El pasado 11 de agosto, el presidente Peña Nieto promulgó la legislación secundaria de la reforma constitucional en materia energética.

Aun cuando todas las reformas constitucionales promulgadas por el presidente son fundamentales, considero que la más relevante es la energética, por las razones de carácter político y económico que describiré a continuación:

Desde el punto de vista político, se ha hecho frente a un tabú que equiparaba a la soberanía nacional con Pemex, confundiendo así los fines con los medios.

 Son los medios los que cambian con el tiempo.

En los 30s, se consideraba que el Estado mexicano debía ser propietario de los medios de producción del petróleo. Esa era la forma como se consideraba que el Estado podía cumplir sus fines.

70 años después, el fin sigue siendo el mismo, pero los medios son distintos. Hoy, para mejorar el bienestar de la población y alcanzar un crecimiento más alto, se deben maximizar los ingresos provenientes del petróleo en beneficio de todos los mexicanos y la forma de lograrlo es permitiendo la participación del sector privado, nacional y extranjero, en la extracción, explotación y transformación de nuestros hidrocarburos y en la generación y venta de electricidad.

Por ello es fundamental haber logrado estos cambios mediante un acuerdo mayoritario en el Congreso. Como lo ha señalado el presidente, se puede transformar a México en democracia.

 Desde el punto de vista económico, la energía es para una economía lo que los alimentos para el cuerpo. No podemos aspirar a que la economía crezca y genere empleos si hay energía insuficiente, de mala calidad y cara.

Tampoco tenía sentido que el Estado mexicano desviara recursos para escuelas, hospitales, infraestructura y seguridad a fin de invertirlos en una industria en la que hay un sector privado deseoso de participar y que cuenta con la tecnología adecuada para hacerlo.

Por ello, la participación privada en esta actividad implicará más empleo, mayores inversiones en el sector y energía suficiente a precios competitivos.

 Destaco los temas más novedosos de la reforma:

La creación y fortalecimiento de las instancias reguladoras, ya que una mayor participación del sector privado en la economía requiere de órganos reguladores más fuertes que eviten las concentraciones e incentiven la libre competencia.

La Comisión Federal de Electricidad podrá usar gas para producir energía eléctrica. Además de ser más limpio que el combustóleo, el gas es cuatro veces más barato. Ello implicará que contemos con energía más barata.

Los dueños de las tierras podrán participar de los ingresos provenientes de la extracción de estos recursos.

 En los próximos 5 años, Pemex reducirá su carga fiscal para quedarse con más recursos y reinvertirlos y dejará de contribuir al fisco con 90 mil millones de pesos anuales de aquí a 5 años. Estos ingresos serán compensados con un mayor crecimiento en el sector.

Se crea el Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo, con lo cual la renta petrolera ya no se destinará a cubrir el gasto corriente, sino a inversiones en infraestructura, ciencia y tecnología, becas y energías renovables, maximizándose así los ingresos derivados del petróleo, que pertenecen a las generaciones de hoy y a las del futuro.

Se busca además que las inversiones en el sector tengan un contenido nacional importante y se beneficie así a las pequeñas y medianas empresas.

Tal como lo señaló el presidente Peña Nieto: “Con esta reforma, mandamos una clara y contundente señal de que México se está transformando en el siglo XXI para bien de todos los mexicanos. Comienza así una nueva historia para nuestro país”.

 

emadrid1@hotmail.com

@edelamadrid