En este periodo de campañas se han llevado a cabo ya dos de los tres debates reglamentarios y obligatorios que determinó el INE, para las tres candidaturas a la presidencia de la República. El Instituto señaló desde un principio que, según los formatos aprobados, cada debate tendría una dinámica diferente. Hasta ahora así ha sido, el primer debate fue más acartonado y el segundo, tuvo mayor confrontación. Por la forma en que han transcurrido es de esperarse que no marquen una diferencia definitoria en la tendencia actual de las preferencias electorales, pero en mi opinión hay tres aspectos que merecen destacarse:

Primero. - La constante en ambos debates ha sido los papeles que han asumido los participantes. Claudia Sheinbaum, con su desempeño en ambos, ha reflejado su posición de candidata puntera, anteponiendo la propuesta sobre los ataques, dejando ver que su objetivo no solo es ganar debates, sino que su mira está en acceder a la presidencia de la República. A diferencia, Xóchitl Gálvez, por su actitud de “golpeadora” en corto contra Claudia, desgastándose en agresiones y descalificaciones personales, ha asumido el papel de “runner-up”, exhibiendo que no encabeza la competencia y por ello tiene como fin principal ganar el debate, aunque con ello autodestruya sus aspiraciones presidenciales porque pierde de vista que ese es el objetivo de largo alcance. Y Jorge Álvarez Maynéz, que sabe que su mayor logro sería acercarse a Xóchitl, como “runner-up”, prioriza defender las propuestas del partido que lo postula por encima de la descalificación, para acelerar su paso en la carrera, y crecer ante la opinión pública. Esa diferencia de actitudes y de visión, donde Claudia se asume y presenta como la presidenciable, y los demás actúan solo en consecuencia, considero que es lo que confirma sus posibilidades de ganar en la jornada electoral el próximo 2 de junio.

Segundo. – En el debate de este domingo hubo una nota distintiva en cuanto a las pretensiones de las candidaturas. El enfoque de Claudia en sus propuestas fue mantenerse dentro de la premisa principal de su proyecto económico integral de que para que a todos en México nos vaya bien, con beneficios compartidos, “primero los pobres”; y en ese sentido, Máynez también se focalizó en plasmar en sus propuestas objetivos de “inclusión” y “prosperidad”. Por otra parte, Xóchitl se desenmascaró y de plano se mostró como la candidata de la iniciativa privada, reconociendo que los empresarios están en el centro de su proyecto, y son la base que busca privilegiar.

Tercero. - El equipo de campaña de Xóchitl se quedó atascado en el lodo de la falacia, de que la guerra sucia, las campañas negras y la calumnia son las vías para ganar la contienda presidencial. Y peor aún, al considerar que su candidata debe utilizar los debates como ring de boxeo para hacer resonar su antiobradorismo, quizás para suplir también la ausencia de propuestas articuladas y proyecto de país, y su rezago en las encuestas. Pero no han entendido que llevan a “pelear” a Xóchitl contra una candidata como Claudia que, durante la campaña, ha dejado ver, con base en la exposición de un proyecto construido con conciencia y con base en resultados, que está en una liga diferente a la de Xóchitl. Mientras que Claudia se ha mostrado como “peso pesado”, Xóchitl ha estado luchando en estos meses por ganar peso (en términos boxísticos), y no ha podido salir de los “pesos ligeros”. Además, la pelea que ha dado Xóchitl en los debates ha sido la de lanzar golpes, al por mayor, sin dar un solo “golpe seco” de knock-out a Claudia, que pudiera siquiera asegurarle el pase a la siguiente liga y ponerse al nivel de “peso pesado”.

Hacia el próximo debate, seguramente Xóchitl seguirá preparándose para seguir “boxeando”, valiéndose de todo tipo de golpes, sobre todo los más bajos, sin la menor observancia a las reglas de la lucha limpia. Lo cual es muy posible siga sin rendirle mayores resultados porque Claudia ha demostrado que, como todo poseedor de un título de “heavyweight”, conoce la máxima de Rocky Balboa: “la vida, como toda contienda, no se trata de qué tan fuerte sea el golpe que puedas dar, sino de cuantos puedas recibir y aun así seguir avanzando”, y ganar. Una muy famosa premisa también de las campañas de varios candidatos presidenciales ganadores en Estados Unidos: “keep moving forward” (seguir viendo hacia adelante), que apuntala la solidez y firmeza de Claudia, frente a cualquier golpeteo, por fuerte que sea.

Así las cosas, si el tercer debate sigue en el tenor de los dos anteriores, se quedarán muy lejos de cumplir con su objetivo de informar y potencializar los derechos políticos del electorado.

De cualquier manera, nos acercamos a la recta final de la contienda electoral y cada día que pasa es un día menos para que, si se cumplen los pronósticos de las encuestas (en las que por lo menos con una diferencia de dos dígitos encabeza Claudia Sheinbaum), la presidencia de México la asuma quien ha demostrado en todos los frentes que tiene los conocimientos, la fortaleza, templanza y prudencia para liderar el destino del país.