Ante un caso notorio como el de la desaparición de Bruno Alonso Avendaño, una desaparición más que se suma a la lista que cada día crece, en términos bíblicos: clama la sangre desde la tierra, no es posible la indiferencia. No es opción. Implicaría una doble desaparición: la física y la mnémica. La primera no sabemos quién la ocasionó; en la segunda participa la autoridad y la sociedad civil al permitir que un asunto tan grave no se trate de manera responsable.
Desapareció el 10 de mayo en Santo Domingo Tehuantepec, Oaxaca. Es un marino. ¿Qué tan brutal tiene que ser la situación en un país para que sus propias fuerzas armadas desaparezcan? ¿Por qué las autoridades no han reaccionado ni movilizado la investigación como harían con casos de alto perfil? ¿Por qué la autoridad abandona a quienes la integran? ¿Quién está detrás de esta desaparición?