Los que presumen de constitucionalistas cometieron ayer una inconstitucionalidad del tamaño del Palacio Nacional. Atrás, una mampara con el título “TERCER INFORME DE GOBIERNO. Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos” y a la izquierda del estrado, el presidente López Obrador rindiendo el que constitucionalmente fue su primer informe de gobierno.

¿La justificación de esto? Es que ya había dado dos mensajes previos, el del 11 de marzo cuando aseguró que había cumplido los 100 compromisos anunciados el 1 de diciembre. Y el segundo el del 1 de julio, al cumplirse un año de su victoria en las elecciones del 2018.

“Haiga sido como haiga sido”, como dicen no sé quiénes, el único informe constitucionalmente válido dado por un presidente constitucional de México, fue el de ayer.

Los defensores del gobierno republicano de la 4ª T podrán desgañitarse diciendo lo que quieran, pero alguien quiso jugar -y lo hizo- con uno de los preceptos más “sagrados” del actual régimen: el respeto a la Constitución de México.

La “trascendencia” de todo esto quedó plasmada en lo que en seguida les platico:

La fila de comensales esperando para llegar a la caja y ordenar su desayuno tardío o comida tempranera, es larga, más de lo habitual porque es domingo y más aún porque mañana es el “labor day” en los Estados Unidos.

La hilera sale hasta la calle y todos esperan pacientemente, porque los “tacos de costra”, los “trash can”, los de barbacoa y todos los platillos del menú de “Los Güeros”, son de lo mejor de San Antonio.

Igual esperan en la fila personas de apariencia latina -de ascendencia mexicana, para ser precisos- que sajones y afroamericanos y las conversaciones entre ellos se entremezclan sobresaliendo -obvio- el inglés.

Les platico: Es casi mediodía y la gente sigue formándose en la fila. “Es que como mañana es el ´labor´ y acá no se trabaja, este domingo empieza tarde y se va a acabar tarde también”, me dice uno de los ansiosos comensales.

Le pregunto si sabe lo que a esas horas está ocurriendo en la Ciudad de México concerniente al gobierno y me responde: “No. ¿Por qué?”. Lo dejo con la duda y sigo mi muy personal “detección de percepciones”.

Para información de mis apreciados lectores, en países como éste de donde les escribo, las “encuestas de opinión” ya pasaron a la historia, por subjetivas, vendibles, apreciativas y cuestionables en su aplicación y mucho más aún en sus resultados.

Las más avanzadas tecnologías hablan ahora de “detección de percepciones” y de la trascendencia de la medición ya les escribí hace unos días, cuando les pregunté a los “doctores” del INEGI lo que ellos entienden por felicidad, por alegría y otras sensaciones así de subjetivas, en las que dilapidan los recursos públicos para soplarle el oído al presidente López Obrador diciéndole que no se preocupe, porque el pueblo está feliz, feliz, feliz, feliz.

Sí, cuatro veces así de contento y la población está tan alegre, que una de las contraseñas más comunes en México para usar el internet en las casas es “alegría” y unos cuantos números antes o después para “despistar al enemigo”.

“Ay, no jodas, esa palabra como clave de internet es una mamonería aquí en San Antonio y en todo lugar”, replica la irreverente de mi Gaby. Conste, ella dijo “ma-mo-ne-rí-a”, no “monería”; aclaración pertinente por aquello de los que confunden lo poco que leen.

Siguiendo con mi muestra para detectar percepciones, Bernardo Marcos, el propietario de “Los Güeros”, es regio de nacimiento y tiene como 12 o 13 años viviendo acá con su familia.

En otras ocasiones ha dado muestras de estar muy conectado con lo que sucede en su país de origen pero en esta ocasión, cuando le pregunté lo mismo que a su cliente de aquí arriba, nomás se encogió de hombros, se me quedó viendo esperando que yo “arrojara luz a la asamblea” y como no le dije nada más, siguió su camino cuan grande es, saludando y animando a los comensales de la fila.

Para completar el cuadro, hice la misma pregunta a un sajón y luego a un afroamericano y sus reacciones de “sepa Dios” fueron similares a las del amigo de ascendencia mexicana y al regiomontano que lo sigue siendo, pero ya más sanantoniano que otra cosa.

En mi ruta de ubicación de percepciones le siguió El Alamo y luego el San Antonio RiverWalk. La muestra fue la misma: Una persona de ascendencia mexicana, uno con pasaporte de nuestro País, un sajón y un afroamericano, cuidando muy bien la equidad de género.

Misma pregunta y misma respuesta. Ni uno solo supo lo que estaba ocurriendo a esas horas en la Ciudad de México.

Justo a las 11am tiempo del centro de México, colaboradores de mi oficina que viven en Los Angeles, Chicago, El Paso, Dallas, San Diego, Houston, Phoenix, Nueva York y San José, California, realizaron una “cacería” de a pie similar a la que yo hice.

La pregunta fue la misma y la respuesta obtenida en esas nueve ciudades norteamericanas donde se concentra el 70% de la población de origen mexicano y paisanos con pasaporte vigente, fue contundente: De 36 muestreados en forma efectiva, solo dos supieron lo que a esas horas estaba ocurriendo en la Ciudad de México en el ámbito político.

Tarea similar fue emprendida a partir de esa hora en 10 ciudades de México: la CDMX, Monterrey, Guadalajara, Querétaro, Puebla, Tijuana, Cancún, Acapulco, Hermosillo y Mérida. A la misma pregunta, el 75% respondió que no sabía.

¿Será que quienes trabajamos en mi oficina tenemos otros datos? ¿Será que la información que maneja el gobierno es de otra especie y de otra alcurnia? ¿Será que debimos insinuar el nombre del personaje en la pregunta que le hicimos a la gente?

 

Como mañana no tienen clase, Eugenia y Luisa se levantaron tarde hoy. Camila no va a la escuela -todavía- y como para ella todos los días se llaman igual, se despertó a la misma hora de siempre. A su estilo y cada una a su tiempo, cuando nos dimos los buenos días, me preguntaron: “¿Qué hubo hoy en la Ciudad de México que nunca nos dijiste?”

“Nada importante”, respondí, y quedito, a cada una le susurré al abrazarla juerte: “Ya nos vamos; las voy a extrañar un mundo”.

placido.garza@gmail.com

PLÁCIDO GARZA. Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Forma parte de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Escribe para prensa y TV. Maestro de distinguidos comunicadores en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras. Como montañista ha conquistado las cumbres más altas de América.