La señora @SaraPSerna, “periodista y feminista a tiempo completo” –es lo que dice su biografía en Twitter– ha denunciado en un sitio de noticas español la brutal discriminación que sufrimos las gordas y los gordos de todo el planeta. En @publico_es he leído “Gordofobia: la violencia silenciosa que hay detrás de la cultura de la delgadez” y, la verdad sea dicha, he quedado impresionado. Sintetizo enseguida el artículo de @SaraPSerna:
1.- La delgadez es una de las máximas aspiraciones de las personas, ya que se le asocia al deseo sexual y a hábitos de vida saludables”.
2.- Pero tales ideas “legitiman una opresión hacia las personas gordas, sistemática y estructural”.
3.- Empiezan a surgir colectivos antigordófobos “para visibilizar esta discriminación”.
4.- La periodista cita a Lara, “antropóloga y activista, y una de las integrantes del colectivo antigordófobo Cuerpos Empoderados”.
5.- Lara responde a la pregunta fundamental de por qué nos da tanto miedo engordar: “Hay una promoción de la delgadez total y continuada, donde se asocia delgadez al cuidado, a hábitos de vida saludables, al autocontrol, al esfuerzo… Es decir, a valores neoliberales individualistas y que afectan a todo el mundo”.
6.- Dice @SaraPSerna: “Desde los anuncios en televisión, el sistema de tallas de las tiendas de moda, los productos de belleza, hasta el tamaño de las butacas del cine o del metro: el sistema y la sociedad están configurados para las personas delgadas”.
7.- Dice Lara: “Bajo argumentos de salud y estética se legitima una violencia brutal, que incluso se puede estructurar. Se da en todos los ámbitos de la vida: en tu casa, en el trabajo, por la calle, con tus amigos”.
8.- Stopgordofobia es otro colectivo que ha nacido por “las experiencias de violencia cotidiana que sufren las personas gordas”.
9.- En Cuerpos Empoderados dicen que la gordofobia “tiene que ver con controlar y regular la vida de los cuerpos de las personas construyendo unos cuerpos más válidos que otros, generando una norma, que se impone como absoluta y que legitima la violencia”.
10.- @SaraPSerna encuentra la clave del problema en que “no se trata de un complejo individual, se trata de una fobia construida y legitimada con normas que dictan qué cuerpos son aceptables y deseables y cuáles no”.
11.- El activismo gordo apenas empieza, está en la etapa de “politizar” el problema. Lo dice Lara: “Nuestro activismo se basa en explicar a las personas gordas que no les pasa nada, que esto es un problema político y vamos a ver de dónde viene”.
13.- La gordofobia afecta más a las mujeres porque a ellas se les exige mucha más que a los hombres cumplir con las metas que dicta la obsesión de la delgadez.
14.- “El tema del cuerpo y su control ha sido tratado de manera extensa por autoras feministas que han puesto en el centro del debate esta cuestión. Es el caso de Naomi Wolf, una de las representantes del feminismo de la tercera ola que afirmaba que “una cultura obsesionada con la delgadez femenina no está obsesionada con la belleza de las mujeres. Está obsesionada con la obediencia de estas. La dieta es el sedante político más potente en la historia de las mujeres; una población tranquilamente loca es una población dócil”.
15.- Dice @SaraPSerna que preocupadas por la delgadez, las mujeres “no tienen tiempo para pensar en sus derechos”.
16.- En Cuerpos Empoderados piensan que “el sistema trabaja para que nuestra máxima preocupación tenga que ver con restringir lo que comes, con no estar a gusto con tu cuerpo”.
17.- Sobre la “gordibuena” dice @SaraPSerna: El sistema aprovecha que “el feminismo está de moda para reapropiarse de la lucha y la reivindicación… Es aquí donde surge el concepto de ‘gordibuena’, un término muy criticado por el movimiento feminista y los colectivos gordófobos, que incorpora a las mujeres gordas dentro del imaginario del deseo masculino”.
18.- Ejemplos de lo anterior son las campañas de publicidad, aplaudidas por numerosos medios de comunicación en el mundo, en el que las modelos “rompen con los cánines de belleza” porque tienen celulitis o tienen una talla mayor que las otras modelos extremadamente delgadas. Pero “por muy revolucionarios que suenen estos ejemplos, no rompen con los cánones de belleza ni normalizan el cuerpo de la mujer”.
