Tres momentos: en la Ibero aclaman a Ricardo Anaya Cortés, el Consejo Mexicano de Negocios clama por Andrés Manuel López Obrador y, tercero, Jorge Castañeda proclama la derrota del Frente en una entrevista con El Universal. El Güero reclama, pero inaugura el discurso de la derrota: "hay un pacto de impunidad entre AMLO y Enrique Peña Nieto". Aclamar, clamar, proclamar, reclamar… los verbos de ayer, pero también de julio.

Como institución, la Ibero va con Anaya; como población, los ciudadanos siguen con Andrés Manuel. La Ibero electoralmente nunca ha hecho verano; las encuestas son inobjetables, Jorge Ramos se lo demostró a Ricardo. La descalificación de las encuestas no sirve. México no es Gran Bretaña, ni siquiera la segunda vuelta de Chile. Por eso el discurso de la derrota de Castañeda: no nos ganaron, pactaron.

Y, sin embargo, no ha habido un pacto. La desesperación de Castañeda y Anaya los lleva a mentir. Ricardo diciendo que sus encuestas lo ponen arriba o muy cerca de López Obrador (no existe evidencia) y Jorge con el curricán del pacto que a pocos atrae (tampoco tiene evidencia). Lo único cierto es que AMLO sigue hablando de perdón, no de pactos oscuros e incomprobables.

La Ibero no es la resurrección de Ricardo Anaya, es, en todo caso, sus exequias electorales. El difunto que no se sabe difunto, que sigue vagando políticamente por la vida electoral. Enrique Peña Nieto no se sumó a Ricardo, José Antonio Meade no se sumará a Ricardo. Margarita Zavala no se sumará a Ricardo. El Güero sabe desde ahora que no van a remontar.

Si Ricardo Anaya quiere salvar el pellejo, debe construirse la candidatura del 2024. Aquí ya no le alcanzó. Morena tendrá una importante presencia en el Congreso y las gubernaturas. En las alcaldías no habrá ese voto parejo, pero su influencia en la Ciudad de México y en otras gubernaturas menores, por el presupuesto no por restarles importancia, será relevante.

Decir que hay un pacto de impunidad entre EPN y AMLO es desdecirse de la candidatura de Ricardo Anaya. Ya afloran los discursos de la derrota. ¿Cuántos indecisos existen a tres semanas de la elección para que se decidan por Ricardo? Pocos, o nadie. Ya ni los empresarios...