Según informaron ayer Claudia Sheinbaum y Alfredo del Mazo, jefa de gobierno de la Ciudad de México y el gobernador del Estado de México, respectivamente, ambas entidades transitarán hacia semáforo verde el próximo lunes 18 de octubre.

¿Qué ha ocurrido con la pandemia en México y el mundo? Luego del paso devastador de la variante Delta, la cual infectó a millones de personas en el planeta, la covid-19 parece ceder nuevamente. Esto ha derivado, según los especialistas, de una exitosa campaña de vacunación. En el caso de la Ciudad de México, el 81% de la población adulta cuenta con el esquema completo de vacunación, mientras que el altísimo 98.7% ha recibido al menos una inyección.

Según datos de la Secretaría de Salud y de su portavoz, el desacreditado Hugo López-Gatell, más de 65 millones de mexicanos han recibido al menos una dosis de las fórmulas. Esto ha permitido, aunado al número de pacientes recuperados de la enfermedad, el inicio de la tan largamente añorada inmunidad colectiva o de rebaño, definida como la presencia de anticuerpos, sea de forma natural o adquirida, en un amplio número de personas que permita ralentizar la transmisión activa del patógeno.

¿Qué viene ahora? Si bien el mundo parece haber domado al virus, la OMS y la comunidad científica han advertido sobre los potenciales riesgos de una nueva ola hacia finales de 2021 e inicios de próximo año; ello derivado del periodo invernal presente en el hemisferio norte, el descenso de temperaturas, y con ello, el incremento de la vulnerabilidad de los sistemas inmunes ergo la posibilidad de desarrollo de enfermedades respiratorias.

No obstante los riesgos, las noticas que nos llegan de las autoridades federales, locales y de las propias organizaciones internacionales son asaz halagüeñas: el virus ha cedido, ha retrocedido, y el número de casos graves, hospitalizaciones y defunciones ha disminuido. Ello no implica – y así ha sido puesto de manifiesto numerosas veces- que la enfermedad ha desaparecido o que el riesgo de contraerla se ha desvanecido, sino que simplemente la tasa de contagiosidad ha caído.

¿Qué sigue ahora? Según los especialistas, el SARS-CoV-2 difícilmente desaparecerá de la faz de la Tierra. El reto para los gobiernos ahora reside en la inversión pública en la producción de vacunas que mantengan a raya a las nuevas variantes. En otras palabras, la medicina y las cepas emergentes han entrado ya en una carrera vertiginosa. Mientras las grandes farmacéuticas mundiales, tales como Pfizer o AstraZeneca, se mantengan en la frontera del conocimiento y de la producción de nuevas fórmulas, el mundo evitará que las nuevas variantes provoquen daños inconmensurables como lo sucedido a inicios del presente año.

¿De vuelta a la normalidad? Todo parece apuntar hacia ello. Sin embargo, no debemos confiarnos, pues bien vale recordar el estado de quietud de la población previo a la irrupción de la variante Delta. En suma, disfrutemos de las buenas noticias.. pero mantengámonos alertas.

José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4