Como veo doy

Dicen que Sigmund Freud (1925) después de 30 años de estudiar a la más bella obra de la creación, cayó en una profunda depresión porque él, igual que yo y probablemente usted, amable Lector, terminó por no entenderla y, lo imagino jalándose el cabello, mirando al cielo y preguntando, a pesar de ser ateo: Señor, ¿Qué quieren las mujeres?

Un poco de historia

Mañana lunes 8 de marzo, se renueva el Día Internacional de la Mujer, día de reflexión, de reconocimiento y esperanza. Hay que abrir puertas y ventanas, que se ventile la casa y la mujer salga a la vida, libre y sin prejuicios. No es fácil detener la inercia de 5,000 años de patriarcado, pesa demasiado. La lucha de las mujeres por librarse de tan prolongada subordinación apenas comienza. A fines del cercano siglo XVIII afloran algunas semillas de inconformidad, principalmente en Francia e Inglaterra, donde se plantearon los derechos de la mujer y se criticaba que la mente femenina se debilita por la imposición de falsos modales y un refinamiento conductual que hacen de la mujer objeto del deseo y de la superficialidad, al tiempo que contraviene la moral como fuente de pecado. Libros escritos por hombres talentosos sirvieron de guía para imponer el papel de la mujer en la sociedad, para decidir por ella, para mandar que puede hacer y que no, pero sobre todo, para imponer cuales son sus deberes, subordinados siempre a la familia y al marido.

El Día Internacional de la Mujer conmemora una primera marcha masiva (1908) de 15,000 mujeres en Nueva York, según fuentes de la época, para demandar reducción de horas en la jornada de trabajo, mejores salarios y ¡derecho a votar! En el país de la democracia, el machismo campea y el valor de las mujeres estalla.

Diferencia entre sexo, género y persona

Haremos un paréntesis a fin de tratar de precisar la terminología de algunas palabras clave en el tema de la reivindicación feminista, que en el presente generan confusión. Por sexo se deben entender las características biológicas y fisiológicas que distinguen a una mujer de un hombre. Es un resultado de la naturaleza. El género es una relación entre hombres y mujeres, niños y niñas, en un sistema social que define patrones, símbolos, historia, cultura y valores que asignan comportamientos y oportunidades, atributos que son aprendidos y que determinan lo que se espera, se permite y se valora de cada uno y, desde luego, pueden cambiar.

Por mi cuenta añado el significado de persona, que emplearé más adelante, el cual designa a un individuo de la especie humana, mujer u hombre, consciente y racional, con capacidad de discernimiento y respuesta sobre sus propios actos.

En la práctica ya se puede decir que los términos sexo y género se usan indebidamente en el público no especialista, como sinónimos y que la confusion ha aumentado por la creciente aparición de una veintena de identidades de sexo y genero, como Trans, Transexual, Transgénero y Travesti, entre otras T. 

Este tema parece que seguirá creciendo porque muchos ya no saben ni que son, ya que aún no dimensionan otras formas de "habitar su materialidad". El caso es que la diversidad es una respuesta al género que les impusieron al nacer y desde luego será tarea, por extensión, de un amplio sector del feminismo que eventualmente sustenten estas y otras formas inimaginables de expresar nuestra existencia que, al final del camino, desemboquen en una sociedad incluyente, igualitaria, libre y sin prejuicios.

El Feminismo y la lucha por la igualdad

Cito textual a Mireya Cidon (Amnistía Internacional): 

"Ser feminista no significa que las mujeres merecemos derechos especiales, significa que merecemos los mismos. Defender la igualdad no implica menospreciar o castigar a los hombres. El feminismo no habla de superioridad, ni discrimina al otro género, simplemente combate las desigualdades que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo. No se lucha por ser “más”, se lucha por ser igual. (...) Las mujeres estamos hartas de ser juzgadas y criticadas por la manera en que nos vestimos o comportamos. Por la forma en la que hablamos o trabajamos. Cansadas de que nuestra palabra valga menos o nada, cansadas de la desigualdad, de cobrar menos, de trabajar más. Estamos hartas de empleos informales y precarios, de los techos de cristal, de tener que demostrar nuestra capacidad, nuestras habilidades, nuestra seguridad. Cansadas de que nos maten, de que nos acosen, de que nos violen. Cansadas de ser nazis por defender la igualdad"

Así o más claro.

Pero si usted, estimado lector, quisiera ahondar en las luchas y expresiones libertarias del feminismo, tómese un tiempo para leer a Simone de Beauvoir, Kate Millar, Betty Freeman, Angeles Mastretta, Iris Zavala, Florece Thomas y Carlo Frabetti, entre otros muchos pensadores que apoyan este movimiento

Por lo pronto vale la pena recordar a Simone de Beauvoir (1949) cuando escribía sobre el segundo sexo: "no se nace mujer, llega una a serlo", idea que se fabrica a partir del cuerpo y lo convierte en un producto artificial. Digo esto, porque la mayor parte del atuendo femenino, ropa, perfumes, joyas, calzado y un sinfín de accesorios están subordinados al gusto masculino, porque son hombres, la mayoría, quienes los diseñan y fabrican para ellas ¿o no?. Caray, casi todo lo que rodea a la mujer, hasta las mamilas del bebé, están pensadas por los hombres para que las mujeres las usen según se les instruya.

También, como otra evidencia de subordinación, Betty Freeman (2009) dice que la "feminidad" está normada y decidida por las revistas de publicidad, moda y tendencias, así como montones de libros de autoayuda y combate al estrés para contrarrestar, sin olvidar, sus obligaciones de lavar, planchar, cocinar y cuidar niños. Las mujeres -dice- somos construidas por los hombres.

A su vez, Kate Millar (1970) observa que la estructura de poder se afianza en un patriarcado que hace de las relaciones entre hombre y mujer, no un trato personal sino político y que las diferencias reales permanecen ocultas y saturadas de factores culturales. ¿Cuándo saber el impacto de esa realidad? Será hasta que haya la anhelada paridad de género que elimine las diferencias anatómicas entre hombre y mujer con sus nefastas prácticas, creencias, roles y prescripciones sociales.

El género es un producto social y el sexo es naturaleza biológica. ¿Por qué diferenciar el trato a una mujer de un hombre? ¿Acaso tratamos a una leona diferente a un león? Claro que no, los tratamos con igualdad de género, es decir con el mismo respeto ¿cierto?. Un ejemplo de trato desigual: a la hora de optar por un trabajo la mujer queda en desventaja por la maternidad -no rinde igual- argumenta el patrón. ¿La maternidad hace a la mujer naturalmente inferior? Yo considero que la vuelve superior.

Bueno, abusando de su amable lectura, lo espero mañana lunes para tratar de llegar a alguna conclusión en la 2a parte de este artículo sobre el movimiento femenino.

Rendijas

Documentalista guerrerense: 

¡Si no luchamos juntas, nos matarán por separado!

Veterinaria guerrerense: 

¡Si soy la próxima, quiero ser la última!

Empresaria guerrerense:

¡Lo contrario al feminismo, no es machismo, si no la ignorancia!

Correo-e: pibihua2009@gmail.com

Febrero 7 del 2021