La semana pasada salió a la venta Addyi (fibanserina) o ?Viagra femenino? en los Estados Unidos, finalmente aprobada por la FDA, por un nuevo laboratorio y después de varios intentos fallidos.

¿Qué es lo que hace a este medicamento tan controversial ? ¿Puede generarse el deseo sexual cuando éste no existe ? ¿Es un problema real la falta de deseo en la mujer?

Fue dirigido a las pacientes con TDSH (Trastorno por Deseo Sexual Hipoactivo), ahora llamado Disfunción de interés sexual y excitación femenina, la cual ocurre en mujeres jóvenes premenopáusicas.

Un porcentaje alto de mujeres postmenopáusicas tiene falta de deseo sexual como parte de los cambios hormonales del climaterio, sin embargo con adecuada terapia sustitutiva y psicoterapia se resuelve favorablemente.

Definamos que Addyi no funciona como el Viagra (sidenafil) que logra erecciones con grado de firmeza IV en pacientes que no consiguen mantener la erección para una penetración adecuada durante el coito, por lo que su efecto es exclusivamente local.

Los varones que deseaban mentalmente una relación sexual y no lograban que ésta fuera satisfactoria para ellos y sus parejas, vieron eliminados los problemas al tomar la pastilla azul en el momento adecuado (efecto pasajero y a corto plazo).

Addyi difiere de Viagra en cuanto a que debe tomarse diariamente y el efecto prometido, incremento de deseo sexual, se lograría en las siguientes 4 semanas.

Su efecto es directamente sobre el sistema nervioso central similar al de los antidepresivos, pudiendo generar efecto paradójico, la dosis se mantendrá entre 6 y 12 meses.

Las cifras no son alentadoras, sólo del 0.6 a 1.5 % de incremento del deseo por ciclo impedían que fuera aprobado por la FDA.

Los efectos colaterales (somnolencia, mareo, náusea e incluso pérdida de la conciencia) que pueden mermar la calidad de vida de las usuarias, frenaba su autorización.

En mi opinión, muchas mujeres y sus parejas pueden verse beneficiadas con el uso de este medicamento, cuando son debidamente informadas y elegidas para su uso.

Addyi fue estudiado para ser lanzado como antidepresivo y se vio que un efecto ?colateral? importante era la mención de un incremento en el deseo sexual.

Recordando lo que uno de mis maestros decía: una mujer feliz con su vida y su pareja desea expresar su sexualidad, dar y recibir placer. El deseo sexual no se puede ?generar? artificialmente como recién veía en una entrevista a una reconocida sexóloga.

Pero sí podemos quitar los factores nocivos que hacen que una paciente joven bloquee su sexualidad cuando es un pilar de la salud y buen funcionamiento de la psique.

Muchas pacientes jóvenes padecen DIS y quizá saber que hay un apoyo farmacológico para lo que les sucede, las ayude a aceptar de mejor manera el apoyo psicológico y/o la terapia de pareja orientada a la sexualidad.

Estoy de acuerdo con esta idea de que ?el deseo sexual no puede ser generado? ya que éste existe o no en una mujer hacia su pareja.

Como una paciente hace tiempo me dijo: ?Deseo sí tengo, pero no hacia él?, ejemplificando como un padecimiento de esta naturaleza no puede ser resuelto únicamente con una pastilla en el complejo comportamiento femenino.

Dra. Ana S. Toscano Flores

Ginecología y Obstetricia

www.draanatoscano.com

@cocotoscano