En su conferencia de prensa de este miércoles 6 de enero, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Dra. Claudia Sheinbaum, pidió a los restauranteros de esta capital no politizar la pandemia. Le doy toda la razón.

La doctora Sheinbaum dijo lo anterior a propósito de una entrevista que me hicieron en SDP Noticias hace unos días.

Tal entrevista, celebrada afuera de la casa de don Federico Arreola, se originó ante la sorpresa de este periodista porque llegué a entregarle un pedido de comida portando un cubrebocas con las siglas de Sí por México, que es una organización que se opone al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Como anécdota: aunque soy el dueño del restaurante Arturo’s de la colonia Polanco, yo mismo entrego a veces los pedidos para ahorrar el Uber.

Me puse esa mascarilla no por pertenecer a una organización contraria a la Cuarta Transformación, sino porque cuando me la regalaron me gustó la frase: Sí por México. Apoyo todo lo que sea a favor de mi país.

Ya en la entrevista, por el contexto que planteó el periodista, le dije al señor Arreola que estoy descontento por la situación económica de mi gremio. Y es la verdad.

Somos los restauranteros, con los hoteleros, quienes más hemos sufrido por los confinamientos. Más de tres meses la primera vez y ahora en fechas —Navidad y Año Nuevo— importantísimas para nosotros.

Hemos pagado todos los costos —nómina, rentas, materiales— recurriendo a nuestros ahorros y nos urge volver a trabajar con normalidad.

Suplico a la doctora Sheinbaum que a los restauranteros responsables, y yo soy uno de ellos, nos deje abrir. Le aseguro que respetaremos todas las medidas sanitarias que nos exijan, como lo estábamos haciendo.

la jefa de gobierno ha dicho que la mayor parte de los contagios se da en casa, en las reuniones familiares en las que no se guarda la distancia ni se regula el número de asistentes.

En nuestros locales las mesas están perfectamente separadas unas de otras, higienizamos todo, nos protegemos con cubrebocas y careta y por ningún motivo nos acercamos de más a los clientes, a quienes no permitimos estar en grupos mayores a seis personas, en mesas grandes.

Si fuera necesario aceptaríamos reducir el número de personas en las mesas y separar más las mismas, pero queremos que se nos deje operar.

Hay personas —ejecutivos que no van a sus casas al mediodía, turistas, etcétera— que necesitan un lugar para comer. Muchos de nosotros ofrecemos establecimientos seguros, merecemos que se nos deje abrir.

Estoy de acuerdo con la doctora Sheinbaum, no debemos politizar la pandemia. En realidad no pensé en hacerlo, pero tampoco quise negarme cuando don Federico Arreola me pidió una entrevista porque me vio con el cubrebocas de una organización de oposición, a la que, insisto, no pertenezco. Ni a esa ni a ninguna otra.

El día de la entrevista yo solo hacía mi trabajo de repartidor —no me apena hacerlo, empecé de muy abajo, como mozo de restaurante—; no pasó por mi cabeza la posibilidad de que mi mascarilla llamara la atención de nadie. Cuando don Federico me preguntó por qué la traía, respondí que por inconformidad. Lejos de mí cualquier intención de politizar: es lo menos que se necesita en estos momentos en los que todos debemos trabajar unidos para sacar adelante a nuestro México.

Quisiera terminar diciendo que respeto a las autoridades, especialmente a la jefa de gobierno Sheinbaum y al presidente López Obrador. En lo que pueda, desde mi trinchera ciudadana apoyaré, como lo he hecho siempre, sus proyectos de beneficio para la sociedad.

Reiteró que lo único que quiero es abrir mi restaurante en las condiciones que el gobierno de la CDMX establezca. Trabajar es lo mío, lo he hecho durante más de 40 años. La política me resulta ajena.