Julio Scherer García

Una de las últimas veces que encontré al  director de Proceso fue en un acto insólito. La Hermandad Puma, que dirige Alejandro González Dávila, le entregaba la chamarra universitaria a varios distinguidos. Lo terriblemente audaz fue  que en ese 2007,  también se le hacía la misma distinción a Jacobo Zabludovsky. Le referí a González que podría haber un desencuentro de grandes proporciones dada la animadversión de Julio a Jacobo. Ignoro  por qué, no ocurrió. Yo pregunté a varios de los invitados, entre los que estaban jugadores de fut americano, periodistas e individuos de diferentes actividades, a quién conocían más, la repuesta obvia era al que apareció  años en televisión, únicamente algunos profesores universitarios presentes hicieron elogios de Scherer García y añadieron  que este periodista había cambiado el rumbo del país, como fue, a diferencia de otros. Meses antes, en un restaurante del sur de la ciudad que hoy tiene un nombre diferente, vi en una mesa leyendo un libro a don Julio- como a él le gustaba decirla a la mayoría de quienes trataba: ?Don?-, no quise interrumpirlo, pero llegó la escritora Silvia Molina a desayunar con el reportero. Me paré entonces para saludar a mi amiga que entonces era encargada de Literatura del INBA  y a su acompañante. El impreso estaba con la portada boca abajo e intente levantarlo al tiempo que  le inquiría: ?¿Qué lee, don Julio??. Me impidió el acto de ver la carátula y me dijo que era una imprudencia. Yo simplemente respondí que él nos había enseñado la audacia en la vida y me despedí de ambos. Tiempo atrás, hubo un festejo donde  está el semanario más famoso del país. Hay un terreno adjunto que hoy está edificado pero entonces era de tierra, lugar donde había   música y bebidas. Para ir al baño tenía uno que ir al número 13, lugar de las oficinas. Pasé y en una mesa se encontraban varios discutiendo acerca de la incorporación de Jaime Avilés a la revista. Saludé a Elenita, con quien hablaba lo mismo para buscar a Miguel Ángel Granados Chapa que a Froylán López Narváez. Al ver eso, Scherer me invitó a sentarme. Dije que no porque iba al sanitario. Regresé y nuevamente se me dijo que me ?ensillara? y diera mi opinión acerca de Jaime, con quien me une amistad, respondí que yo no estaba capacitado ni entendía del problema y me retiré. En 1968, el PCM en el que milité de 1964 hasta su desaparición, me pidió que llevara un manifiesto a Excélsior en solidaridad con los estudiantes. Lo hice y  en  la puerta de entrada del periódico  me informaron que debía pasar a las oficinas para que me aceptaran el texto. Subí las escaleras y, desgraciadamente,  me dijeron  que no era pertinente que en el mencionado diario se publicara tal escrito. Fui al cotidiano El Día, que encabezaba el priista Enrique Ramírez y Ramírez, y allí  fue aceptado y publicado. Ya escribí, pero lo reitero, que en 1976 únicamente la revista Sucesos para Todos y la Unión de Periodistas Democráticos (UPD) dimos cuenta del atropello a Excélsior por parte de Luis Echeverría. En el país reinó el silencio, el miedo, la sumisión. Después vinieron Proceso, Unomásuno, La Jornada y  Razones (una revista de corta vida dirigida por Samuel del Villar y  donde escribía Miguel Ángel Granados Chapa). Por cierto, cuando éste fue presidente de la UPD y yo secretario general, nos reuníamos los miembros de la directiva en un café que está en Miguel Ángel de Quevedo y avenida Universidad, una vez a la semana. Al mismo sitio  llegaban Julio Scherer y Carlos Quijano (director de Marcha en Uruguay y entonces exiliado en México), los cuales platicaban horas en cada ocasión; nosotros únicamente saludábamos a los dos grandes y jamás interrumpimos sus charlas. La obra de Julio Scherer García es para que se funde una cátedra internacional, ya que no obstante sus muchas luces y pocas sombras dio pie a un México diferente para la información y su tratamiento.

Todos somos Charlie

Pocas reacciones, contundentes, han existido en nuestro país acerca del atentado y el asesinato de 12 periodistas de Charlie Hebdo, la pequeña gran revista francesa. No obstante que México es un país de caricaturistas que han desafiado largamente al poder. Afortunadamente, ya apareció el más reciente número con Mahoma diciendo también ?Yo soy Charlie?. Algunos, quizá, piensen que el humor ácido contra la religión y los islamitas traspasaron varios límites, pero no es posible que en una nación donde el número de periodistas asesinados son más de 80 en los últimos años (caso Regina Martínez, Proceso), los periodistas que han tenido que salir de México son decenas, los secuestrados casi 20 y las publicaciones que son censuradas o no reciben publicidad por considerarlas incómodas muchas, no exista un acto para defender la libertad de expresión e información. Además, recordemos, a El Chamuco, por ejemplo, se le ve como si fuera lo más nocivo del país, ello porque es implacable con la clase política, incluyendo a los falsos y transas izquierdistas. Importa defender, en los hechos, a todos los que cuestionan  al poder, a pesar que en ocasiones no esté uno de acuerdo con ciertas posiciones. Es necesario destacar que el suplemento dominical  de El Universal (11 de enero), Confabulario, trae una serie de textos acerca del caso francés de muy buena calidad. Son colaboradores poco conocidos (para mí), aunque de gran consistencia en sus textos y dan un panorama muy amplio del asunto.

Dos

El sábado 17 a las 12.30 horas en el Museo del Estanquillo (Isabel la Católica 26, esquina con Madero, centro), Rafael Barajas, El Fisgón, inaugurará la exposición y presentará el libro del caricaturista Andrés Audiffred (1927-1958); para Carlos Monsiváis, Andrés era ?el más cruel de los caricaturistas de su tiempo?; su galería de personajes de entonces nos muestra ese México cambiante que venía de la revolución, pasaba por el crecimiento económico  y pretendía llegar al progreso; estampas que nos dan idea del largo camino que vamos recorriendo sin llegar a una meta estimable. El número 1993 de Proceso, dedicado a  Julio Scherer García- muchos sólo mencionábamos su apellido paterno lo cual le incomodaba  sobremanera-, es realmente de colección, no se lo pierda.

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