Nadie dijo que la tarea de intentar renovar a un país sería cosa fácil. A Andrés Manuel López Obrador, quién llegará a la presidencia el próximo 1 de diciembre con un arrollador mandato de más del 50% de los votos, sus rivales políticos parecen querer hacerle el tránsito hacia el poder lo más difícil posible.
Cuando no es la polémica por el asunto del Fideicomiso de los Demás, el cual el INE acaba de aceptar que no tuvo uso electoral, son otros temas como la carta, firme pero respetuosa que Andrés Manuel envió a Donald Trump. Quienes nunca vieron una sola falla en el sistema electoral en el fraude del 2006 y en el uso de tarjetas “electorales” en 2012, ahora alucinan con una posible causa de “anular” la elección. Quienes jamás se quejaron por la conducta de nuestros gobernantes respecto a Trump, ahora ven supuesto “entreguismo” en la misiva de Andrés. Y así sucesivamente.
Ese gran humorista y educador que es Rafael Barajas “El Fisgón” lo ha advertido tanto en charlas como en sus cartones: Andrés Manuel debe tener cuidado de no convertirse en otro Francisco I. Madero.
Pese a que las diferencias son obvias, comenzando por el más de un siglo de distancia que separan ambas eras y a ambos personajes, comencemos por las coincidencias: ambos personajes derrotaron a un régimen impopular que se perpetuó por décadas y también ambos personajes llegarán al poder con gran parte de los llamados poderes fácticos en contra.
Ahí se acaban las coincidencias. Porque si bien existen y existirán periodistas, medios y empresarios que por todos los medios busquen desprestigiar, desestabilizar y ridiculizar al ahora virtual presidente electo, también existirá una buena cantidad de ciudadanos, usuarios de redes sociales y periodistas militantes que serán un fuerte contrapeso contra los adversarios de Andrés Manuel. Además, el próximo presidente, tanto estudioso como aficionado a la historia de México, sabe que uno de los grandes errores de Madero fue el no haber retirado a elementos del régimen anterior de puestos de poder clave, error que difícilmente repetirá.
Ya lo dijo el próximo presidente de México, ese que apenas hace unos cuantos años era un escéptico del poder de estas tecnologías: “benditas redes sociales”. Ni AMLO será como Madero, ni se repetirán en su gobierno los errores que desembocaron en la funesta “decena trágica”.