El pasado 12 de abril el New York Times publicó un artículo de uno de sus opinadores estrella, Thomas L. Friedman, titulado "Why Is Trump Fighting ISIS in Syria?" - ¿Por qué Trump combate al ISIS en Siria? -. El artículo pretende ser una crítica "constructiva" a la estrategia de Trump en el asunto Siria, aunque en realidad viene siendo una propuesta de estrategia monstruosa si nos atenemos a sus ruinosas consecuencias. Le doy al final de mi apunte enlace al artículo de Friedman, y enseguida le ofrezco una descripción de sus aspectos principales.

Reconoce Friedman que el ISIS es detestable, satánico y cruel - en sus palabras -, y que por ello debe ser aniquilado, pero no hoy y no gratis. Reconoce que Trump y sus colaboradores ubican lo prioritario en el tema Siria en aniquilar al ISIS, para luego estabilizar al país. Pero a Friedman le parece un error esta estrategia porque considera que sería hacerle un servicio gratis al régimen de Bashar al-Asad y sus asociados - Rusia, Irán y el Hezbolá -, y que a la postre llevaría a éste al triunfo y su consolidación en Siria. Friedman propone a Trump una mejor estrategia que consiste en persistir en eso de derrocar al régimen de Bashar al-Asad a través de dos rutas de acción alternativas: seguir alentando y apoyando con armas a los rebeldes moderados sunitas, o bien simplemente salirse del campo de Siria para que el ISIS se convierta en el problema del régimen de al-Asad y sus socios. Según Friedman, solo de esta forma se pondría bajo presión al régimen de al-Asad para que comparta el poder con los sunitas moderados, lo cual llevaría a su derrocamiento. Finalmente, y con aire de ironía, dice Friedman que es la hora de ver en acción al Trump real, el cínico, el impredecible y egoísta, el que no hace nada gratis, para que adopte la estrategia que él propone.

Hasta aquí la descripción de lo importante en el artículo de Thomas L. Friedman en el New York Times.

Sobre los juicios de Friedman: falso, poco probable y misterio.

Friedman construye su argumentación con algunos juicios explícitos e implícitos que él asume como verdaderos. Son básicamente los siguientes. Que el régimen de Bashar al-Asad es ilegítimo y tan malo que mata niños con ataques químicos, como en Iblid. Que los rebeldes sunitas son moderados y que su gobierno si tendría legitimidad. Con esa calificación de moderados ya los salva por lo menos del mal. Que una vez derrocado al-Asad, el ISIS renunciará a su proyecto y cederá el poder a los sunitas moderados.

El problema es que Friedman jamás presenta datos suficientes para soportar sus juicios. No presenta datos sobre cuál es la voluntad de los sirios respecto a qué partido en pugna debe gobernarlos. Y dudo que los sirios hayan deliberado esto puesto que hasta ahora los han tenido ocupados exclusivamente en buscar la manera de sobrevivir en una guerra. Hay datos que muestran que los rebeldes sunitas a veces actúan como lavadero moral de apoyos de occidente y las monarquías sunitas dirigidos a los terroristas. La cuestión sobre la responsabilidad de los ataques químicos en Iblid sigue siendo confusa y no concluyente. Este asunto lo traté con algún detalle en mi anterior artículo en este diario: "Donald Trump o cómo destruir la narrativa rusa de Barack Obama". Si el mismo Friedman asume que dos corrientes encontradas en el islamismo, como son los chiítas y sunitas, son garantía de guerra, no veo cómo dos corrientes también muy encontradas en el mundo sunita - ISIS y moderados - puedan garantizar la paz entre ellos, como asume Friedman. Digo, a menos que Friedman tenga datos sobre alguna conspiración entre esos dos bandos para ese efecto. Por lo demás, Friedman tampoco nos ofrece datos suficientes que permitan asentir ante sus afirmaciones de que el régimen de al-Asad y sus socios son malos y que los rebeldes sunitas son moderados y buenos.

En suma, los juicios de Friedman son falsos, poco probables o no pueden ser asentidos o negados porque simplemente no hay datos. Digamos que Friedman está argumentando con falsedades, juicios poco probables y con misterios - juicios que no postulan datos -. 

