¡Arroz!

Con aire de galán de telenovela, sombrero Panamá y un ramo de rosas, Peña Nieto vuelve a las portadas del ¡Hola! para restregarnos su felicidad y, por supuesto, su valemadrismo por el país. ¿Esa alegría disfraza o esconde temor? Debería recordar que las rosas siempre llevan espinas.

EPN compra todas las rosas para su novia. Y su actitud pareciera reflejar algo así como si no tuviera idea de lo que pasa con uno de sus más cercanos colaboradores. Galán de galanes, al más puro estilo Mauricio Garcés, aunque sin su finísimo humor.

Hay burla, como en el “Arrroooz” de Garcés, pero el pueblo de México no tiene ni ganas ni fuerza de aguantar esas ¿ironías?

Si lo que quiere es aplicar la sicología inversa —nada temo, ergo me dejo ver—, bien le valdría recordar lo que acaba de suceder con Toledo, su símil peruano. Sin hacer alarde de su situación, pero tampoco escondiéndose, el ex presidente acaba de ser aprehendido en los Estados Unidos por sus lazos, nexos y corruptelas con Odrebecht.

Debe ser terrible tenerme y después perderme

Si EPN piensa que extrañamos su sonrisa perfecta (o su gestión) y por eso debe pavonearse en las revistas del corazón, está equivocado. Es terrible pensar que, por su desidia, la corrupción permitida y la soberbia inaudita en su administración, provocó un enojo generalizado que sirvió de base para la votación obtenida por Andrés Manuel.

Es terrible saber que tuvimos la oportunidad de tener un aeropuerto de primer mundo y que él no hizo nada para que el NAICM continuara. Cero acciones de su parte por salvar lo que hubiese sido la “obra” de su sexenio... me refiero ahora a la reforma educativa. No lo tuvimos de presidente, cuando más se le necesitó como tal.

Los hombres no mentimos, sólo buscamos alternativas para darles gusto a sus exigencias

Definitivamente EPN mintió cuando tomó el poder. Prometió que el PRI por él encarnado, sí sabía hacer las cosas. Y a excepción de algunos de los miembros de su gabinete, la capacidad de la mayoría, no cumplió con los paradigmas que presentaba la nación.

No encontró las alternativas suficientes para dar gusto a las mínimas exigencias o lo peor, tal vez las encontró y las dejó fenecer para que no fuese perseguido por la corrupción que permitió (¿y hasta compartió?) en su sexenio. Eso es aún más triste, pues la reforma educativa, el NAICM, la reforma energética, si no dieron lo que tenían que dar, fue por la desidia de su gabinete y la corrupción de sus gobernadores. Todo se sabía y lo permitió.

Claro que quiero ser el hombre de tus sueños… pero para eso, ya duérmete, mamacita

Si EPN piensa que por él no van a ir, que con Lozoya las cosas quedarán en paz, está soñando. Menos si insiste en pavonearse cuando la caja de Pandora ya se abrió y mucha gente está dispuesta a hablar. El ejemplo lo tenemos con Duarte —cierto o falso lo que esté diciendo—; hace ver que es momento de tirarle al pato (no ganso) de EPN.

El mismo Lozoya ya anunció que le mandará a llamar. Prueba de ello es la petición de que tanto Videgaray como el ex secretario de energía les cita para que den su testimonio.

Que siga soñando que no pasa nada, porque pronto tendremos al mismo Chapo diciendo las verdades y las mentiras de su gobierno. Y ahí sí, que esté despierto EPN porque no lo buscaría la justicia mexicana; la misma Interpol o la justicia gringa se encargarían de él (y de sus millones claro está).

Las traigo muertas… sí, las neuronas

Peña Nieto no puede suponer que con sus bailes arrítmicos y sus pésimos comunicados vía Twitter logrará que una buena parte de la población olvide su enojo contra lo que él representa.

La transformación que eso requeriría, necesita, por un momento, que él entienda que el pasado, su pasado le persigue y no dejará que con un poco de su gracejo se olvide. Pensar que “nos trae muertas” (a su novia, a la amiga de la novia, a todos nosotros), es un error.

Quizá estén muertas demasiadas neuronas. Tal vez, las neuronas del sentido común y de la responsabilidad...