Gilberto Lozano es, básicamente, una versión “pirata” del presidente más “pirata” del orbe: Donald Trump. Ambos son neuróticos, gritones, manipuladores y ambos padecen de sus facultades mentales.

Sin embargo, coincido con el “Peje” en que no se les deben censurar en las redes sociales, pues muchos “piratas” como: el exsenador Javier Lozano y los expresidentes Fox y Calderón, son la delicia de la gente cuerda, por sus opiniones de humor involuntario.

El fallido experimento golpista, del republicano loco en el Capitolio gringo, es adaptado a las condiciones de una “república bananera” (Bush dixit) una buena carta de recomendación para contratarlo como provocador.

Uno podría pensar que, el expresidente del imperio más poderoso del mundo, jamás chambearía para un puñado de empresarios evasores de impuestos en México; sin embargo, nunca he conocido a un empresario que le perdiera cariño a un centavo, cuantimás que las empresas de Trump perderán beneficios económicos por su gestión presidencial, y dudo que exista una cadena de televisión interesada en producirle un nuevo programa. Tendría que proceder como algunos actores que prefieren actuar en películas chafas, antes de pasar al olvido.

Si empresarios y aliados políticos de derecha, tienen para financiar medios “chayoteros”, a organizaciones políticas como "México Libre", “Sí por México” y “Tumor”, bien podrían patrocinar un asalto a Palacio de Gobierno, más efectivo que las casitas de campaña vacías y acarreados guadalupanos; con hombres disfrazados y uno que otro excéntrico encuerado con cuernos de búfalo.

Incluso, podría postularse para presidente, haciéndose pasar por Gilberto Lozano (como expliqué al principio, sus semejanzas son tan obvias que nadie notaría la diferencia), haciendo gala de la vulgaridad, misoginia y racismo que caracteriza a ambos personajes.

Si Trump gobernara México podría llevar a la élite “fifí” a Tecamachalco y protegerla con su muro tan soñado, obligando a la clase trabajadora a pagar el muro.

Ya instalado en el poder, podría imponer la 25 ½ enmienda, que consistiría en erigirse como la reencarnación de Porfirio Days, abolir las elecciones, y perpetuarse en la presidencia hasta el día del Juicio Final, para beneplácito de la derecha mexicana, arrepentida por permitir que un “socialista bolivarista” tomara el poder.

Quizás Donald Trump no censuraría a nadie en las redes sociales, pero sí aumentaría artificialmente el número de mensajes y seguidores de grandes intelectuales como “Brozo”, Denise Dresser, “Loretito”, “Tumbaburros”, el clan Ferriz, Jorge Berry, Gómez Leyva, Ricardo Alemán, Laura Zapata y Martín Moreno.

Yo que la derecha...me pondría las pilas y aprovecharía el momento para contratar como de rayo a Donald Trump, antes que se lo ganen las naciones de Bolivia, Brasil o Colombia.