Después de la segunda guerra mundial se formó la Federación Mundial de Trabajadores Científicos (WFSW, por sus siglas en inglés). Esta organización es reconocida por la UNESCO y surgió ante la necesidad de establecer recomendaciones para el desarrollo apropiado de la investigación científica y de los trabajadores científicos.

En el año 1974, la UNESCO en conjunto con la WFSW emitieron recomendaciones relativas a la ciencia y al trabajador científico. En dicho documento establecen los lineamientos para evitar la precarización de la ciencia, haciendo énfasis en la seguridad laboral del científico, asegurando plazas, jubilaciones adecuadas y libertad para investigar. Así mismo, recomendaron que se garantice que las futuras generaciones de científicos tengan alternativas para desarrollarse en su país de origen.

Por supuesto, y aunque parezca lo contrario, el gobierno mexicano firmó tal documento. Sin embargo, la  situación de la ciencia y la tecnología en nuestro país, no corresponde en lo más mínimo a esas recomendaciones. La inversión en investigación y desarrollo se mantiene entre el 0.3 y 0.5% del Producto Interno Bruto, aún aunque la ley obligaría a que sea del 1% y la UNESCO recomienda el 2%.

De los países que forman la OCDE, México es quien menos invierte en Ciencia y Tecnología. A finales de 2016, la Cámara de Diputados decretó un recorte presupuestal en materia de Ciencia y Tecnología, por lo que para 2017, se ejerció 23.3 % menos de su presupuesto. Este recorte se extiende, por desgracia, a otras instancias esenciales para el país, como la que corresponde a las investigaciones nucleares, tal es el caso del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ).

El ININ, recibe recursos federales en montos que ni siquiera permiten cubrir la nómina, por lo que debe completar el presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados con la captación de ingresos propios mediante la venta de servicios de alta tecnología. A pesar de que durante años se han incrementado de manera constante los ingresos propios, el presupuesto total al ININ no varía, pues disminuyen las aportaciones federales.

Esta insuficiencia presupuestal genera gran cantidad de problemas al trabajo de investigación. Hay proyectos a los que no se destinan recursos o se les asignan en cantidades que no garantizan la realización de las actividades de investigación. Sólo el compromiso de los investigadores con la institución, con su trabajo y con el país, ha logrado que avance el trabajo, pues ante la carencia de recursos, frecuentemente los propios investigadores deben comprar materiales o sufragar diversos costos.

Mientras a los proyectos de investigación y desarrollo, esencia de las actividades del ININ, se dedica menos de 2 millones de pesos del presupuesto anual para su operación y hay proyectos autorizados que no tienen fondos para operar (cero pesos), se destina gran parte del presupuesto a la renta de vehículos para uso del personal administrativo y a actividades administrativas, en montos que rebasan 31.6 millones de pesos tan solo en 2017.

Una de las actividades más importantes en cualquier centro de investigación es la formación de personal. En el ININ, obligado por ley a la formación de recursos humanos, el ingreso de estudiantes y su incorporación a los proyectos, ante la falta de cuadros técnicos, se ha convertido en los últimos tiempos en una gran oportunidad de apoyo para el desarrollo de muchos proyectos.

En días pasados, la administración del ININ notificó a la Comisión de Becas, integrada por representantes del ININ y del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear (SUTIN), que debido a disposiciones presupuestarias dadas a conocer por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a partir de ese día se cerraría el ingreso de estudiantes durante todo el año y se abrirá hasta enero de 2019.

Esta medida afecta seriamente los proyectos con apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), pues una de las actividades de estos es la formación de recursos humanos, además de contar con el compromiso de tener entregables, como informes, tesis y artículos. Para los estudiantes, significa el cierre de una posibilidad de avanzar en sus estudios de licenciatura, maestría o doctorado.

Cabe señalar que la suspensión del ingreso de estudiantes no implica necesariamente un ahorro para el presupuesto institucional, ya que no siempre implican una erogación. En cambio, sí tiene serias consecuencias en nuestras actividades sustanciales, como el bloqueo a la formación de recursos humanos que el ININ debe realizar, afectación a los estudiantes, al prestigio de la institución, al desarrollo de los proyectos y al cumplimiento de compromisos con organismos externos como CONACYT, con el pretexto de implementar medidas de austeridad.

No es la única acción que afecta el trabajo de investigación. A pesar de que el Contrato Colectivo de Trabajo firmado entre el sindicato y el instituto establece los mecanismos y condiciones para la asistencia de los investigadores a actividades científicas, se pretende incrementar de manera unilateral los requisitos para asistir, mientras al personal de confianza se le dan todas facilidades, aunque no presenten trabajos, ni tengan que ver con el tema del evento.

Tampoco en este caso, el ahorro es una razón, pues la asistencia a congresos en gran parte es sostenida por recursos de los proyectos CONACYT, por los organizadores de los eventos, el SUTIN e incluso por los propios interesados, y se afectará la difusión del trabajo de investigación y desarrollo del instituto, que por ley debe se debe realizar.

La insuficiencia presupuestal a los centros de investigación y la negativa de recibir estudiantes, va contra las recomendaciones de la UNESCO y viola el artículo 27.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que dice que todo ser humano tiene la libertad de participar en la vida cultural de la comunidad y a compartir, participar y gozar de los avances científicos. Las medidas administrativas para obstaculizar las actividades de investigación científica provocan la precarización y ponen en peligro  el desarrollo científico y tecnológico del país.

A los trabajadores científicos nos preocupa el rumbo que está tomando la ciencia y la tecnología en México. Situaciones como la que está pasando el ININ se repiten a lo largo y ancho del territorio nacional, y ocurren tanto en universidades públicas como en centros de investigación científica. Los científicos necesitamos tomar acciones para empezar a cambiar la situación de nuestro sector, defenderlo y colocarlo como un factor determinante para el crecimiento e independencia de nuestra nación. No queremos un país que maquile las ideas de otros, queremos un país independiente que desarrolle su propia ciencia y tecnología.

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Redactado por:

Carlos Guillen Soriano. Secretario de Prensa del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear (SUTIN). Egresado del Instituto Politécnico Nacional. Línea de Investigación en tecnología de reactores nucleares. Especialista en diseño gráfico y editorial. Adscrito al departamento de automatización e instrumentación, a la gerencia de ciencias aplicadas y a la dirección de investigación científica del Instituto de Investigaciones Nucleares (ININ)

e-mail: sutin.nucleares@gmail.com

Rebeca Arteaga López. Vocera de la Federación Latinoamericana de Trabajadores Científicos (FedLaTCi). Bióloga, UNAM.  Doctora en Ciencias Biomédicas, UNAM. Posdoctorados en nanotecnología, farmacobiología y neurociencias. Directora general de BionanoBWT, empresa especializada en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías enfocadas a la salud.

Twitter: @paolaRarteaga

e-mail: p.arteaga@bionano.co