El ritual no deja de cumplirse, aunque la  escenografía cambie. El primero de septiembre se  entregará  el informe presidencial  ante los legisladores, pero al día siguiente en Palacio Nacional Enrique Peña Nieto hará una ceremonia que se llama republicana pero en realidad es de triunfalismo unipersonal, a pesar de que se insista en que el país avanza, deja atrás sus deficiencias y el pueblo está  encantado. Algo que los medios repiten y pocos creen.

Antes, empero, en Los Ángeles, California,  grupos de mexicanos vieron pasar raudas y ennegrecidas camionetas- hasta en los vidrios- que trasportaban al ejecutivo mexicano y su séquito. Los compatriotas con pancartas y mantas gritaban desaforadamente su inconformidad con un gobierno- como todos los anteriores- que los defiende ocasionalmente en el discurso, pero jamás en los hechos, no obstante que esos mexicanos más allá del Río Bravo envíen  20 mil millones de  dólares anuales, cifra un poco menor a la petrolera.

El gobernador de California, Jerry Brown,  aseguró que si no poníamos leyes muy estrictas los consorcios energéticos nos iban ?a comer vivos?. No hubo necesidad de esperar las inversiones en el oro negro, en minería el Grupo México de Germán Larrea,  ha mostrado que hace lo que le viene en gana. Está matando personas  y extinguiendo la naturaleza y los funcionarios, entre ellos Idelfonso Guajardo de Economía y precandidato tricolor a Nuevo León,  finge demencia.

Por fortuna, una serie de grupos encabezados por Pasa la Voz, han enviado el mensaje que el primero de septiembre no debemos prender el aparato televisor, ni consumir productos ni salir a la calle y de ser necesario en este último caso, hacerlo con cartulinas  con la frase: ?Estoy en paro?.

Se trata de oponerse a las leyes energética  y de telecomunicaciones, a los llamados gasolinazos, el desempleo, las detenciones arbitrarias y otros agravios a la población. Algo que contrastará con  la liturgia presidencial.

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