Utopía

La iniciativa preferente del titular del Ejecutivo para reformar la Ley de la Industria Eléctrica con el objetivo de dar prioridad a la generación de energía de la Comisión Federal de Electricidad, suscita un debate que es indispensable, pero lo es todavía más que los participantes no eludan –como lo hacen en la víspera del aniversario de la Constitución-el fondo del problema y éste es la recuperación y fortalecimiento o no de la rectoría del Estado en materia energética.

Mientras el Consejo Coordinador Empresarial se da por sorprendido porque “no fuimos consultados” (Carlos Salazar) como si los poderes fácticos del que forma parte el gran capital, estuvieran por encima del poder político e institucional que en su arquitectura jurídica contempla al Congreso como el único que debe analizar y en su caso aprobar la iniciativa de ley. Y consultar o no es una decisión del presidente Andrés Manuel, tal y como lo hizo con la iniciativa para impedir las ilegalidades que se cometen con la subcontratación y que tanto defiende Sergio Sarmiento.

Ya es práctica generalizada de los intelectuales orgánicos de los dueños de México que tuvieron a su servicio a seis presidentes –desde Miguel de la Madrid (1982) hasta Enrique Peña (2018)–, usar como recurso argumentativo que los objetivos de los proyectos de López Obrador son plausibles, pero equivocados en las formas (Denise Maerker).

A “machetazos, en lugar de usar bisturí” pretende la 4T aplicar programas y políticas, juran los críticos que cierran filas con la plutocracia, encabezados por el derrotado rusofóbico Héctor Aguilar Camín, al ser aprobado el biológico Sputnik (satélite) V. Serán pocos los capaces de disculparse con las audiencias por embarcarse a lo borras (Jorge Castañeda) en la guerra de las vacunas a favor de Estados Unidos y Occidente.

También es una volada (fake news) argüir que la iniciativa de AMLO violenta el T-MEC, pues fue en esta negociación tripartita donde libró su primera batalla como estadista, en su condición de presidente electo, para que la soberanía mexicana sobre los recursos energéticos quedara a salvo. Como lo hizo EU respecto de su petróleo. Como cualquier nación que se precie de ser tal, y que tanto sorprende a los colonizados que velan más por los intereses imperiales que por los mexicanos.

Menos tiene que ver con la explicación de Sergio Aguayo que atribuye al presidencialismo de Obrador, propio de los años 60 de un México autoritario y “encerrado”, dice y para lo cual manoseó tesis de La democracia en México, de Pablo González Casanova. Tan sencillo que es abrirse de capa y postular que no deben existir sectores estratégicos de la nación y que las trasnacionales energéticas se ocupen de ellos. Pero cuesta y mucho en la recta final de una brillante carrera académica, promotor de ONG con luces y sombras –incluida la demanda por difamación contra Primitivo Rodríguez Oseguera en 2005-07– y analista que abusa de la práctica de la todología para mantenerse en los espacios de “análisis crítico”.

Leo Zuckermann, el coordinador del Club de Toby en Foro Tv, resultó más cínico, exige que el gobierno de López Obrador se concentre en brindar seguridad a los mexicanos y deje a los empresarios (las trasnacionales) el sector energético.

En 1989, me lo planteó con crudeza el difunto Luis Enrique Mercado, director y socio de El Economista, diario fundado para combatir al muy crítico y profesional El Financiero: “Jefe, ¿no te gustaría contar con un buen servicio de recolección de basura a cargo del gobierno y que deje la economía a los empresarios, al mercado?

Acuse de recibo

Respuesta de la columnista Teresa Gil al lector Rolando Meza Hernández: “A lo mejor su madre es una periodista mediocre y a ella se refiere, mi estimado Eduardo. Flota la defensa de Fecal que negoció con Sarkozy aquella situación. Es pues, un tipo de ultraderecha” (https://www.sdpnoticias.com/columnas/eduardo-ibarra-aguirre-utopia-sars-cov-2-tres-semanas-a-la-baja.html)... De Juan Luis J.: “Mucho imbécil camarada debería saber que también del lado del régimen se ha divulgado cierta ‘información’ que puede clasificarse como ‘infodemia’ (por no decir negligencia criminal)”… Y de R. Vargas: “Propietarios-damnificados. Succionaron del erario todas sus ganancias. La venta de publicidad comercial les daba para gastos. Imagina la rabia que traen, pues tendrán que trabajar y competir por las audiencias. Eso sí los calienta”… La siguiente afirmación, presentada en distintas formas, causa urticaria en los conductores de noticiarios, en particular a Ciro Gómez Leyva: “Los resultados (frente a la pandemia) serían otros si no se tuviera una sociedad donde 50% de la población vive en condiciones formales de pobreza, aquejada de obesidad y sobrepeso, diabetes y cánceres causantes de muchos males, además de un sistema de salud devastado por la privatización que se dio en gobiernos anteriores”; sostiene Hugo López-Gatell.