminal, el número de efectivos, armas, y posibilidades logísticas ex ante. No tienen informantes las autoridades del Estado que generen datos fundamentales.

Homenaje a polícias en Edoméx

El grupo criminal se dio el lujo de avisar a la población que venía algo fuerte y violento y que se encerraran en sus casas, la inteligencia del gobierno del Estado no se dio por enterada. ¿O tendrán penetrada la SSPC del Estado y conocieron previamente del operativo? Porque los estaban esperando para masacrarlos, no fue un ataque de hostigamiento o espontáneo sino de aniquilación. Muy grave.

Cuando se detuvo a Ovidio Guzmán el hijo del “Chapo” Guzmán en la plaza más fuerte, en la base principal de operaciones, del Cártel del Pacífico, se registraron fallas evidentes en cuanto a la orden de aprehensión, pero una falla monumental de planificación fue tratar de cumplimentarla con solo 30 elementos, sin un operativo más amplio de fuerza que bloqueara acceso al área de la acción directa, que cuidara otras áreas altamente sensibles, etc. y que estuviera en capacidad de repeler una fuerte y amplia reacción absolutamente previsible del grupo criminal afectado, con apoyo aéreo o de drones.

Esta acción de captura, según militares era un operativo para por lo menos 500 elementos, más todo el apoyo logístico. El repliegue ordenado subsanó los errores de diseño, de operación y la masacre que esto pudo provocar. 

En Coatepec Harinas, ni el grito desesperado de ayuda de una de las víctimas pudo ser atendido con la urgencia necesaria, porque todo el diseño fue completamente defectuoso. Es evidente también que los 13 elementos no tenían la capacitación necesaria para reaccionar, ni llevaban el armamento necesario, porque fueron acribillados y del lado criminal, al parecer, no hubo bajas.

Claro que fue “una afrenta al Estado mexicano” y a la sociedad mexiquense, principalmente, pero hay también en los días y semanas subsecuentes mucho que investigar y esclarecer. Precisamente, cuando desde la ignorancia y la falta de entendimiento se escandaliza sobre que la Guardia Nacional es un cuerpo militarizado, nos damos cuenta que el tema de confrontar la crimen organizado es un tema de capacidad táctica y operativa, y también, de capacidad militar estratégica, con absoluto respaldo del área de inteligencia. 

Si esta función policial no logra adelantarse a los eventos y “ganar la mano”, a los grupos criminales, con los métodos y las técnicas y el trabajo de campo que le son propias en cada situación, No está sirviendo para lo que debiera servir y falla escandalosamente. Es una “afrenta al Estado” pero evidencia fallas monumentales que no pueden evadirse diciendo que “se está trabajando estrechamente con el gobierno federal”. Trece elementos en una tarea de reconocimiento, cuando el grupo criminal se había paseado con armas en mano por las calle del poblado, fue una exhibición de debilidad y descuido en donde los riesgos para los elementos policiales y de investigación, se multiplicaron exponencialmente.

El crimen transnacional organizado, sus fuerzas destacadas en plazas y sus grupos aliados en regiones y localidades diversas del territorio nacional, libran una guerra asimétrica en donde el arte de “sacar ventaja de su debilidad militar” comparativa frente a las fuerzas federales y/o estatales, es no presentar combate ante una concentración mayor de fuerzas armadas y entrenadas para ello, de tal manera que esa concentración de fuerzas estatales o federales actúan de manera disuasiva en forma absoluta. Enviar un grupo pequeño de elementos a una zona de relativo control del grupo criminal, o por lo menos con fuerte presencia criminal, es una pifia tremenda, más aún, si previamente se les había asestado un golpe a su logística de operación. Habría una reacción forzosamente.

¿Esto tan elemental se ignoró?

La FGR del Estado de México tendría que haber actuado como lo que es, un ente público autónomo, no de ningún gobierno, sino del Estado mexicano y haber exigido mayores garantías para su personal de investigación. Los integró en un operativo de muy alto riesgo. Aquí hay desde luego, responsabilidades cruzadas.

