Bellísima y más que profunda, sabia la frase del escritor francés que encabeza este artículo. Pero, al parecer, no es exacta. Camus no dijo “se lo debo al futbol”, sino “se lo debo al deporte”. Esto es, al futbol también, pero igualmente al resto de las disciplinas deportivas practicadas por miles de extraordinarios hombres y extraordinarias mujeres que todo lo sacrifican en la búsqueda inacabable de nuevos récords.
Menciono lo anterior porque, hoy, Javier Tejado Dondé, abogado de prestigio, ha dado a conocer en El Universal, donde semanalmente publica sus opiniones, que el pasado México-Alemania alcanzó el récord más alto en la historia de la TV Nacional. Hasta antes del juego que a todos nos puso felices, la marca de más televidentes la tenía una novela de Televisa de 2007: el capítulo final de La Fea más Bella fue visto por 19.2 millones de personas. El partido del domingo tuvo una audiencia de 21.62 millones de personas: 11.35 millones en Televisa y 10.27 en TV Azteca.
Confieso que no deja de sorprenderme que la televisora de Emilio Azcárraga supere a la de Ricardo Salinas Pliego en los ratings del Mundial. Tenía la idea —errónea, por lo visto— de que Azteca invariablemente superaba a Televisa en las transmisiones importantes del futbol. Pero desde que empezó el torneo en Rusia he leído en SDP Noticias que ya no es así.
¿Hay alguna explicación? La única que encuentro es que, mientras veía el domingo el juego en un restorán del sur de la Ciudad de México, me agradó bastante escuchar entre los comentaristas al Perro Bermúdez, una voz tan familiar y cercana inclusive para quienes no somos ciento por ciento hinchas del balompié. Veo algunos juegos cuando son excesivamente importantes y, por supuesto, me emociono (harto) si México mete gol. Hasta ahí llega mi afición futbolera. Pero soy ciudadana de mi país y vivo su cultura, y el famoso Perro ha estado ahí tantos años… hasta que dejó de estar.
El señor Bermúdez, por lo que sé, consiguió trabajo en Estados Unidos, en Univisión, y allá se fue con sus expresiones pintorescas. Televisa, en una buena estrategia para competir en el Mundial más importante —así lo está siendo, sin duda, para nosotros— decidió recurrir a lo ya probado, a los clásicos y trajo al Perro Bermúdez reforzado esta vez por el Piojo Herrera, que también tiene lo suyo. No pudieron con ellos los también muy populares Martinoli y Luis García de TV Azteca.
Pero ¿y los otros deportes?
Por Luis Miguel Aguilar sabemos “lo que Camus quiso decir”. Esta reflexión se encuentra disponible en la página de internet de la revista Nexos, pero en realidad fue publicada originalmente en Milenio.
“Resulta que el escritor francés Albert Camus no quiso decir lo que dijo, o no dijo lo que según dicen dijo.” Me refiero a su famosa frase sobre el futbol que se ha dado en repetir desde hace muchos años y en muchas partes: ‘Lo que con más seguridad sé a la larga sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al futbol’. ¿De dónde viene esto?”.
Aguilar recurrió al texto en el que se supone Camus dijo eso. Lo halló en La revista Letra Internacional (mayo-junio, 1996) con el título “Lo que le debo al futbol”. Pero, inquieto como es, el escritor Luis Miguel Aguilar —tocayo de ya saben quién— decidió investigar más dado que en el artículo mencionado no aparecía el nombre de ningún traductor. Y, entonces, llegó al descubrimiento: “Veo ahora en un artículo del TLS (marzo 9, 2012) que la frase no era así. El articulista, que firma J.C., dice que como obertura al centenario del nacimiento de Camus el próximo 2013, su hija Catherine ha publicado un ‘suntuoso álbum fotográfico’ de 200 páginas titulado Albert Camus: Soledad y solidaridad. Una de esas páginas reproduce en facsimilar el artículo en que apareció la cita. Resulta que no se llamaba Lo que le debo al futbol sino La Belle Époque y se publicó el 15 de abril de 1953 en el periódico argelino del RUA (Racing Universitaire d’Algier), una asociación multideportiva y no sólo un club de futbol en el que Camus fue portero de joven. Cerca del final de la pieza, Camus escribe: ‘¡après beaucoup d’années… ce que finalment je sais de plus sûr sur la morale et les obligations des hommes, c’est au sport que je le dois, c’est au RUA que je l’ai appris’. Una traducción casi literal diría: ‘Luego de muchos años, lo que finalmente sé con más seguridad sobre la moral y las obligaciones de los hombres, es al deporte a lo que se lo debo, es en el RUA donde lo aprendí’...”.
Aguilar se pregunta quién le habrá metido lo del futbol a la frase. Y, para defender al deporte de las patadas, especula si se habrá debido a que tal vez hubo un texto posterior corregido por Camus. No se sabe a ciencia cierta. Lo único que puede afirmarse, hasta donde hay evidencia objetiva, es que, mientras nuevos hechos no la refuten, “queda claro que no hablaba de futbol sino del deporte en su conjunto; además, la preposición debe ser en y no con, como está en el original: el sentido es que lo aprendió en el club deportivo RUA, y no (jugando) con el equipo de futbol del RUA. Entonces, como dice el articulista J. C.: no es la moral del futbol lo que Camus valora sino el compañerismo en los deportes de equipo en general. Y añade: ‘la sencillez de la observación auténtica es más encantadora que la mala interpretación de la leyenda’...”.
Para animar a los fanáticos del futbol, Aguilar recuerda otra espléndida frase de Camus, el portero además de escritor, que sí viene en el escrito de La belle époque: “Pronto aprendí que el balón nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga. Eso me sirvió mucho en la vida”.
Los Juegos Olímpicos
Está claro que el deporte es más que útil para aprender sobre la moral y las obligaciones de los hombres. El deporte, esto es, todos los deportes, desde luego incluido el futbol.
Y por lo mismo, fue terrible que hace dos años no hubiera Olimpiadas en la TV abierta mexicana. El señor Carlos Slim, empresario ejemplar, compró los derechos de transmisión y como no pudo negociar con las televisoras, decidió transmitir los juegos por internet y en algún pequeño canal público. Se entienden las decisiones de negocios, pero todavía sufrimos las consecuencias, las malas consecuencias en materia educativa de que solo una minoría haya visto las competencias atléticas más importantes del mundo.
Ojalá las próximas Olimpiadas sean vistas en México en Televisa y TV Azteca, y que estas empresas compitan por la audiencia animando las transmisiones con otros Perros y Piojos expertos en atletismo, ciclismo, gimnasia, levantamiento de pesas y todo lo demás.
Clinton (y Camus) dirían: es el deporte (no solo el futbol), estúpidos. ¿Ya lo entenderemos?