En 1990, Liliana Rivera Garza tenía 20 años de edad y estudiaba arquitectura en la UAM Azcapotzalco; el 16 de julio de ese año fue asesinada por Ángel González Ramos, su exnovio y quien sigue libre e impune.
En el libro “El invencible verano de Liliana”, la escritora Cristina Rivera Garza construye con notas y cartas de su hermana, la historia de una joven brillante, fuerte y alegre que fue silenciada por su expareja, por la sociedad y por el Estado que mantiene impune su feminicidio.
La madrugada del 16 de julio de 1990, Ángel González Ramos entró por la fuerza al departamento de Liliana en la calle Mimosas, Azcapotzalco; por la mañana, la encontraron asesinada y de él no se supo más.
Impunidad en el feminicidio de Liliana Rivera Garza en México
En su momento, las autoridades del entonces Distrito Federal emitieron una orden de aprehensión contra Ángel Gónzalez Ramos, lo buscaron pero no lo detuvieron.
Hasta la fecha, Liliana no tiene justicia como Fernanda Sabalza, Diana Velázquez, Mariana Lima Buendía y miles de mujeres asesinadas que son nombradas cada 8 de marzo en las puertas de Palacio Nacional en la CDMX.
Cristina Rivera Garza intentó escribir el libro sobre el feminicidio de su hermana en muchas ocasiones; para “El invencible verano de Liliana”, las fortalezas surgieron de diferentes emociones.
“Recuerdo que estaba en Chiapas, había ido a los semilleros zapatistas a participar en un panel y estar ahí rodeada de energía libertaria, donde todo es posible, pensé que finalmente podría estructurar este libro”.
Cristina Rivera Garza
La escritora mexicana Liliana Rivera Garza abrió las cajas donde guardaron por más de 30 años las pertenencias de Liliana; ahí encontró sus escritos, la voz que le había faltado para relatar esta historia.
Los movimientos feministas también le permitieron encontrar el respaldo en su lucha por justicia, además de la madurez anímica y emocional para abrazar la historia Lili.
Nombrar las cosas por su nombre: Feminicidio
A lo largo de “El invencible verano de Liliana”, ambas hermanas cuentan que en la relación de noviazgo con Ángel, los signos de violencia fueron en aumento.
Desde aquellas agresiones que pasan desapercibidas hasta las más letales; las cartas de Liliana reflejan lo difícil que fue para ella sobrevivir a esa relación pero también su aprendizaje y crecimiento como persona.
“La sabiduría popular tiene razón: nombrar a un fenómeno le quita su poder maligno sobre nosotros y en espacial con la violencia contra las mujeres. Es algo que ha sido muy difícil de nombrar porque el lenguaje que usamos es el del patriarcado y no le conviene, lo mitifican, confunden con ideologías como la del amor romántico”.
Cristina Rivera Garza
A más de 30 años ya sabemos que lo que vivió aquella estudiante fue violencia, acoso, hostigamiento, lenguaje que surge de “la lucha de las mujeres, de tomar calles, llamar a las cosas por su nombre”, dice Cristina.
¿Hay alguna diferencia entre 1990 y 2021? Para Rivera Garza, sí. Como la tipificación del delito de feminicidio en 2012, cuando se reconoció que se comenten crímenes contra las mujeres por el simple hecho de serlo.
También hay fiscalías especializadas y términos como “terrorismo íntimo de pareja” que consiguen expresar la letalidad de estos tipos de violencia en el noviazgo.
“El parteaguas fue que una palabra se convirtió en una figura de ley que permite, aunque con impunidad, hablar abiertamente de feminicidio”.
Cristina Rivera Garza
A decir de Cristina, el libro ha desatado la memoria de la comunidad y ha tenido una respuesta generosa de personas que conocieron a Liliana en diferentes momentos de su vida.
Parte del objetivo es recuperar la presencia de su hermana pero reconoce que no habrá paz ni olvido hasta que no haya justicia.
Nunca es culpa de las mujeres: Cristina Rivera Garza
Frente a la revictimización, que como hace 30 años continúa, la esperanza para Cristina Rivera Garza es la resiliencia y fuerza de las familias de mujeres asesinadas, su lucha incansable y comprometida por la justicia.
