¿Habrá Toro?

¿Quién no recuerda el sentimiento del pueblo demócrata estadounidense--y el mundo-- cuando Donald Trump ganó las elecciones de su país? Desolado. Incrédulo. Sin dar crédito al hecho de que había ganado la presidencia aquel individuo quien había manejado como propósito en su vida el dinero y el poder. 

Pero ¿cómo fue que no se percataron que su candidata Hillary Clinton había igualmente perseguido esos mismos propósitos? con la prerrogativa de que ella no era empresaria como el candidato repúblicano que le había donado cuantiosos fondos cuando contendió vs Obama por la candidatura demócrata para la presidencia de Estados Unidos

Para no hacer tanta historia con sus repetitivas analogías, las elecciones son así. El pueblo manipulado por cualquier soborno, triquiñuela o publicidad, emite su voto, y el pueblo se equivoca o no se equivoca. La ciudadanía misma libremente evaluará. 

Si hubiese habido fraude en las ya complicadas numerologías de las votaciones del país vecino, el pueblo demócrata hubiera reaccionado con la ley en la mano y sin importar intereses monetarios en pos de la democracia podrían haber instado legalmente a la repetición de las elecciones. 

AMLO sí lo hizo en 2006 y el pueblo lo apoyó, aunque sus acciones no hayan podido concretar el reconteo de los votos para anular esa elección sin ninguna duda fraudulenta; el líder tabasqueño permaneció activo en ese sexenio como el "Presidente Legítimo de México". 

Los demócratas estadounidenses vs Donald Trump en cambio, simplemente batallaron ferozmente por medio de sus anclas televisivas armando los muy redituables y vendibles shows ante vulnerables espectadores con heridas supurantes, porque "los rusos habían impuesto al corrupto empresario neoyorquino".

 ¿Y la supuestamente defraudada señora Clinton? simplemente tiró la toalla y desapareció de la lucha. A alguien oí decir en aquella ocasión "se merecen los gringos esta desgracia a ver si aprenden". Y así es la democracia, ni hablar.

Estamos ahora en tiempos electorales en México. La polémica por la postulación de MORENA, Félix Salgado Macedonio, para gobernador de Guerrero cuyo impedimento para la candidatura es la acusación de abuso sexual contra mujeres pero aún sin ninguna denuncia criminal formal de por medio, lo que nos deja sin poder evaluar por tanto si se cuelgan de este hecho y lo promueven los opositores a MORENA, o es una realidad el actuar indigno del candidato, ya que los intereses de antaño políticos económicos andan queriendo meter su cuchara en el proceso electoral y están desesperados. 

Y la verdad es, independientemente reitero de lo que decidan en breve las autoridades correspondientes, que si el pueblo del estado de Guerrero en su mayoría desea que el señor Félix Salgado Macedonio sea su gobernador, si es el candidato que el pueblo prefiere y se decide que no contienda, Guerrero se puede convertir en un polvorín, por razón que se le impidió al pueblo mayoritario ejercer su sufragio, su derecho constitucional: el votar voluntariamente por la persona que la mayoría de ellos y ellas querían al mando de su estado. 

Pues es al pueblo de Guerrero a quien le corresponde decidir y a nadie más. Si se equivoca, pues se equivocó. Ya vendrá la oportunidad de que, en caso de ser elegido y provocase durante su mandato circunstancias de efecto negativo para los ciudadanos, es decir, si el elegido les falló, pues lo único que habrá que decir es "se merecieron los guerrerenses esa desgracia a ver si aprenden" y habrán de elegir mejor la próxima vez. Así es la democracia, ni hablar.