La justificación de Friedman es incompleta y falsa:

En su escrito Friedman hace un uso intensivo, aunque implícito, de la legendaria máxima: El fin justifica los medios. Es un principio o máxima que erróneamente se le atribuye a Maquiavelo. En realidad es producto de una interpretación vulgar y errónea del maquiavelismo por parte de algunos jesuitas, especialmente del padre Busembaum. El maquiavelismo no tiene constricciones morales externas. Su única constricción es interna: la eficacia. Ahora bien, la eficacia es equivalente a cierta noción de lo razonable. Esa noción nos dice que lo razonable, en cualquier ámbito de decisiones, es una cuestión de relación entre medios y consecuencias. Así pues, decimos que lo razonable siempre consiste en saber buscar y elegir los medios que, con el máximo de probabilidad objetiva, nos llevarán a las consecuencias que tenemos en vista. Pero también una acción eficaz o razonable es moral si apelamos a una ética utilitarista vulgar, donde el principio fundamental nos dice: el máximo de felicidad para el mayor número de personas. Esto es así porque en esta parcela una acción es moral si sus consecuencias buenas superan en valor a sus consecuencias malas, lo cual también sería eficaz o razonable.    

Es evidente que Friedman acomoda deliberadamente su argumentación para que alcance esas dos justificaciones: lo razonable y lo moral, derivadas a partir de su maquiavelismo y su ética utilitarista. Es por esto que Friedman, ya armado con sus dos justificaciones, tiene la audacia de proponer su temeraria fórmula para resolver el problema de Siria: usar un mal radical - ISIS - como medio para combatir al corrompido y maligno régimen de al-Assad, y en vista de un buen fin para Siria: instalar en el poder a los sunitas moderados. Pero hay dos problemas con la fórmula de Friedman. El primer problema consiste en que dicha fórmula está construida con juicios falsos, poco probables o misterios. El lector solo tiene que recordar lo que apuntamos en el anterior apartado al respecto. El segundo problema es que Friedman no nos ofrece un cálculo y balance exactos y ciertos de las consecuencias buenas y malas que implicaría su fórmula.

De esta forma, la fórmula de Friedman es falsa e incompleta. Y no se me tome a mal el que yo exija total certeza en la fórmula. Tome en cuenta el lector que la fórmula de Friedman propone usar un medio - el ISIS - contra al-Asad que necesariamente implicará la muerte de decenas de miles de seres humanos. A decir verdad, tendríamos que exigirle a Friedman total certeza en su fórmula así y ésta solo pusiera en riesgo de ser torturado a un solo niño sirio.

La prueba de fuego para Friedman:

Además, es muy fácil probarle a Friedman que su ética utilitarista vulgar no le ajusta para justificar moralmente su fórmula para Siria. Para esto, basta con ponerlo a él en ciertos escenarios hipotéticos para que de inmediato llegue a juicios contradictorios con sus mismos criterios. Suponga Friedman, por ejemplo, que él ha sido capturado por algunos terroristas en Siria y que está a punto de ser ejecutado. Si Friedman es consecuente con su fórmula y sus criterios, estaría obligado a aceptar de buen grado su ejecución. Después de todo, él solo se habría condenado a ese destino. Pero ¿lo haría en realidad? ¿Estaría Friedman dispuesto a morir para ser consecuente con su fórmula para Siria? Le aseguro a Friedman que en la víspera de ser ejecutado rechazará su fórmula y ya estará en contradicción.

Queda claro que la ética utilitarista de Friedman es insuficiente para darle cabal justificación moral a su fórmula para Siria, y así ofrezca los cálculos numéricos más exactos, ciertos y prometedores sobre sus consecuencias previstas.

El contenido real de la fórmula de Friedman: deseos y aversiones.

