Los mexicanos siguen muy molestos con el gobierno de Enrique Peña Nieto. Eso no debe olvidarse a nadie. Mucho menos a los medios de comunicación que son los presuntos encargados de informar al pueblo de México sobre los aconteceres diarios que impactan a nuestro país. Sin embargo, son precisamente ellos, los medios de comunicación corruptos y que deciden no decir la verdad, los primeros en olvidarlo. Pero no se trata de un olvido por descuido. No. Se trata de un olvido adrede. En otras palabras, no quieren que la gente se entere del repudio casi generalizado  que sufre el presidente en casi cualquier ciudad que visita, tanto dentro del país como fuera.

Muchos periodistas, cuya obligación debería ser informar al pueblo sobre este tipo de acontecimientos, deciden callar y no decir nada. Existen varios ejemplos, tales como Oscar Mario Beteta, Ciro Gómez Leiva, Joaquín López Dóriga, Adela Micha, don Federico Arreola, entre muchos otros, quienes no paran de decir empecinadamente que la presidencia de Enrique Peña Nieto es un éxito, que las reformas estructurales han traído o traerán bienestar a la clases más desprotegidas, que el presidente es un estadista, etc.

Sin embargo, prueba de ello no existe ninguna. No hasta ahora.

Pocos han sido los logros del gobierno peñista. Mencionaré dos: el primero es la posibilidad de llamar a cualquier parte del país y pagar como llamada local. Sin duda es un logro que acercará más a los mexicanos y también quitará un presupuesto de ingresos muy grande a las empresas de telefonía, tanto móvil como fija, quienes se han caracterizado por chupar como esponjas dinero de los consumidores. [1]

Otro de los logros peñistas, quizá el mejor, es el aumento de ISR a los que más ganan: Quienes ganan hasta medio millón de pesos anuales pagarán una tasa de 30 por ciento en el  Impuesto Sobre la Renta (ISR), se aplicarán las tasas de ISR de 32 por ciento a quienes obtengan 750 mil pesos anuales en salarios y 34% a los que tienen ingresos superiores al millón de pesos al año. Para quienes ganen más de tres millones, el impuesto será de 35%.[2]

Sin embargo, la mayoría de las acciones de Peña Nieto aún están por probarse, en específico las reformas estructurales, mismas que hasta ahora han traído pocos beneficios, la mayoría de ellos para las grandes empresas. Por ejemplo, gracias a la reforma energética pronto nuevas empresas podrán invertir en México en la búsqueda y explotación del petróleo. Se especula que también habrá nuevas gasolineras, no solo las de Pemex. Por lo que los empresarios pueden estar contentos, pues México es un buen lugar para invertir, toda vez que el gobierno peñista les abre las puertas y da muchas facilidades. Empero, que todos esos beneficios para las empresas, nacionales y extranjeras, se traduzcan en beneficios para la población, es otra cosa.

La reforma laboral que aprobó el gobierno de Enrique Peña no contempla un nuevo salario mínimo[3], sino que se sigue basando en el mismo de siempre, es decir, en el área geográfica A se pagarán 70.10 pesos diarios, mientras que en la B, 66.45 pesos diarios. Esto durante 2015. [4] Y bueno, todos sabemos que ese dinero no alcanza para nada, cuando se supone debería alcanzar para cubrir los gastos de manutención de toda una familia, entiéndase comida, ropa, escuela, medicinas, etc.

 

Por lo pronto el gobierno de Enrique Peña Nieto sufre una terrible crisis. Poco ha ayudado al pueblo con las reformas estructurales y si éstas no comienzan a traducirse en mejoras para la población mexicana, en específico las clases medias y las clases bajas, a más tardar este año, la crisis del gobierno seguirá agravándose.

No solo se trata de malas decisiones en el terreno de la economía y aprobación de políticas que ayudan a los más poderosos. Se trata también de una crisis de legitimidad. El pueblo de México no quiere a Enrique Peña Nieto como su presidente.

Como prueba irrefutable de que Enrique Peña Nieto no es querido por el pueblo de México podemos citar cualquier cantidad de protestas en su contra. La más reciente apenas hace dos días, 19 de enero, en la que 200 estudiantes de diversas facultades se reunieron en los alrededores del Hospital del Niño Poblano para manifestarse en contra de EPN exigiendo, entre otras cosas, que el presidente asuma sus responsabilidades por el asesinato de los 43 normalistas de Ayotzinapa.[5]

Cabe mencionar que el hospital en comento fue reinaugurado por el presunto presidente, en compañía de otro truhán de la política mexicana como es el gober bala, Rafael Moreno Valle, lamentable gobernador de Puebla, y quien es responsable indirecto de la muerte del niño José Luis Tehuatli el año pasado, cuya muerte permanece aún impune a pesar de que la CNDH dijo que no sería así. [6]

En fin, si Enrique Peña Nieto es o no el autor intelectual del asesinato de los 43 normalistas, o si el gober bala pagará o no con cárcel por la muerte del niño José Luis, es algo que por ahora los mexicanos no sabrán.

 

Lo que sí es seguro es que la presidencia de EPN sigue atravesando una seria crisis de legitimidad, al punto tal que muchos mexicanos sospechan de él que es un asesino y en cada protesta se lo restriegan en la cara.

Está grave la situación de México.

 

@Eximio34