Un psicólogo de la Universidad de Texas en Austin, James Pennebaker, y otros colegas suyos publicaron en la revista Science, en 2007, un curioso estudio para refutar la idea de que las mujeres hablan más que los hombres.
En el experimento participaron hombres y mujeres de México y Estados Unidos. Los psicólogos se las ingeniaron para contabilizar las palabras que ellos y ellas pronunciaban durante las, en promedio, 17 horas que las personas adultas permanecen despiertas.
El estudioso encontró que las mujeres pronunciaban un promedio de 16 mil 215 palabras al día; los hombres, 15 mil 669. Es decir, prácticamente lo mismo.
Pues bien, he contado con la ayuda de Word —usando versiones estenográficas— las palabras que el presidente López Obrador pronuncia en tres mañaneras elegidas al azar.
En las dos horas que aproximadamente dura cada conferencia de prensa, AMLO pronuncia un promedio de 4 mil 800 palabras.
Pero, hay que subrayarlo, antes de sus encuentros con los periodistas, que empiezan a las siete de la mañana, Andrés Manuel ya habló durante al menos 40 minutos en la reunión que cada día a las 6 AM —dicen sus colaboradores que empieza en realidad a las 5:45— encabeza con su gabinete de seguridad. Calculo que en esa junta de trabajo, el presidente de México pronuncia unas mil 500 palabras.
Es decir, a las nueve de la mañana, antes de empezar otras reuniones y de hacer llamadas telefónicas con toda clase de personas —colaboradores, empresarios, invitados personales, familiares, embajadores, líderes sindicales, diputados, senadores, etcétera—, Andrés Manuel ya ha pronunciado unas 6 mil 300 palabras. ¡Y todavía le faltan, al menos, 14 horas de actividad!
Pienso que antes de retirarse a dormir, alrededor de las diez de la noche —aunque, por supuesto, en la presidencia de México sobrarán jornadas que se alargan hasta altas horas de la madrugada—, Andrés Manuel pronuncia fácilmente más de 20 mil palabras en 17 horas de vigilia.
No tengo la menor idea de si eso es bueno o malo. Se trata, nada más, de un cálculo que se me ocurrió hacer el pasado viernes mientras AMLO hablaba de la rifa del avión presidencial.
Pensé mientras lo escuchaba que si el presidente López Obrador desea que se vendan todos los cachitos de la Lotería seguramente va a tener que hablar mucho más.
Y es que si bien hay demanda de cachitos, y seguramente crecerá gracias a la publicidad que la Lotería Nacional realice en medios y redes, la meta que el propio AMLO estableció es bastante elevada. Entonces, para alcanzarla, el presidente de México tendrá que esforzarse en convencer indecisos. Y para ello el mejor instrumento con el que cuenta el ser humano es la voz.
El que no habla, no vende.