19.- “Tal y como destaca Lucía Lijtmaer a las mujeres se les ha enseñado que son imperfectas y que les falta algo. Y es aquí donde interviene el sistema capitalista mostrando que lo que falta se basa en el cuerpo y la belleza”.
El Manifiesto gordo (Tomado de Cuerpos Empedrados):
Te preguntarás quienes somos. De dónde salimos. Por qué somos así.
Somos aquella niña que insultabas en la escuela.
Sí, sí, no se te ha olvidado. Me gritabas gorda.
Somos la mujer que observas en el metro, con cara de agobio cuando me siento a tu lado.
Pensando cómo sería tu vida si tuvieras mis dimensiones corporales.
Somos ese compañero de equipo del que secretamente sientes vergüenza.
No puedes dejar de preguntarte por qué no estoy más delgado con lo mucho que corro.
Somos tu amiga, la que se ha pasado la vida en el segundo plano, esa que te acompaña mientras ligas en las fiestas.
La maja, gorda y fea según tus patéticos novietes.
Somos el que recibe sin gracia tus bromas sobre mi peso.
Somos la foca, el ballenato, la morsa, la vaca.
Somos cualquier animal cuya característica física sea ser gordo.
Somos el niño que siente que nunca tendrá novia ni resultará atractivo a nadie por el tamaño de su barriga.
Somos la universitaria a la que decidiste no dar el puesto de trabajo, pues su imagen física no estaba a la altura para tu proyecto.
Somos el que nunca entendió por qué ser gordo es considerado algo desagradable a nivel social.
Somos la que no tiene claro que ser gorda signifique no follar.
Somos a la que le apetece hacerlo todo el rato.
Somos el que se esconde tras la toalla en la playa, cada día de cada verano.
Somos la adolescente que se mira al espejo y llora, la que come y se siente mal, cada vez peor. Hasta que decide dejar de hacerlo.
Somos el gordo virgen de quien hacen chistes sus colegas cuando se refieren al sexo.
Somos la gorda que no entra en tu ropa de marca ni en tus anuncios de alimentos dietéticos.
Somos la gorda vegana que come disfrutando de la vida y respetando la de otras (y sí, soy vegana y gorda, supéralo).
Somos la mujer gorda que se ríe en la cara de tus patéticos cánones de belleza.
La que viste una blusa, un corsé, una camisa ancha o un vestido rosa si le apetece.
Somos los gordos trans, que odiamos tu interés por categorizarlo todo en extremos opuestos que no nos identifican.
Somos las activistas que estamos hasta los ovarios de combatir vuestras malditas armas de publicidad masiva contra nuestros cuerpos.
Somos tu hija, a la que recomendabas que hiciera dieta si quería gustar a los chicos y tener amigas.
Somos el que se miró al espejo y se sintió atractivo, aunque tras su puerta hubiera una sociedad que pensara justo lo contrario.
Somos la rabia personificada, la imposibilidad de esperar más. Somos muchas, estamos en todas partes. Vivimos aguantando las risitas y los insultos.
Soportando miradas y juicios. Comentarios y silencios.
Somos las que estamos empezando a amar a nuestro cuerpo independientemente de lo que nos obliguen a sentir hacia él. Somos las que nos juntamos y nos contamos cómo nos sentimos y por qué. Las que reconocen las causas de sus lágrimas y las combaten día a día, de la mano, con todo el corazón.
Por eso nos declaramos feministas, anticapitalistas, y antiespecistas. Le declaramos la guerra al patriarcado, al machismo, al mercado, al mercado del cuerpo, a la publicidad asesina, a las dietas.
Queremos ver cuerpos diferentes. Queremos querer cuerpos diferentes. Queremos comer más de 1300 Calorías al día. A nosotras también nos aprieta el chocho la talla 38.
Estamos en contra de la corrección. En contra de la opresión. De la patologización. Creemos en el empoderamiento. Creemos en tomar las calles. En gritar. En ser unas histéricas. Somos chonis. Somos sofisticadas. Nos gusta el flow. Somos negras. No creemos en la culpa. No queremos ser víctimas. Queremos gritar. Queremos bailar. Queremos que nadie nos diga lo que tenemos que hacer.
Queremos ser.