Apenas se conmemoró el 85 aniversario del partido aplanadora, y el gobernador (por llamarlo de alguna forma) de Quintana Roo se avienta desde el trampolín de 10 metros a una alberca sin agua, tratando de demostrar que todo México es Quintana Roo y por ende, le pertenece.

El feudo que controla el señor Borge es apenas un pequeño territorio inundado de una clase política oxidada en el mejor de los casos, porque aunque las momias egipcias presuman una antigüedad mayor, es evidente que los priistas para esto de la momificación se la saben de todas todas.

Ahora con su nueva y Peñista ley que pretende controlar una de las sagradas libertades humanas, que es la de expresarse contra las malas autoridades, Borge asume la responsabilidad histórica que ya le pertenece a otros ejemplares priistas, como es el caso de don Fidel Velázquez, Calles, Alemán, Salinas y hasta el mismísimo Zedillo, claro debemos guardar las debidas proporciones porque si bien es cierto que el señor feudal Borge  pretende arrogarse méritos ajenos, la estatura que le guardan sus predecesores priistas es inmensa, y por mucho que se le quiera imponer otro titulo nobiliario, el aspirante a dictador no ha empezado a bordar su nombre en letras de oro para la historia universal de la ignominia.

Es ya famoso el gobernador por sus actos vandálicos  contra  la libertad de expresión, pero su labor política no ha sido de mucha ayuda para apoyar las estrategias neoliberales del actual protectorado federal; el centro requiere más talento que falanges, la actual administración Peñista no ha podido despegar como lo han soñado sus principales promotores; la economía nacional se hunde en un tremendo abismo del cual es imposible rescatarla porque las fórmulas aplicadas ya probaron su total fracaso; en el terreno político las cosas no andan muy bien que digamos: ahí esta el caso de Veracruz donde su inmoral gobernador converge con su par quintanarroense en la salvaje aplicación de medidas en contra de sus gobernados, para nadie es un secreto conocer que estos dos estados representan un grave dolor de cabeza para Peña y sus amiguitos, ya que lejos de reforzar el devenir tricolor, han hecho lo posible por exhibir las peores debilidades del corrupto sistema priista.

Quintana roo no es estado que represente el potencial político por ejemplo de Jalisco o del Estado de México, pero dado el raigambre priista que se tiene en ese feudo, resulta altamente importante el contar con un personaje que venga a dar certidumbre a los políticos del centro, para que éstos a su vez puedan reforzar sus acciones y no sufrir los embates ciudadanos como a la fecha viene ocurriendo.

Muchas cosas suceden en ese pequeño estado, pero por supuesto no son para bien de la ciudadanía, la mayoría de la clase política nacional tiene metidas las manos en Quintana Roo en múltiples negocios que hasta la fecha les han dado  increíbles dividendos; por lo visto Borge no resultó ser el político que les garantice la tranquilidad a sus millonarias inversiones; sucedió que el PRI ha perdido el poderoso municipio de Benito Juárez en varias ocasiones, y como quiera que sea, esto les ha traído funestas consecuencias, pero como se ve, en unos cuantos años pueden perder el estado de manera vergonzosa porque realmente su trabajo político se ha reducido a nombrar a príncipes sin serlo.