El presidente de la República: Felipe de Jesús Calderón.

El secretario de Seguridad Pública: Genaro García Luna.

El vocero de Seguridad: Alejandro Poiré.

El mero jefe de CISEN: Guillermo Valdés.

El secretario de la Defensa Nacional: General Guillermo Galván.

A todos un solo delincuente pudo burlar y reírse de ellos, el inmortal Chayo, es hoy un referente de la vida nacional, no solo por lo que representa, sino por todo lo que aconteció a su alrededor. Por ejemplo en la noche del 12 de marzo, el sempiterno lector de noticias Joaquín López Dóriga ofreció una apostilla que de contar con analistas en información serios jamás la hubiera transmitido. Resulta que puso en el aire la reseña de cuando “abatieron” por primera vez al Chayo, ahí su compañera narró cómo las autoridades policíacas y militares se enfrentaron a tan temible sujeto y… pues afirmaron que lo habían matado, esto sucedió ni más ni menos que en el canal de las estrellas. Claro, entonces se equivocaron porque ellos no hacen periodismo, solo transmiten boletines oficiales. Si de por sí su credibilidad es nula, pues con actos como éste el valor de su empresa ha de estar por los suelos.

Nazario Moreno, un señor que de acuerdo a la poca información que disponemos es un referente a la tremenda crisis que estamos padeciendo desde hace más de treinta años, periodo en cual lo mismo hemos tenido presidentes “geniales” como Salinas, o simplemente incompetentes como Calderón; total que de acuerdo con lo que sucede, bien podemos afirmar que la legalidad de este gobierno reformador está por verse, porque no es suficiente con filtrar información a los dóciles medios que con gusto publican lo que se les ordene, va a faltar que de todos los escándalos destapados, siquiera uno tenga la repercusión necesaria.

En este vergonzoso acontecimiento de un señor que estaba muerto, pero perdón, no estaba muerto, porque la “indagación” con la que contaban los responsables ahora descubren que era imprecisa, en ese caso el ex presidente de las manos limpias debería proceder legalmente contra todos los funcionarios que violaron la ley al haber informado al primer mandatario con mentiras y falsedades. Por supuesto, eso es lo que debería proceder si el señor Calderón tuviera un poco de entendimiento para comprender la magnitud del delito en que incurrieron él y todos sus amiguitos.

Así las cosas y como afirma el fundamentalista Penchyna, el PRI es el partido de todos los mexicanos, pues aquí no pasará nada porque a fin de cuentas el Chayo ahora sí está muerto, pero afirmará el populacho …… pero de risa, porque tanto como creerle a nuestros gobernantes está muy, pero muy difícil, a pesar de que el procurador Murillo se vaya de rodillas a La Villa, nadie les creerá nada.

Por lo pronto muchos “periodistas” entraron en pánico cuando anunciaron oficialmente la muerte del Chayo, sudaron frío, se imaginaron buscando trabajo, llamando a sus contactos para que no los eliminen de las nóminas  gubernamentales, en fin la zozobra reinó por unos días entre el gremio de “informadores”, afortunadamente se trataba del otro Chayo, ese que bien a bien desconocemos si está muerto o gozando con la programación del canal de las estrellas.