A estas alturas la fórmula de Friedman para Siria es incompleta, insuficiente y falsa. Incompleta, porque no ofrece un cálculo y balance exactos y ciertos de sus consecuencias previstas. Insuficiente, porque no le ajusta para darle cabal justificación moral. Falsa, porque se funda en juicios falsos, poco probables o en misterios. Pero lo más desagradable es que Friedman quiere hacernos pasar todo eso tal como si fueran juicios verdaderos, razonables y morales, y valiéndose tramposamente para ello de su elocuencia, de su presunta autoridad en el medio y en un falso rigorismo lógico. Así que, en realidad, el escrito de Friedman nos ha abierto las ventanas de su corazón, y a través de ese hueco vemos el contenido real de su escrito: son sus deseos y aversiones inconfesables como criterios únicos de su verdad subjetiva. Y en este mundo interior de Friedman algo es bueno o cierto solo porque a él le gusta, y algo es malo o falso solo porque a él no le gusta.

Así que ya nos va quedando claro el por qué de los premios y castigos que Friedman va repartiendo en su escrito, y donde los menos favorecidos por su generosa gracia fueron condenados a muerte. En efecto, Friedman tiene aversión por el régimen de al-Asad y sus socios - rusos, Irán, Hezbolá, chiítas -, y por eso en su imaginación los afirma como la encarnación del mal radical y de la ilegitimidad política. Por eso también los quiere sangrar con el ISIS y se afana por derrocarlos. Tiene clara simpatía por los sunitas rebeldes, y por eso en su imaginación los afirma como la encarnación de la moderación, la sensatez y de la legitimidad política, y los premia con el gobierno. Tiene simpatía por el ISIS al menos como su medio eficaz. Y tiene aversión a tal grado por Donald Trump, que es capaz de armar una propuesta delirante para Siria, que pasa por la realidad, lo razonable y la moral, y solo por criticar y atacar a Trump.

La monstruosa fórmula de Friedman:

El móvil de Friedman está en la satisfacción de sus deseos y aversiones, y no en el cumplimiento de la felicidad compartida con los sirios. Friedman demuestra que no tiene sentido moral o de humanidad para los sirios, que no los reconoce como personas, que no está dispuesto a tratar a la humanidad en cada sirio como un fin y no solo como medios para la satisfacción de su felicidad personal. Y es por todo eso que tiene la temeridad de proponer cínicamente una fórmula que implicaría la muerte y la infelicidad de decenas de miles de seres humanos a manos del ISIS, y donde las víctimas no solo serían soldados del régimen y de sus socios, sino también seres humanos inocentes: niños, mujeres, ancianos, gays, cristianos, kurdos, chiítas, periodistas, etc. Y todo, por el simple deseo de derrocar al régimen de al-Asad, por el que Friedman siente gran aversión, e instalar en el poder a los sunitas moderados, quienes le despiertan mucha simpatía. Una completa monstruosidad de Friedman que le confiere a la violencia, a la guerra, a la muerte, a la tortura y al terror, un valor dominante y cósmico, o una función ordenadora en el mundo sirio. Y monstruosidad muy culpable la de Friedman porque no estamos hablando de un pobre ignorante, que no sabe lo que dice. Él mismo ha reconocido en su escrito el carácter satánico, cruel y detestable del ISIS.

Todo el escrito de Friedman está cuajado de una afirmación implícita: EUA tiene derecho a determinar la vida de una nación soberana como Siria. Lo afirma desde el momento en que se ocupa en buscar la mejor fórmula para que EUA intervenga en ese país. Estamos frente a la clásica doctrina supremacista que confiere a la nación "superior" el derecho a controlar al resto de pueblos del mundo dictando sus códigos de conducta para tal efecto y de manera unilateral. Aquí se le concede a la fuerza de la nación "superior" un valor dominante y cósmico, como fuerza ordenadora del mundo. Pero sabemos que tal doctrina es una artificial racionalización de un contenido que no tiene nada de racional: la voluntad de poder, de dominio. Y la experiencia acumulada con esta doctrina nos prueba su irracionalidad e invalidez a través de sus ruinosas consecuencias sobre la humanidad: guerra, muerte, destrucción e infelicidad. En efecto, se trata de una monstruosidad doctrinaria que por desgracia sigue teniendo adherentes y prosélitos muy entusiastas como Friedman.

