29 de abril de 2024 | 08:47 p.m.
Opinión de Héctor Meza

    El derecho al libre debate de López Obrador

    Puedo decir que formé parte del equipo de Carmen Aristegui en un momento
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    Hace días que vemos el problema de Notimex, la utilización de recursos para atacar y denostar a colegas de la prensa mexicana. Amenazas fraudulentas y bajezas ante un ataque cobarde a la familia de una periodista como Carmen Aristegui.

    Desde cuestionamientos en la prensa nacional hacia el presidente de la República y viceversa. Si bien, es cierto que existen las instancias correspondientes para aclarar cualquier bajeza en los medios, ¿qué pasa cuando fallan?, ¿a quién recurrimos?

    Se preguntará, ¿por qué hablo de estos temas?

    Hoy están en la debacle de las redes sociales, puntos defendibles, guerra de columnistas y reporteros intercambiando ideologías, palabras, interrogatorios o cuestionamientos con el presidente de la República para que recapitule las decisiones dentro de su gabinete o en este caso la persona que está enfrente de Notimex.

    La clave de un buen debate, son los puntos y argumentos. La tarea del periodista es investigar, saber abordar el tema y con ello cuestionar con fundamentos; podremos discernir por x o y razón; pero de ahí que se erija la buena democracia.

    La palabra “el derecho al libre debate” antes no se daba de forma abierta y diaria de reporteros hacia un jefe de Estado. Hay que reconocerlo como un hito en la historia política mexicana.

    No obstante, este nuevo orden a traído consigo una mala construcción social del discurso político y de la prensa mexicana.

    Alguna vez recuerdo la plática que sostuve con el Vocero de la Presidencia sobre este debate y él me contestó: “nos falta consolidar una cultura democrática”.

    Cada quien es libre de expresar la opinión que tenga, pero el debate presidencial diario, hoy queda rebasado. Esto desde la mención de palabras como prensa “fifí” o estigmatización a colegas de medios específicos.

    Y qué decir de los ahora “influencers” sumados al espectáculo político mañanero que sirven únicamente para reflejar las rupturas de un sistema democrático ante el libre derecho de ejercer un periodismo crítico.

    Yo me preguntó a esto, si bien se ejerce la libre expresión, aunque no se esté de acuerdo y es válido, ¿dónde queda el respeto y la construcción de una supuesta democracia?

    Puedo decir que formé parte del equipo de Carmen Aristegui en un momento y hasta la fecha soy un colaborador que ha aprendido lecciones invaluables no sólo de ella, sino también de muchas vacas sagradas del periodismo, colegas y maestros.

    Hoy viendo las bajezas cometidas y la negra historia que tiene el periodismo mexicano ante la crítica y transparencia para con la gente ¿dónde queda el libre debate sin ofensas?