Después de la fallida experiencia de Culiacán, Sinaloa, observen lo que el ejército mexicano hizo: trasladó considerable material militar por mar y por tierra de tipo estratégico para reforzar su presencia y capacidad operativa y de fuego, si llegara el momento, pero especialmente, con intencionalidad disuasiva, luego de la exhibición de fuerza hecha por el Cártel del Pacífico durante el evento relacionado con Ovidio Guzmán. Concentración de fuerzas ante una fuerza con capacidad paramilitar, móvil, clandestina y con apoyo social. Es un principio sustancial.

En México continúa la crisis de la Seguridad Pública que con relación al crimen transnacional organizado se ha convertido en una severa crisis de la Seguridad Interior, que es una variante de la Seguridad Nacional. Probablemente las organizaciones del crimen transnacional no controlen un tercio del territorio del Estado mexicano, como afirmó el comandante de las fuerzas del Comando Norte del ejército de los EUA, y como se adelantó a desmentir la secretaria de la SSPC, pero el control o presencia con fuerza paramilitar fáctica y capacidad ofensiva armada que ejerce cierto o mucho control social (vean cómo la instrucción de los integrantes del crimen organizado fue acatada por la población de Llano Grande en Coatepec Harinas), tampoco es una cuestión menor, porque es inherente precisamente a las formas operativas de las grandes organizaciones criminales: el control territorial para asegurar el control de las rutas y los cargamentos de droga , la logística, es fundamental, porque mediante ella se sustraen tramos significativos de la soberanía al Estado. Por ello, esto no es un tema de Seguridad Pública. Nada se gana ocultando teórica o políticamente esta realidad o continuar diciendo que es un problema de la seguridad pública y enviando policías estatales mal entrenados y desprovistos, sin apoyo logístico y sin concentración de fuerzas a territorios con fuerte presencia o controlados por la criminalidad, porque los resultados son los que hoy apreciamos en Coatepec. Un verdadera masacre.

En México es urgente la convocatoria a una mesa de trabajo para unificar criterios y enfoques teóricos y técnicos, cuya impulso podría ser el Consejo de Gobernadores y luego el Consejo de Seguridad Nacional. Mientras coexistan desordenadamente distintos enfoques y concepciones sobre estos temas, y los propios titulares de la seguridad no se pongan de acuerdo, volveremos a ver este tipo de eventos que lo que denotan es una gran dispersión de esfuerzos y coordinación.

Por ejemplo, como han comentado especialistas, existen en territorio nacional cinco modelos distintos de seguridad pública, ¿cómo vas a coordinar esfuerzos en una misma dirección? El crimen transnacional organizado, siguen diciendo muchas autoridades incluso federales, es un tema de la Seguridad Pública, no hay un ordenamiento jurídico nacional, una Ley Federal sobre la Seguridad Interior, la SCJN eliminó la ley anterior aprobada y nadie ha vuelto a hablar de la misma, de su absoluta necesidad, porque insisten en que el tema es la Seguridad Pública.

Quieren crear una Guardia Financiera y no se ocupan de una Ley de Seguridad Interior, de consensar a nivel federal la nueva concepción del gobierno nacional, de aumentar la coordinación en los operativos, en la visión táctica de los mismos, etc. que es donde tenemos el problema grave. En Iguala se actuó mucho mejor, se mandó a capacitación a los policías y se hizo cargo la Guardia Nacional de la Seguridad Pública. Este puede ser un camino mucho más productivo en puntos muy críticos. Es una ofensiva política, organizativa y administrativa, no militar.

El gobierno de la 4T-4R quiere infringir una derrota política, social, moral y cultural al crimen transnacional, no militar, en donde el trabajo de la inteligencia optimizada es el insumo fundamental. En medio de esta disgregación nacional no vamos a la consecución de los objetivos que se persiguen y los costos de esta dispersión aumentarán irremediablemente para el gobierno federal y los gobiernos estatales, pero especialmente para la sociedad y las familias mexicanas. No puede permitirse.

El crimen organizado actúa con sentido táctico en su guerra asimétrica, los gobiernos estatales no, y no logran obtener resultados significativos de su ventaja en cuanto al estado comparativo de su fuerza policial, de su aparato de inteligencia, etc. Debe enmendarse urgentemente.