Friedman está tan persuadido de esa doctrina monstruosa, que llega a afirmar implícitamente que EUA no tiene responsabilidad alguna en la tragedia de Siria. Lo afirma implícitamente al calificar el combate al ISIS que propone Trump como un servicio gratuito al régimen de al-Asad. A Friedman se la pasa por alto que la situación actual en Siria, con ISIS incluido, con toda la carga de muerte, ruina e infelicidad que grava sobre muchos seres humanos en ese país, es consecuencia directa de los afanes intervencionistas de su país desde la era Bush Jr. y hasta llegar a Barack Obama y su macabro teatro de la "Primavera Árabe".

Esto nos vuelve a mostrar que Friedman no tiene sentido moral o de humanidad para los sirios, puesto que no toma nota de los daños que su país le ha causado a Siria y mucho menos de la obligación de reparar esos daños. Antes bien, Friedman hace la monstruosa proposición de que su país cobre por reparar los daños que ha causado. Dios mío. 

La superioridad de la postura de Donald Trump en el caso Siria:

La propuesta de Trump para Siria tiene como prioridad el combate al ISIS. Aunque hay opiniones encontradas en el equipo de Trump en torno a lo que seguiría a esto, parece que la voluntad de Trump sigue más inclinada a concretar un diálogo y acuerdo democrático entre las partes y salirse del campo Siria. Pero lo único cierto es el combate al ISIS. Sin embargo, ya solo con eso la propuesta de Trump me parece mucho mejor que la de Friedman porque es más razonable y tiene sentido moral o de humanidad.

En efecto, Trump pretende asumir a los sirios también como fines, no solo como medios. Es por esto que ni por asomo se plantea un programa para matar seres humanos inocentes para presionar a al-Asad. Luego, parece que Trump apunta a suspender la intrusión de EUA en ese país, lo cual implica el respeto a la autonomía legislativa de los sirios. La propuesta de Trump también toma nota de que el régimen de Barack Obama causó muchos daños a Siria, donde el mayor daño es el ISIS, y también toma conciencia de que EUA debe reparar ese daño. Aquí está otro signo de responsabilidad moral. Y finalmente, Trump demuestra prudencia al no anticipar una estrategia de estabilización política para Siria. Nada más prudente que esto si recordamos que el pueblo sirio no ha tenido tiempo para deliberar en torno a qué partido en pugna deba gobernar su país porque por el momento está ocupado exclusivamente en sobrevivir en una guerra.

Y así arribamos a un chocante absurdo de Friedman. Friedman, el cínico autor de una fórmula monstruosa para Siria, es quien le pide a Trump que sea cínico y egoísta - como es, en opinión de Friedman - para que se sume a su fórmula, y no obstante que la fórmula de Trump resulta mejor porque es más razonable y con sentido moral.    

¿Por qué el New York Times favoreció al ISIS?

Creo que los periodistas y medios de comunicación están obligados a siempre valorar los esfuerzos de los hombres por valorar la paz, la razón, la comprensión, los sentimientos elevados, la verdad y otras cosas que promueven el perfeccionamiento de los hombres y su felicidad compartida, y restar valor a todo aquello que esté en contra de esos fines, como pueden ser la mentira, la guerra y la muerte. Fue por esto que me sorprendió mucho que el New York Times se atreviera a publicar este artículo monstruoso de Friedman. Y no se trata de una acción inocua. Dado que hay lectores de medios que gustan de comprar las falacias de los articulistas tal como si fueran verdades, alguna cantidad de personas podrían emular la posición de Friedman en este artículo. Está claro que esto no es bueno para una sociedad que se precia de ser humana. Por lo menos se está promoviendo en los lectores prejuicios que son contrarios al sentido de humanidad.

Puede ser que el New York Times se sienta libre de la responsabilidad sobre lo que opinan sus articulistas según las normas internas, pero eso no disuelve en la nada su colaboración en la difusión del monstruoso artículo de Friedman. Si los ejecutivos del diario tienen sentido de responsabilidad moral, tendrán conciencia clara del posible daño que están ocasionando.

Al final solo me resta una pregunta: ¿Por qué el New York Times favoreció al ISIS como un medio útil? Creo saber las razones, pero sería tema para otro artículo.

Y eso es todo.

Artículo NYT: https://www.nytimes.com/2017/04/12/opinion/why-is-trump-fighting-isis-in-syria.html?_r=0

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