“La mamá de Lesvy Berlin, esa lucha fue fundamental. Saber que se había logrado que el feminicida recibiera una sentencia, que eso era posible, me ayudó a seguir escribiendo el libro”.
Cristina Rivera Garza
La escritora hizo un llamado a las personas “bien dispuestas” a este tipo de historias porque todavía, en pleno 2021 y tras la publicación del libro, hay revictimización.
“Si ella no se hubiera equivocado”, es de las primeras reacciones en casos de feminicidios; “aunque menos vulgar, se sigue culpando a la mujer y es una manera de ver el mundo donde lo que menos se toca es al feminicida”, lamentó.
“Siempre es la chica en lugar de la demanda de justicia. Se patologiza a ella, a la familia, se le sigue culpando y se deja de lado, en impunidad, al feminicida. Incluso si somos de buen corazón, si estamos a favor de esta lucha, cuidado con estas reacciones automáticas de revictimización”.
Cristina Rivera Garza
En el caso particular, la familia de Liliana aún pasa por “un duelo perverso, difícil, que no va exento de culpa y vergüenza”. Les ha costado rehacerse pero buscan recuperar su lugar como agentes de su vida para un futuro distinto.
Los feminicidios existen porque existe la impunidad
“Los feminicidios existen porque existe la impunidad, con más del noventa por ciento de impunidad, lo que le están diciendo a los hijos sanos del patriarcado es que pueden llevar a cabo sus fechorías y no les va a pasar nada, así como una sociedad dispuesta a justificar sus actos violentos”.
Cristina Rivera Garza
Cristina señaló la responsabilidad de las instancias de justicia en los altos niveles de impunidad, pero también el papel de la sociedad, de los familiares que encubren a los feminicidas.
“Todos tienen madres, hermanas, compañeros. Todos saben pero nadie los denuncia y también la cuestión de decir las cosas por su nombre: dejar de decirle hijo, compa, cuate y decirle feminicida, poner nuestro granito de arena”, dice la escritora.
La falta de presupuesto y personal capacitado en las fiscalías también abona a la impunidad y “nos toca como sociedad demandar que estas figuras institucionales aseguren que la ley se cumpla y la justicia llegue, como dijo Rosario Castellanos, a sentarse en nuestras mesas”.
El pesimismo es real cuando falta justicia y la indiferencia de los regímenes hacia la violencia contra las mujeres es la misma que en los 90 pero Cristina destaca un término: terquedad.
“Pero si soy de gran terquedad, si yo no viera las movilizaciones feministas sería bien difícil levantarse. Comparto el pesimismo pero no puedo dejar de honrar la terquedad de tantas mujeres que han logrado que hablemos de las cosas por su nombre. El futuro será feminista o no será”.
Cristina Rivera Garza
Liliana Rivera Garza: rabia y alegría
Aunque para Cristina el libro de Liliana implica una gran tristeza, pesadumbre y rabia porque no hay justicia, su construcción con el archivo de su hermana estuvo llena de momentos de alegría.
“Yo quería que fuera un libro de Liliana, que ella también fuera la autora como lo fue de su vida. No quería usurpar esa tarea y su voz, le han quitado todo, incluso la vida que no quería formar parte de una máquina de desposesión justificada por la literatura”.
Cristina Rivera Garza
Eligió un formato de no ficción para que Lili dirigiera el libro con detalles como la música que le gustaba y una tipografía cercana a su letra real creada por su amigo Raúl Espino para sus cartas.
Liliana Rivera Garza era una chica de 20 años, loable, fuerte y que pese a años de acoso y hostigamiento, tuvo la capacidad emocional de crear un ambiente con amigos que la quisieron y respetaron.
“Aprendió y se enamoró de otras maneras, limitó sus relaciones y estableció en qué tipo de amor creía. Fueron tantos recursos emocionales y no fue la chica que se doblegó, estuvo continuamente negociando con el agresor y aún así vivió al máximo su experiencia universitaria. La atención debe estar en las decisiones del macho, las decisiones que tomó Ángel contra Liliana”.
Cristina Rivera Garza
Y como escribió Liliana en reiteradas ocasiones: “En lo más crudo del invierno aprendí al fin que había en mí un invencible verano” de Albert Camus.